En la esquina más estrecha de la calle El Sol, por donde pasaban las carretas arrastradas por caballos, y a una cuadra de la plaza Bolívar de Barbacoas, al sur del estado Aragua, está la casa donde nació y vivió Simón Díaz, el rey de la tonada llanera.

Las personas pasan sin advertir que en esa vivienda, de un color rosado desgastado por el sol y techo alto de tejas rojas, pasó su niñez uno de los músicos, compositor y cantante más populares, reconocidos y queridos de Venezuela.

La cálida brisa que recorre la calle esparce el aroma que emana de la producción de queso que elaboran frente a la casa de Simón Díaz, considerado un ícono de la cultura venezolana.

En sus esquinas a menos de 100 metros, cubierto por la alta y verde arbolada, está el caudaloso río Guárico, cuyas riberas eran el «patio de juego» del niño Simón, quizás allí se inspiró para componer sus más célebres canciones.

La casa del Tío Simón, como se le conoce al cantautor venezolano, es de bajareque, con cuatro grandes ventanales de hierro y madera y tiene casi de 150 años de construida. Con los años ha sido modificada. Los Díaz Márquez no son sus dueños. El hogar ha pasado por manos de cuatro familias y ninguna ha estado relacionada con la del premiado cantante, quien cumpliría años este 8 de agosto.

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A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las familias más influyentes, económica y culturalmente, residían siempre en las cercanías del casco central del pueblo. Barbacoas no era la excepción. La casa de Simón estaba justo al lado de la familia Montes, donde vivía el único médico del pueblo; próxima  a su casa también habitaba la familia Páez, también los Grafes y los Bolívar, quienes tuvieron cargos importantes en la municipalidad.

El profesor Alejandro Gil, cronista del Municipio Rafael Guillermo Urdaneta, recuerda una anécdota que pudo influir en la creación de unas de las canciones más exitosas de Tío Simón, La Vaca Mariposa. Gil relata que al lado de la casa de los Díaz-Márquez vivía un hombre llamado Agustín Montes, quien tenía un hijo de nombre Jesús Montes.

Jesús era un cantante del pueblo, que nunca tuvo oportunidad de expresar y exponer en relieve musical lo que sabía, pero tenía una excelente voz y también componía. La voz del joven era tan bonita que hasta el maestro Luis Frómeta lo invitó a cantar en más de una ocasión en su orquesta la Billo’s Caracas, relata el cronista.

El padre de Jesús era dueño de una parcela llamada La Vega, que quedaba muy cerca del pueblo de Barbacoas y tenían un pequeño rebaño de vacas y una de ellas le llamaban Mariposa. Un día la vaca tuvo un becerro y Jesús le dijo a Simón:

— ¡Mira, Simón! La vaca del viejo tuvo un ternerito y yo le compuse algo —, señaló Jesús.

— ¡Vamos a verlo! — , le respondió un joven Simón, quien al escuchar lo que su amigo, y fue con el  muchacho hasta la parcela La Vega para ver cómo había nacido el pequeño ternero.

“Por eso se dice que parte de la inspiración de esa composición se le debe a Jesús Montes, claro, con los arreglos de Simón. Son anécdotas de lo que hizo Simón cantándole a su pueblo, son inspiraciones propias de la comunidad donde vivió”, asegura el profesor Alejandro Gil.

Una casa cercana al río

No es de extrañar que muchas de las composiciones de Simón Díaz hayan estado inspiradas en sus años de juventud. El sigiloso sonido del río, el relinchar de los caballos, el sonido de los cascos, las aves migrando al atardecer, el chillido de los araguatos en los árboles y la vida cotidiana de algunos barbacoenses, han quedado plasmadas en más de una letra del cantautor.

“Muchas de las composiciones de Simón Díaz se originaron de su conocimiento del pueblo; por ejemplo, la canción de Mercedes. Alguna anécdota vio Simón desde su casa para inspirarse en esa canción”, dice Gil.

Para Gil, la canción que parece retratar una infidelidad puede estar inspirada en algún personaje de la comunidad de esa Barbacoas de antaño que se paseaba por el río.

Gil explica que a los Díaz Márquez se les puede considerar como fundadores de la población porque ese arraigo viene de tiempos coloniales. Simón Díaz nace un 8 de agosto de 1928, en Barbacoas, estado Guárico para entonces, porque para aquella época el municipio Urdaneta pertenecía al estado llanero venezolano.

Un niño llanero

La infancia de Simón transcurrió como la de todo niño llanero, entre caballos, ríos, lagunas, vacas y toros, pero desde joven tuvo que asumir responsabilidades. Su padre, Juan Díaz, falleció en 1940 y Simón tuvo que ayudar a su madre con los quehaceres, comenta el cronista del Municipio Urdaneta.

Desde pequeño se vio influenciado por la música, ya que su padre era el cornetín de la banda del pueblo. “Lo que nosotros hemos recopilado a nivel de la memoria histórica, de la memoria viva de algunos personajes que lo conocieron, fue que era un muchacho tranquilo, muy vivaz, que por estas calles vendió empanadas, vendió dulces y todas esas artesanías que la madre hacía”, dice.

 El rey de la tonada llanera es de origen humilde “y el pueblo de Barbacoas está orgulloso de que uno de los máximos exponentes de la música venezolana sea un babacoense, que nunca olvidó sus raíces”.  

Sin rastros

Quien visite Barbacoas podría imaginar que recorrerá calles del pueblo que ensalzan el legado cultural de Simón Díaz, pero no es así. En el pueblo no hay siquiera un busto donde se le pueda rendir honores al inmortal músico. Tampoco existe una calle que lleve su nombre, ni la casa donde nació tiene una identificación de que allí pasó su infancia el Tío Simón.

El profesor Gil señala que algunas personas, sin hacer mención a quienes, han querido quitarle el valor histórico que tiene Simón Díaz en el pueblo de Barbacoas. Estas personas, según, argumentan que el cantautor hizo poco por el pueblo. Pero Gil desmiente lo desmiente. Para él, y según la historia el Tío Simón, fue un hombre muy agradecido y con mucho amor por su pueblo.

“Lo visitaba frecuentemente, por supuesto sus compromisos no solamente nacionales sino internacionales, no le permitían estar permanentemente en su pueblo porque era un hombre internacional”, dice.

A pesar de las pocas referencias que hay del legado de Simón Díaz en Barbacoas, el cronista sostiene que trabajan para hacer el cambio de nombre de la entrada principal del pueblo, que actualmente se llama Paseo Libertad y que esperan que este mismo año lleve el nombre de su poblador más famoso.

También se contrató a un escultor para la elaboración de un busto de Simón Díaz que se instalará en la calle que llevará su nombre.

A pesar de que la casa del Tío Simón ya no pertenece a su familia, las autoridades municipales buscan declararla patrimonio cultural del municipio. “Él tuvo contacto con su comunidad e hizo que esas producciones musicales fueran tan autóctonas y tan criollitas y es tan bonito que lo haya expresado con una variante musical como la tonada”, rezó.

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