El único balance oficial no es suficiente. Este jueves 29 de marzo, las mujeres abarrotaban la calle frente a la comisaría principal de la Policía de Carabobo ubicada en la avenida Navas Espinola, donde un día antes ocurrió un motín que terminó con el incendio de gran parte de las celdas y un saldo de 68 fallecidos, según las autoridades regionales.
Sin embargo, las madres, hermanas y esposas no están conformes. Quieren saber quiénes siguen con vida y quiénes están lesionados. Por esta razón, ellas pernoctaron en el lugar pese al altercado entre ellas y los funcionarios policiales ocurrido en la mañana del 28 de marzo (miércoles), que implicó incluso el uso de bombas lacrimógenas.
Terminó el alboroto y no hubo más información hasta las 10:00 de la noche de ayer 28 de marzo. Además de los 68 fallecidos, otros 98 detenidos resultaron heridos por las llamas causadas durante la trifulca de presos contra policías. «Mi hermano me llamó a las 11:00 de la noche y me dijo que solo tenía heridas leves, pero que estaba bien. No lo dejaron hablar mucho», contó Margarita a Efecto Cocuyo.
Entre la noche del miércoles 28 y la mañana del jueves 29 los reos pudieron comunicarse con sus seres queridos. Algunos lo hicieron desde la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET) a donde fueron trasladados para estabilizarlos. Ese fue el caso de Marcos Cucha, de 21 años de edad, quien tuvo heridas por quemaduras.
«No sabemos cómo está. Solo que está bien. No nos han dejado verlo», manifestó su hermana, quien pidió no ser identificada. Cucha tiene tres años preso en la comisaría, pese a que un tribunal de Carabobo le dictó sentencia por el delito de robo, por cinco años y ocho meses.
Al lado de esta joven, que espera la llegada de su madre de la CHET con buenas noticias, se encontraba Jenny Blanco, una mujer cuyas canas revelaban su edad y sus ojos hinchados eran la prueba del trasnocho y la angustia. Su hijo de 21 años de edad estaba bien: «Me dijo que dejara de llorar tanto. ¿Pero cómo no iba a llorar? Si nos llamaron para decirnos que los estaban quemando vivos, que los policías se volvieron locos y echaban tiros«, exclamó la sexagenaria.
Ella forma parte de las 84 familias que respiraron aliviadas cuando les llegó la llamada desde dentro de la comisaría de Policarabobo. Esa es la cantidad de reos que no resultaron afectados por las llamas, ni por el humo, ni por el tiroteo.
Al menos 248 hombres convivían en celdas con espacio para 80 personas hasta el 28 de marzo, el día de la tragedia en la comisaría de Policarabobo. Esto significa que la sede de la avenida Navas Espinola tenía una sobrepoblación de 310%.
«Eso allá adentro es horrible. Todos están encerrados en unas jaulas, que apenas tienen espacio para hacer sus necesidades. Allí pasan todo el día, porque no los dejan salir al patio», indicó un familiar.
Adicionalmente, en un ala del centro policial, el equipo de Efecto Cocuyo pudo conocer que había un anexo en el que se encontraban aún más detenidos. Aproximadamente 130 funcionarios policiales estaban presos por estar involucrados en distintos delitos.
Debido a la contingencia y la magnitud de la tragedia, el Servicio Nacional de Medicatura y Ciencias Forenses (Senamecf) desplegó a sus especialistas en antropología y odontología forense dentro del recinto policial.
En el patio dispusieron los cadáveres y entre expertos de Miranda, Falcón, Distrito Capital, Lara y Aragua realizaron las pesquisas necesarias y redactaron los resultados de autopsias y actas de defunción.
Para las 2:00 pm del jueves 29 de marzo aún quedaban 15 cadáveres sin identificar, debido a que los familiares no habían llegado al sitio y algunos cuerpos quedaron tan quemados que dificulta su reconocimiento fotográfico.
Foto: Saúl Zerpa
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Sin embargo, las madres, hermanas y esposas no están conformes. Quieren saber quiénes siguen con vida y quiénes están lesionados. Por esta razón, ellas pernoctaron en el lugar pese al altercado entre ellas y los funcionarios policiales ocurrido en la mañana del 28 de marzo (miércoles), que implicó incluso el uso de bombas lacrimógenas.
Terminó el alboroto y no hubo más información hasta las 10:00 de la noche de ayer 28 de marzo. Además de los 68 fallecidos, otros 98 detenidos resultaron heridos por las llamas causadas durante la trifulca de presos contra policías. «Mi hermano me llamó a las 11:00 de la noche y me dijo que solo tenía heridas leves, pero que estaba bien. No lo dejaron hablar mucho», contó Margarita a Efecto Cocuyo.
Entre la noche del miércoles 28 y la mañana del jueves 29 los reos pudieron comunicarse con sus seres queridos. Algunos lo hicieron desde la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET) a donde fueron trasladados para estabilizarlos. Ese fue el caso de Marcos Cucha, de 21 años de edad, quien tuvo heridas por quemaduras.
«No sabemos cómo está. Solo que está bien. No nos han dejado verlo», manifestó su hermana, quien pidió no ser identificada. Cucha tiene tres años preso en la comisaría, pese a que un tribunal de Carabobo le dictó sentencia por el delito de robo, por cinco años y ocho meses.
Al lado de esta joven, que espera la llegada de su madre de la CHET con buenas noticias, se encontraba Jenny Blanco, una mujer cuyas canas revelaban su edad y sus ojos hinchados eran la prueba del trasnocho y la angustia. Su hijo de 21 años de edad estaba bien: «Me dijo que dejara de llorar tanto. ¿Pero cómo no iba a llorar? Si nos llamaron para decirnos que los estaban quemando vivos, que los policías se volvieron locos y echaban tiros«, exclamó la sexagenaria.
Ella forma parte de las 84 familias que respiraron aliviadas cuando les llegó la llamada desde dentro de la comisaría de Policarabobo. Esa es la cantidad de reos que no resultaron afectados por las llamas, ni por el humo, ni por el tiroteo.
Al menos 248 hombres convivían en celdas con espacio para 80 personas hasta el 28 de marzo, el día de la tragedia en la comisaría de Policarabobo. Esto significa que la sede de la avenida Navas Espinola tenía una sobrepoblación de 310%.
«Eso allá adentro es horrible. Todos están encerrados en unas jaulas, que apenas tienen espacio para hacer sus necesidades. Allí pasan todo el día, porque no los dejan salir al patio», indicó un familiar.
Adicionalmente, en un ala del centro policial, el equipo de Efecto Cocuyo pudo conocer que había un anexo en el que se encontraban aún más detenidos. Aproximadamente 130 funcionarios policiales estaban presos por estar involucrados en distintos delitos.
Debido a la contingencia y la magnitud de la tragedia, el Servicio Nacional de Medicatura y Ciencias Forenses (Senamecf) desplegó a sus especialistas en antropología y odontología forense dentro del recinto policial.
En el patio dispusieron los cadáveres y entre expertos de Miranda, Falcón, Distrito Capital, Lara y Aragua realizaron las pesquisas necesarias y redactaron los resultados de autopsias y actas de defunción.
Para las 2:00 pm del jueves 29 de marzo aún quedaban 15 cadáveres sin identificar, debido a que los familiares no habían llegado al sitio y algunos cuerpos quedaron tan quemados que dificulta su reconocimiento fotográfico.
Foto: Saúl Zerpa
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