El ambiente del JW Marriott Hotel en Caracas sirve de preámbulo para que el diario The Wall Street Journal narre lo que presuntamente habría sido un soborno por al menos 150 millones de dólares realizado por Diego Salazar, primo del actual embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Rafael Ramírez.
El expresidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), empresa que dirigió por 10 años, sería objeto de una averiguación judicial por parte de autoridades estadounidenses, quienes «han puesto en marcha una serie de investigaciones de amplio alcance sobre la posibilidad de que líderes venezolanos hayan usado Pdvsa para saquear miles de millones de dólares del país«, afirma el diario estadounidense.
El reportaje, realizado por los periodistas José de Córdoba y Juan Forero, describe las diversas relaciones entre directivos de Pdvsa y los sobornos, «manejo de divisas en el mercado negro y el lavado de dinero del narcotráfico» según la información obtenida por los reporteros a través de fuentes internas federales y publicada en el diario este 22 de octubre de 2015.
«En marzo, la Red Contra los Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de EE.UU. (FinCEN, por sus siglas en inglés) abrió una ventana poco común al movimiento de grandes cantidades de dinero de Pdvsa», a propósito de la investigación realizada en España, en la Banca Privada d’Andorra (BPA), de los cuales «cerca de US$2.000 millones fueron desviados de Pdvsa».
La publicación señala que los principales implicados e investigados actualmente por la FinCEN serían Ramírez, Salazar y otros directivos de Pdvsa. La relación de Diego Salazar con Rafael Ramírez es descrita como de «casi hermanos» en el trabajo, y explica la relación entre los sobornos que habría hecho Salazar y la implicación de Ramírez en el caso de Andorra, así como las investigaciones «realizadas por agencias federales en varias jurisdicciones de Estados Unidos».
Según el reportaje, la relación entre el expresidente de Pdvsa y el Ejecutivo nacional está resquebrajada luego de que fuese «depuesto como presidente de PDVSA y ministro de Energía el año pasado», algo «visto como una degradación importante para un hombre que había controlado la gallina de los huevos de oro de Venezuela».
Autoridades estadounidenses estarían aprovechando «la creciente anarquía en Venezuela» para que los fiscales logren «reclutar ex altos ejecutivos de PDVSA, contratistas y banqueros como posibles testigos». Incluso, estarían «hablando con aproximadamente media docena de ex altos funcionarios y tienen la esperanza de contar con la cooperación de Ramírez», en el marco de una investigación que involucraría a altos funcionarios del gobierno nacional.
A continuación, el reportaje completo.
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