Tras un año y un mes con el sistema 7+7, siete días de restricciones y siete días de relajamiento, la administración de Nicolás Maduro evalúa levantar el mecanismo y avanzar hacia una “flexibilización vigilada” en Venezuela. Ante su posible anuncio, expertos advierten que el país se mantiene en una segunda ola y temen que haya una falsa sensación de seguridad que, como un búmeran, genere un aumento de casos de COVID-19.
Patricia Valenzuela, infectóloga y vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), destaca que todavía hay entre 8 mil y 9 mil casos semanales de COVID-19, según cifras oficiales, más el subregistro existente. Aunque afirma que en la realidad había disminuido el cumplimiento del 7+7, la posibilidad de un incremento de casos tras una flexibilización más amplia es motivo de preocupación.
“Siempre uno debe seguir un índice importante que es el número de casos diarios nuevos de COVID-19. Mientras el número de casos se mantenga alto, como sucede, porque tenemos más de 14 semanas de segunda ola que se ha mantenido, con tendencia al aumento de casos, hay riesgo”, dice a Efecto Cocuyo.
Luis Echezuría, médico epidemiólogo y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), asegura que hasta ahora, según la experiencia mundial, las medidas de restricción de la movilidad pueden reducir la transmisión del coronavirus. En el caso de Venezuela, afirma que es necesario hacer una evaluación seria sobre la funcionalidad del 7+7 y su vigencia.
“Tenemos una segunda ola epidémica más larga y sostenida que la primera ola y hemos hecho algunas flexibilizaciones, como Carnaval y otras festividades, que nos han golpeado duro. Otros países también lo pagaron caro. El punto es que lo primero que hay que hacer es evaluar la utilidad de restringir la movilidad y si vale la pena. Uno tiene que ver si el 7+7 se cumplió y si se estaban acatando las medidas”, indica.
Valenzuela afirma que pese a que no hay evidencia científica sobre la eficacia de la modalidad 7+7, levantar por completo las restricciones, en medio de la circulación de variantes y el lento ritmo de vacunación, no parece ser lo más recomendable.
Sin embargo, recuerda que el confinamiento por sí solo no es suficiente: cualquier modalidad debe aplicarse en conjunto con la educación, el acondicionamiento de hospitales y del transporte y la ampliación de la capacidad de diagnóstico.
Un boomerang
Echezuría apunta que el cumplimiento de la semana de cuarentena fue disminuyendo. Al principio de la pandemia, los cuerpos de seguridad disponían de múltiples alcabalas que han ido despareciendo, mientras que las personas han relajado algunas de las medidas necesarias para protegerse. Si se concreta la flexibilización generalizada en Venezuela, teme que pueda incrementar ese relajamiento de las medidas de bioseguridad.
“Levantar las medidas de una vez y eliminarlas podría dar una falsa sensación de seguridad y transmitiría el mensaje que no es. Permitir que hagan uso de las libertades comerciales, laborales y de toda índole, pudiera ser un boomerang. Hay que informar y educar a la población”, añade el epidemiólogo y pediatra.
Otro factor alertado por los especialistas es la presencia de variantes en el país (Gamma, Alfa y Lambda) y la cercanía de la variante Delta, detectada inicialmente en la India y ya presente en más de 100 países. Este 12 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que, por su mayor capacidad de contagio, Delta se convertirá pronto en la variante dominante a nivel global.
“El virus viaja con la gente. Más tarde o más temprano nos va llegar la variante Delta. Lo que tenemos que hacer es recomendar e ir más allá y exigir vacunación para que cuando eso suceda tengamos el mayor porcentaje de cobertura. Tenemos que vacunar a más población y educar para que se usen las medidas preventivas”, dice el profesor de la UCV.

Valenzuela, infectóloga de la Policlínica La Arboleda, subraya entre las preocupaciones de los expertos ante una mayor flexibilización en Venezuela es que el país todavía mantiene los mismos déficits de hace un año, como el bajo diagnóstico por pruebas PCR y antigénicas a nivel público y la reducida capacidad hospitalaria.
“Si se da un repunte de casos puede complicarse la situación, el colapso sanitario se puede agravar. Los hospitales siguen teniendo ingresos altos de personas con insuficiencia respiratoria en las emergencias y terapias intensivas, y en el interior del país eso también se ha mantenido”, señala.
La organización no gubernamental Médicos Unidos de Venezuela también se ha pronunciado al respecto. Asevera que el levantamiento de las medidas de restricción será un “error grave” que pondrá en riesgo tanto a la población general como al personal de salud. Advierte que el mayor peso de la morbilidad y mortalidad será en trabajadores sanitarios.
Cuidarse y vacunar masivamente
Para la vicepresidenta de la SVI, independientemente de los anuncios que se realicen y de si se concreta o no la generalización de la flexibilización en Venezuela, hay dos puntos fundamentales: que las autoridades garanticen y aceleren la vacunación y que las personas mantengan las medidas de bioseguridad.
“Siempre les he dicho a las personas y a mis pacientes: ustedes deben cuidarse. Si usted tiene que salir a la calle tiene que usar tapabocas, protección ocular, y si ve que alguien se le pega, aléjese. Hay que evitar reuniones en sitios cerrados mal ventilados y hay que organizarse para hacer las compras: no hacerlas en horas pico, no quedarse en un sitio lleno de personas. Indiscriminadamente de lo que pase o se declare, hay que seguir cuidándose“, destaca.
Patricia Valenzuela resalta que se debe publicar el plan nacional de vacunación y se debe vacunar a más de 300 mil personas al día.
La experta asegura que en un escenario de circulación de variantes, aunque la persona esté vacunada debe seguir cuidándose, pues si bien las vacunas son capaces de prevenir hospitalizaciones y muertes, aún es posible infectarse y contagiar a otros.
El epidemiólogo Luis Echezuría expresa que la vacuna es una esperanza para poder lograr el fin de la pandemia, pero destaca que es necesario vacunar a más personas si se desea llegar a la meta de la inmunidad de rebaño, una cobertura superior al 70 % de la población del país.
“La vacuna es el indicador del comienzo del fin de la epidemia, pero la vacuna per se no hace mucho. La acción de vacunar, ponerle la vacuna al sujeto, que la vacuna llegue de la nevera al brazo de la gente: ahí es donde hace su trabajo. Quisiéramos que se tomen mecanismos y acciones y que se demuestre que estamos vacunando más gente, porque pareciera que al ritmo actual nos tomará más tiempo”, señala.
El país suma más de 290 mil casos de COVID-19 y más de 3 mil fallecidos, y solo ha recibido 3,23 millones de dosis de vacunas anticovid para una población de casi 30 millones de habitantes.
El presidente de la SVI, el infectólogo Manuel Figuera, también advirtió previamente que sin una vacunación masiva ni educación, Venezuela quedaba expuesta a una tercera ola de casos: “Va a venir una tercera ola si no se hacen bien las cosas. ¿Qué es hacer bien las cosas? Es vacunar masivamente, educar a la población y hacer entender que aunque hayan empezado las vacunaciones, hoy en día el problema no está resuelto”.