Convite reporta aumento de enfermedades transmisibles en Táchira y Zulia
Convite reporta aumento de enfermedades transmisibles en Táchira y Zulia

Hace más de un año Arelis terminó su tratamiento para erradicar la Hepatitis C. En aquel momento, recuerda, no había la crisis de medicamentos que hay ahora y pudo acceder a ellos a través de las farmacias de alto costo del Seguro Social. Hoy la situación es diametralmente distinta: no hay ni reactivos ni medicinas para tratar la enfermedad. Y Arelis teme que le diagnostiquen el virus nuevamente.

“Yo creo que el virus está activo otra vez. A mí me sigue molestando el hígado, siento que está hinchado. Duele y molesta a pesar de haber tomado el tratamiento; pero no me quiero hacer la prueba ¿te imaginas que me salga que está activo?”, inquirió preocupada. Prefiere no saberlo para no mortificarse. Diariamente sabe de otros pacientes con su condición, y con otras patologías como cáncer y lupus, que deben llevar a cuestas la cruz de la escasez.

En Venezuela, empezar por saber si se tiene hepatitis o no es una odisea costosa. Intediag HV, un laboratorio clínico especializado en el diagnóstico de hepatitis viral y enfermedades del hígado, ya no funciona por la falta de reactivos. Hay clínicas en Internet que cuentan con la prueba de carga viral para la hepatitis B o C entre sus servicios. Sin embargo, al llamar para preguntar por el examen, la respuesta es: “No hay. Ya no estamos haciendo”.

Los reactivos para esta prueba se deben importar al país y son imprescindibles para el paciente, pues permiten determinar la gravedad de la enfermedad e indicar el tratamiento. En una clínica privada, el costo del examen ronda los 50 mil bolívares.

El perfil hepático, un análisis de sangre para determinar la funcionalidad del hígado, puede costar entre 50 mil y 105 mil bolívares, dependiendo del centro de salud en donde se haga. Mientras que una ecografía abdominal, requerida en el caso de algunos pacientes, cuesta un aproximado de 55 mil bolívares.

Un virus silencioso

“Hay muchas personas que tienen hepatitis y no lo saben”, advirtió Arelis. Síntomas comunes, como el cansancio, el dolor de cabeza y el dolor abdominal aparecen con frecuencia pero son confundidos con el estrés. Sin embargo, aunque no hay cifras oficiales para conocer cuántos venezolanos tienen hepatitis, Libardo Laurens, presidente de la Fundación Amigos del Enfermo Hepático (Fundahe), asegura que la situación en el país enciende las alarmas.

“Hay una emergencia nacional con la hepatitis. Existe peligro porque no hay control para evaluarse, para ver la serología”, indicó Laurens. Añadió que los tratamientos escasean en las farmacias de alto costo del Seguro Social y que a los laboratorios no les entregan las divisas para traerlos al país. Las vacunas para la hepatitis B tampoco son una opción. Laurens denunció que los pacientes reportan que no se pueden vacunar por lo difícil que resulta conseguirlas.

El riesgo que advierte el presidente de la Fundahe es que, sin la posibilidad de prevenir la enfermedad, con el alto costo de los exámenes y la existente escasez de reactivos, se vuelve muy difícil para un paciente detectar su carga. “No se sabe cuándo se está contagiando porque no pueden saber si tienen el virus“, indicó.

No todo contagio es sexual. El virus de la hepatitis A se puede transmitir a través del agua y la comida contaminada; la B por transfusiones de sangre, instrumentos contaminados, el uso compartido de objetos personales (como cepillos de dientes) y contacto con flujos corporales de alguien infectado; y la C por trasplante de órganos o tejidos, esterilización inadecuada de equipo médico, transfusiones de sangre o perforaciones con objetos infectados.

“Si un paciente no sabe que está infectado, corre el riesgo de infectar a otro. Puede pasar porque la gente comparta un cortauñas o una afeitadora. Hay una gran desinformación y los médicos están trabajando con lo que tienen frente a esta escasez para tratar a los pacientes con hepatitis B o C“, advirtió Laurens.

Pacientes a su suerte

Sin un programa para tratar a las personas con hepatitis y con la cada vez creciente escasez de medicamentos, los pacientes han quedado a su suerte. Milagros Serna, pertenece a la Asociación Civil Hepatitis C Venezuela, tuvo que traer el tratamiento de afuera.

El genérico para erradicar el virus de la hepatitis C hecho por laboratorios en la India y en Egipto, aseguró Serna, puede llegar a costar hasta 4 mil dólares. Todo depende de la carga viral del paciente, lo que determinará si el tratamiento corresponde a tres meses o a seis. Optar por los medicamentos del fabricante puede costar entre 84 mil y 125 mil dólares. Aún así, la opción genérica sigue sin ser una opción para muchos pacientes por el alto costo.

María Graciela Goncalves, presidenta de la Asociación Civil Hepatitis C Venezuela, indicó a Efecto Cocuyo que el futbolista Dani Alves realizó una importante donación de tratamientos provenientes de Egipto para tratar este virus. Los permisos fueron aprobados por las autoridades venezolanas, pero el cargamento aún no ha llegado al país. “Esa es la esperanza de muchos pacientes”, aseguró.

No tratar la enfermedad puede derivar en consecuencias fatales para los pacientes. Una complicación puede derivar en daños a otros órganos, cirrosis hepática, tumor en el hígado e incluso la muerte.

Goncalves también expresó que, desde la asociación, luchan para fomentar la bioseguridad y evitar que haya personas que pasen décadas con el virus sin darse sin darse cuenta. “Nosotros estamos luchando para que se cree un programa social de hepatitis en el país”, aseguró. Con medidas de prevención y una estructura de abastecimiento de medicinas, los pacientes venezolanos podrían pasar el próximo Día Mundial de la Hepatitis en mejores condiciones.

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