La última vez que Irene Olazo vio a su esposo fue en una foto divulgada por redes sociales en las que se le veía el rostro golpeado. Eso fue el 11 de agosto, cuando lo detuvieron en La California, municipio Sucre del estado Miranda. Este martes 19 de septiembre pudo verlo nuevamente. Juan Caguaripano está recluido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de Plaza Venezuela.
La llamada de un fiscal de la dirección de Derechos Fundamentales del Ministerio Público, quien no se identificó con nombre y apellido, llegó con 40 días de retraso. Olazo fue citada por el hombre a las 12 del mediodía en las inmediaciones de Plaza Venezuela, en Caracas, Distrito Capital.
«No me dijo para qué, solo que llegara a la dirección pautada. Llamé a mi suegra y al abogado y los tres fuimos al encuentro. Inmediatamente, al llegar, nos dijo que iríamos al Sebin«, relató Irene a Efecto Cocuyo.
En la misma sede a la que Irene acudió cada semana -desde mediados de agosto-para preguntar si su esposo se encontraba detenido allí, hoy martes finalmente lo vio. Los dejaron pasar a una sala con sillones de cuero, una mesa y un televisor, en la que pudieron hablar por 30 minutos sin presencia de funcionarios.
«No habló del asalto al Fuerte ni de su detención. Admitió que fue víctima de torturas pero no dio detalles. Se mostró más preocupado en saber si nos habían hecho algo a nosotros. Sí tenía una cicatriz en el pómulo derecho y en las muñecas y un golpe en el costado», dijo la esposa.
El capitán desertor de la Guardia Nacional Bolivariana es la pareja de Irene y padre de su hija. Fue capturado por la Policía de Sucre a cinco días de que encabezara un asalto armado al Fuerte Paramacay, en el estado Carabobo.
En el asalto fallecieron dos personas, quienes no han sido identificadas. Solo se conoce que uno era delgado, de tez blanca, de aproximadamente 24 años de edad, mientras que el otro, igualmente delgado y de tez blanca, aparentaba de unos 50 años.
Lea más: Polisucre capturó al capitán Juan Caguaripano y recuperó parte del armamento en La California
El 13 de agosto fue presentado en el Tribunal 3° de Control Militar, ubicado en Fuerte Tiuna, y se le precalificaron los delitos de traición a la Patria, rebelión militar, sustracción, uso indebido, contra la seguridad de la Fuerza Armada, ataque, ultraje y usurpación.
Ese día, el sitio de reclusión pautado por el juez fue el Sebin, sin especificar en cuál de sus sedes. Irene aseguró que hasta el 22 de agosto, su esposo se encontraba en la sede de la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (Dgcim) de Fuerte Tiuna. Pero ella no se enteró de eso sino hasta el 28 de agosto, cuando los funcionarios le informaron que fue trasladado a una sede del Sebin.
Varias veces insistió en El Helicoide y en Plaza Venezuela. En ninguna tuvo respuesta. Según su testimonio, los uniformados solo le indicaban que en esos recintos no se encontraba. «En Plaza Venezuela me dijeron que esa era una sede administrativa», indicó.
Pero, 40 días después de su detención, Caguaripano fue visto por los suyos en esa sede y dijo estar recluido en las celdas del sector conocido como La Tumba, las cuales están ubicadas cinco pisos debajo del nivel de la calle.
«Uno de los funcionarios del Dgcim me dijo de mala gana que la última vez que había visto a mi esposo fue en servicios médicos, donde le estaban haciendo las curas e hidratándolo con suero», recordó. Esto mantuvo en vilo a la familia, aunado a la situación de desaparición forzada a la que estuvo sometido el militar.
Al finalizar el encuentro, un efectivo del Sebin avisó que se les había acabado el tiempo. Luego, la familia y abogado tuvieron una conversación con un comisario, quien tampoco se identificó pero les indicó que debían pasar por escrito la solicitud de régimen de visitas para establecer las condiciones de este derecho.
El 27 de septiembre culminan los 45 días que tiene la Fiscalía Militar para dar un acto conclusivo sobre el caso de Caguaripano. Luego de este tiempo se decidirá si hay lugar para una audiencia preliminar y su respectiva fecha.
