Los bombillos parpadean. Se encienden y se apagan rápidamente, ya se sabe que se acerca un apagón de esos que duran varias horas. Entonces, todas las noches, los pobladores de Barbacoas, se sientan frente a sus casas y en sus sillas de mimbres comienzan a contar historias de fantasmas y aparecidos.
Queda la luna encargada, junto a las estrellas, de apenas alumbrar el escenario en el que se compartirán las historias de los antepasados del pueblo en donde nació Simón Díaz, conocido cariñosamente como Tío Simón.
La mujer de la manga de coleo, El Ahorcado, La Vuelta del quemado y un jinete sin cabeza, son algunos protagonistas de estas historias que aterrorizan, desde hace más de 50 años, a los habitantes de este este pueblo ubicado al sur del estado Aragua.
La oscurana y el intenso calor que hace dentro de las viviendas obligan a Sonia García a sacar su silla a una vereda del sector Las Casitas, donde se reúne con sus vecinos y en ocasiones, alumbrados por un mechero de gasoil , recuerda cuando de joven el fantasma de El Ahorcado, la asustó en los alrededores de un colegio de Barbacoas.
El Ahorcado
Hace más de 30 años, Sonia y dos amigas se disponían a ir a una licorería, era un fin de semana de fiesta y querían celebrar. Una de las mujeres decidió irse a su casa antes de las 12 de la noche y les pidió a Sonia y a su amiga que la acompañaran. Pero, después de dejarla a salvo en su casa, ellas querían seguir la parranda, “vamos a devolvernos a la licorería”, dijo Sonia.
Cuando emprendieron la caminata de regreso, cerca de un colegio del pueblo, algo las sorprendió. El celaje de una figura humana las detuvo. “Vimos a un señor alto, cargaba un sombrero y se le veía una camisa de rayas blancas y azul clara; tenía la cabeza a un lado y vestía un pantalón azul oscuro”, dice Sonia con una voz sigilosa.
Al ver al hombre las mujeres se asustaron y se agacharon para no ser avistadas. Pero por segunda vez un detalle las impresionó, la figura iba volviéndose cada vez más alta y grande. “Salimos corriendo por miedo y cuando fuimos a inspeccionar no había nadie”.
Tras el corto encuentro Sonia y su amiga comenzaron a dar vueltas por todo el pueblo para ver si hallaban algún rastro de aquel misterioso hombre pero los esfuerzos fueron en vano, las calles estaban solas y no había vestigios de la figura. “Recuerdo cómo vi que tenía la cabeza de medio lado, después nos dijeron que ese era el fantasma de El Ahorcado”, dice Sonia con firmeza.
La mujer de la manga de coleo
Quienes habitan en el sector La Mesa, de Barbacoas, saben que ir a la manga de coleo por las noches es un reto solo para valientes. El lugar, que siempre está a oscuras cuando no se celebran toros coleados, tiene una de las leyendas más escuchadas de la población de los llanos centrales.
A pesar de sus cortos 24 años de edad, Martín Vilela, quien vive cerca del sector conoce la historia desde que era un niño. Su madre se la contó y él la repite con cautela.
“Hace muchos años se celebraron unos toros coleados, había mucha gente pero pasó algo poco común; un toro saltó la talanquera de la manga y se salió, la situación era caótica y el toro perseguía a las personas. La gente trató de capturarlo pero la bestia alcanzó a una mujer que estaba embarazada y la embistió”, dice el lugareño.
La mujer embarazada murió y desde entonces todas las noches la gente asegura ver el alma en pena de la joven vagando por los alrededores de la manga de coleo. “Esa historia también me la contó la familia de la muchacha, y todavía a uno le da miedo caminar de noche por la oscura manga”, relata el joven.
El jinete sin cabeza
Aunque el hombre a caballo sin cabeza es una leyenda urbana de distintos lugares de los llanos venezolanos, en Barbacoas hay más de uno que asegura haberlo visto.
Los testigos de la espectral figura coinciden en que siempre pasa por las noches oscuras en la carretera nacional, la que conecta el estado Aragua con Guárico, una vía larga que está rodeada de monte, llanura y olor a ganado.
Una noche el fantasma asustó a tres jóvenes incrédulos en los alrededores de la carretera. Aunque poco creían en cuentos de caminos, como llaman a las leyendas en los llanos, fueron sorprendidos por el espíritu que andaba encima de un caballo.
“Vimos cómo venía cabalgando en medio de la carretera pero nos sorprendió no escuchar el sonido que hacen los casquillos en el asfalto, iba a mucha velocidad y nunca le vimos la cara. Después se perdió en una faro de luz que alumbraba un poco la carretera”, cuenta José, uno de los chicos que dice haber visto el fantasma. “Ya no circulo por esa zona tan tarde”.
La vuelta del quemado
En la misma vía que conecta a los estados Guárico y Aragua, existen decenas de mitos y leyendas pero La Vuelta del quemado, es una de las más populares y contadas por los pobladores de El Sombrero y Barbacoas.
Según cuenta la leyenda, el quemado era un hombre que tuvo un accidente de tráfico en un tramo curvo de la carretera de Los Llanos. Su carro volcó y se salió de la carretera y posteriormente se incendió; el hombre murió al instante y desde ese día empezaron los rumores de la aparición de su fantasma.
Desde ese día el tramo quedó bautizado como “La vuelta del quemado” y todos los transeúntes andan con cautela cuando manejan por la zona, advierte Rosa Santaella, una mujer de 66 años de edad, oriunda del pueblo de Barbacoas.
“En esa carretera salen muchos espantos, hay muchos que han muerto en raros accidentes (de tránsito) en la Vuelta de El Quemado. Se dice que quien ve al espanto se le voltea el carro, incluso algunos han muerto de la misma trágica forma en la que falleció el ahora espanto”, sentenció Rosa.