Sin permiso, sin derechos. Así fueron enterrados José Alejandro Díaz Pimentel y de Abraham Israel Agostini en el Cementerio del Este, en Caracas. Un contingente de la Guardia Nacional Bolivariana estaba allí desde la noche anterior, viernes 19 de enero, para impedir que familiares y demás personas ingresaran al  camposanto para acompañar hasta su última morada a dos de las siete personas asesinadas en lo que la Conferencia Episcopal Venezolana calificó de masacre.

Un familiar de Agostini fue quien informó a los demás dolientes – que estaban en los alrededores de la morgue de Bello Monte la mañana de este 20 de enero- que los cuerpos habían sido trasladados por “órdenes” para ser enterrados sin hacer el velatorio. Los familiares y la prensa inmediatamente se movilizaron.

La tía de Óscar Pérez esperaba junto a los demás dolientes dentro del cementerio. Creía que allí también sería enterrado su sobrino; pero no fue así. Apenas Aura Pérez se enteró que los restos del expiloto del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalisticas (Cicpc) no estaba, se regresó a la morgue de Bello Monte para preguntar dónde estaba el cadáver y allí permaneció hasta pasadas las 9:00 de la noche.

Los tres hijos de Díaz Pimentel lloraban frente al contingente de más de 50 funcionarios de la GNB. Ante el llanto estos no se inmutaban. A  los hijos y a sus familiares les decían que el cuerpo del exfuncionario de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) había sido enterrado. “Déjenlos pasar, ellos tienen derecho de darle el último adiós a su padre”, gritaba un grupo de personas que se acercó al memorial para acompañarlos.

Con dibujos hechos en papel, que luego colocaría sobre la tumba de su padre, el hijo menor de Díaz Pimentel esperaba junto a sus dos hermanos que un funcionario de la GNB autorizara su ingreso al lugar donde ahora reposan los restos del progenitor. Lo que ocurrió un rato después.

“Viva el héroe Pimentel, viva el héroe Agostini”, se escuchaba frente al piquete de la GNB. Un grupo de mujeres rezaba el rosario y otras personas seguían cantando consignas “viva Venezuela, que vivan los heroes”.

A las 12:44 pm, la Guardia Nacional abrió el piquete y más de 100 personas apuraron el paso para darle el último adiós a Díaz Pimentel y a Agostini.

Sobre la tumba de Díaz Pimentel estaban dos de sus hijos llorando. Alrededor, las personas les daban mensajes de aliento y colocaban flores y rezaron un Padre Nuestro. Luego hicieron un minuto de silencio en memoria de los asesinados y colocaron la bandera de Venezuela en ambas tumbas.

“No más MUD, la oposición seremos nosotros. Tenemos que jurar delante de estas tumbas que las calles serán del pueblo otra vez””, gritaron los acompañantes frente a  los diputados a la Asamblea Nacional: Delsa Solórzano y Wistón Flores.

Cuando culminó el sepelio algunas personas optaron ir a la morgue de Bello Monte, en Baruta, para exigir la entrega del cadáver de Óscar Pérez, que este sábado cumple seis días en la sede del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Foreses (Senamefc).

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