Todo estaba listo en el hospital central Antonio María Pineda, en Barquisimeto (Lara), para recibir a la comisión técnica de la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Desde la semana anterior iniciaron los preparativos para dar la bienvenida a los enviados de Michelle Bachelet: el Estado acondicionó los servicios médicos y dotó el centro asistencial con insumos. Pero a última hora hubo un cambio y la visita de los comisionados, prevista para el domingo 17 de febrero, terminó siendo en otro hospital: el Pastor Oropeza, también en Barquisimeto.

Médicos, pacientes y medios de comunicación esperaban la llegada de la comisión al Antonio María Pineda desde temprano. Mientras tanto, los comisionados eran trasladados al hospital adscrito al Instituto Venezolanos de los Seguros Sociales, a unos escasos 7,5 kilómetros de distancia de donde los aguardaban.

“No los estábamos esperando aquí, fue una sorpresa para todos los médicos. Yo pensé que quizás vendrían para acá porque el sábado (16 de marzo) en la noche, un día antes, empezaron a pintar el área de consultas y tendieron todas las camas. El olor a pintura era insoportable”, expresó una trabajadora del Pastor Oropeza que pidió mantener su nombre bajo reserva por temor a represalias.

“Imagino que decidieron hacer el cambio a última hora y traerlos para acá porque nos dijeron que en el Antonio María Pineda estaban hasta tirando piedras”, continuó. En el principal centro asistencial de Barquisimeto, manifestantes y colectivos “chocaron” a la espera de una comisión técnica que nunca llegó.

Una vez en el Pastor Oropeza, los comisionados estuvieron acompañados por funcionarios del Ivss. Sin embargo, el acompañamiento fue menor que el que hicieron en la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera, en Valencia, en donde el grupo de la Alta Comisionada de la ONU por los Derechos Humanos estaba escoltado por trabajadores de la Gobernación de Carabobo y por colectivos.

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Al llegar al recinto hospitalario, los enviados de Bachelet se dispersaron rápidamente y visitaron áreas médicas por su cuenta, sin la dirección de las autoridades del Estado.

“La jefa de Enfermería quería llevar a una de las comisionadas a la sala de parto, que fue la que arreglaron, pero ella se metió en el área de los pabellones”, contó la trabajadora.

Allí conversó con médicos cirujanos del hospital, quienes relataron que de cinco quirófanos con los que cuenta el centro asistencial, solo dos funcionan. También denunciaron que deben operar con los quirófanos con temperaturas de 28°C, porque los aires acondicionados no están operativos y algunas salas no cuentan con ni siquiera lámparas.

“La jefa de Enfermería y los funcionarios estaban allí escuchando todo y trataron de tapar la situación, le echaron la culpa a los apagones, pero la comisionada reaccionó a todo lo que le contaban”, expresó.

Durante el recorrido, uno de los comisionados presenció cómo un médico residente le pidió una radiografía a un paciente. El enviado de Bachelet se acercó y le preguntó por que lo remitía a otro centro médico, a lo que el venezolano respondió: “Aquí no contamos con servicios de rayos x ni imagenología desde hace más de un año”.

Otros comisionados recorrieron la sala de parto y el área de emergencias, donde los familiares de los pacientes denunciaron que deben suministrar todos los insumos y los medicamentos para que puedan operar a sus seres queridos.

Lo que el Estado no quería mostrar del Pastor Oropeza

Desde hace más de cinco años está paralizada la construcción de la nueva emergencia del hospital. Se iniciaron los trabajos de remodelación porque se quería ampliar el área; pero actualmente los médicos trabajan en un espacio en el que caben apenas unas 20 camas.

“El área de consultas es mínimo. No tenemos sala de traumashock ni para dónde hacer las curas. Muchas veces trabajamos con sangre sin serología y los pacientes deben conseguir las bolsas ya procesadas en otro centro de salud si quieren que les transfundan sangre segura”, denunció un médico.

El laboratorio del Pastor Oropeza solo cuenta con reactivos para hacer exámenes de heces. Ni siquiera recibe regularmente los insumos necesarios para realizar las pruebas de orina.

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