La versión del Ministerio para el Servicio Penitenciario, a cargo de Iris Varela, sobre la masacre ocurrida en el Centro Penitenciario de los Llanos (Cepella) apunta a un intento de fuga.
La funcionaria informó a Últimas Noticias que los reclusos “fueron amenazados con armas de fuego a que se fueran y asaltaran los puestos de seguridad de la cárcel”. Esta versión, según dijo, está sometida a un proceso de verificación, pero es a la que apuntan las pruebas obtenidas.
Varela no ofreció balances de fallecidos y heridos, pero indicó que un equipo especial ha recabado videos, fotos y testimonios. Adelantó que, basado en esa investigación preliminar, detectaron que los amotinados rebasaron “la prevención”, punto donde comienza el área que corresponde custodiar a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) tal como lo establece el Código Orgánico Penitenciario.
“Rechazamos la violencia y lamentamos profundamente la situación que enluta a los hogares de humildes familias venezolanas (…) Seremos contundentes con quien, por motivos innobles, genera violencia que causa dolor en la familia venezolana”, manifestó.
Familiares de los privados de libertad denunciaron al Observatorio Venezolano de Prisiones que el motín se produjo por hambre.
Una Ventana a la Libertad (UVL) también maneja dos versiones de los hechos: uno responde a una protesta y reclamos que protagonizaron privados de libertad por la escasez de comida y agua que sufren dentro del centro penitenciario.
La otra hipótesis señala al “Olivo”, pran o líder negativo del penal, quien sería el encargado de ordenar un motín como respuesta a la muerte de “su mano derecha”. Una comisión mixta del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, la Dirección General de Contrainteligencia Militar y la Policía de Portuguesa en la población de Biscucuy de la misma entidad, habrían asesinado al aliado de Olivo.
Después de 24 horas de ocurrida la masacre, el Ministerio Público que encabeza Tarek William Saab no ha emitido una versión sobre este hecho.