Tribunal ordena aprehensión de actor Jerónimo Gil por disparar a trabajadores de un restaurante
Fiscalía solicita captura en caso de abuso sexual a una adolescente con discapacidad
Fiscalía imputa a cuatro personas por actos sexuales grabados en Expo Feria Valencia 2022
Karim Khan sostuvo agenda de encuentros con el Gobierno de Maduro este 8 de junio
Provea espera que visita de Khan permita activar oficina de la CPI en Venezuela
FCU-UCV: Comisión Electoral entregó la totalidad del material electoral a las facultades
Escasez de gasolina en Falcón impacta todo el país y puede extenderse durante junio
Andrés Caleca presenta su candidatura para participar en las primarias de la oposición
La última vez que Irene Olazo vio a su esposo fue en una foto divulgada por redes sociales en las que se le veía el rostro golpeado. Eso fue el 11 de agosto, cuando lo detuvieron en La California, municipio Sucre del estado Miranda. Este martes 19 de septiembre pudo verlo nuevamente. Juan Caguaripano está recluido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de Plaza Venezuela.
La llamada de un fiscal de la dirección de Derechos Fundamentales del Ministerio Público, quien no se identificó con nombre y apellido, llegó con 40 días de retraso. Olazo fue citada por el hombre a las 12 del mediodía en las inmediaciones de Plaza Venezuela, en Caracas, Distrito Capital.
«No me dijo para qué, solo que llegara a la dirección pautada. Llamé a mi suegra y al abogado y los tres fuimos al encuentro. Inmediatamente, al llegar, nos dijo que iríamos al Sebin«, relató Irene a Efecto Cocuyo.
En la misma sede a la que Irene acudió cada semana -desde mediados de agosto-para preguntar si su esposo se encontraba detenido allí, hoy martes finalmente lo vio. Los dejaron pasar a una sala con sillones de cuero, una mesa y un televisor, en la que pudieron hablar por 30 minutos sin presencia de funcionarios.
«No habló del asalto al Fuerte ni de su detención. Admitió que fue víctima de torturas pero no dio detalles. Se mostró más preocupado en saber si nos habían hecho algo a nosotros. Sí tenía una cicatriz en el pómulo derecho y en las muñecas y un golpe en el costado», dijo la esposa.
El capitán desertor de la Guardia Nacional Bolivariana es la pareja de Irene y padre de su hija. Fue capturado por la Policía de Sucre a cinco días de que encabezara un asalto armado al Fuerte Paramacay, en el estado Carabobo.
En el asalto fallecieron dos personas, quienes no han sido identificadas. Solo se conoce que uno era delgado, de tez blanca, de aproximadamente 24 años de edad, mientras que el otro, igualmente delgado y de tez blanca, aparentaba de unos 50 años.
Lea más: Polisucre capturó al capitán Juan Caguaripano y recuperó parte del armamento en La California
El 13 de agosto fue presentado en el Tribunal 3° de Control Militar, ubicado en Fuerte Tiuna, y se le precalificaron los delitos de traición a la Patria, rebelión militar, sustracción, uso indebido, contra la seguridad de la Fuerza Armada, ataque, ultraje y usurpación.
Ese día, el sitio de reclusión pautado por el juez fue el Sebin, sin especificar en cuál de sus sedes. Irene aseguró que hasta el 22 de agosto, su esposo se encontraba en la sede de la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (Dgcim) de Fuerte Tiuna. Pero ella no se enteró de eso sino hasta el 28 de agosto, cuando los funcionarios le informaron que fue trasladado a una sede del Sebin.
Varias veces insistió en El Helicoide y en Plaza Venezuela. En ninguna tuvo respuesta. Según su testimonio, los uniformados solo le indicaban que en esos recintos no se encontraba. «En Plaza Venezuela me dijeron que esa era una sede administrativa», indicó.
Pero, 40 días después de su detención, Caguaripano fue visto por los suyos en esa sede y dijo estar recluido en las celdas del sector conocido como La Tumba, las cuales están ubicadas cinco pisos debajo del nivel de la calle.
«Uno de los funcionarios del Dgcim me dijo de mala gana que la última vez que había visto a mi esposo fue en servicios médicos, donde le estaban haciendo las curas e hidratándolo con suero», recordó. Esto mantuvo en vilo a la familia, aunado a la situación de desaparición forzada a la que estuvo sometido el militar.
Al finalizar el encuentro, un efectivo del Sebin avisó que se les había acabado el tiempo. Luego, la familia y abogado tuvieron una conversación con un comisario, quien tampoco se identificó pero les indicó que debían pasar por escrito la solicitud de régimen de visitas para establecer las condiciones de este derecho.
El 27 de septiembre culminan los 45 días que tiene la Fiscalía Militar para dar un acto conclusivo sobre el caso de Caguaripano. Luego de este tiempo se decidirá si hay lugar para una audiencia preliminar y su respectiva fecha.