No, no está loco ni solo en esta «batalla». Miles de personas observan con desconcierto el fenómeno de multiplicación de las hormigas en sus hogares. Y la respuesta podría deberse al aumento de temperatura por el cambio climático antropogénico, es decir, el producido por el hombre.
En efecto, las hormigas también se ven seriamente afectadas por el abrupto
incremento en la temperatura planetaria. Son pequeñas, pero sus cuerpos son sensibles ante las oscilaciones del clima.
En 2011, varias universidades alrededor del mundo, entre ellas la Universidad de Copenhagen (Dinamarca) y la Universidad de Tennessee (Estados Unidos), hicieron un experimento que consistió en aumentar artificialmente la temperatura de distintos segmentos del bosque.
“Nuestro estudio reveló que las hormigas alteran radicalmente su comportamiento ante un aumento de medio grado centígrado en la temperatura. Tienen una importancia muy crítica para la mayoría de los ecosistemas. Comen otros insectos, ayudan en la circulación de nutrientes, la estructura del suelo y el movimiento de las semillas”, explicó Nate Sanders, antiguo profesor en la Universidad de Teennessee y profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Copenhagen, en ese entonces, a la BBC.
Son seres vivos cruciales para el desarrollo y supervivencia de muchas plantas, pues son las encargadas del proceso de mirmecocoria, la dispersión de las semillas.
Desde un estudio publicado en la revista Entomotrópica, de la Sociedad Venezolana de Entomología, en 2014, se resaltaba que la ausencia o presencia de especies de hormigas puede ser indicativo de perturbaciones en el hábitat y a las constantes modificaciones que sufren sus rutas migratorias como consecuencia del cambio climático y se trasladan del norte hacia el sur.
Por eso, en algunas zonas del planeta, como el hemisferio Sur (sí, Venezuela está dentro), se ha producido una suerte de “invasión” por parte de estos pequeños seres que sencillamente, buscan una alternativa a ese medio grado de temperatura, al calor, mudándose a nuestros hogares, universidades y hasta hospitales.
Las hormigas se cansan
El estudio de Sanders logró demostrar, entre diversos hallazgos, el cansancio que sufren las hormigas.
“Con la temperatura más alta, estas criaturas comen un 27 % más, pero simplemente dejan de ir a alimentarse como típicamente lo hacen y bajan sustancialmente su trabajo de 10 horas a solo una”, señaló.
No podemos –ni debemos- eliminarlas
El estudio de Sanders y otras pesquisas posteriores revelan que, si estos insectos dejan de contribuir a la dispersión de semillas y al reciclaje de nutrientes del suelo, eso traerá consecuentemente implicaciones profundas para la biodiversidad: “una gran acumulación de cadáveres de otros animales en el suelo y la perdida de gran parte de la diversidad biológica del planeta”.
Curiosos animales
Inevitablemente, las plantas necesitan de las hormigas y nosotros, los humanos, de las plantas: un dato curioso es que las hormigas también pueden polinizar (aunque no vuelen). Ellas pueden cargar polen a las plantas cercanas cuando no hay insectos que puedan realizar el proceso de polinización.
Se estima que existen alrededor de 20.000 especies de hormigas en el mundo y, aunque tienen elementos en común, cada especie presenta comportamientos y características distintas.
Son animales sociales y muy organizados. Por eso, en una colonia de hormigas se reparten el trabajo de mantener el hormiguero para garantizar el bienestar de la colonia y la protección de cada uno de sus miembros.
Asimismo, son pequeñas, pero pueden cargar hasta 100 veces su peso.
Las hormigas se comunican y cooperan entre sí por medio de sustancias químicas que alertan a las demás de peligros o las conducen hasta una prometedora fuente de comida, resume National Geographic.
Otro dato es que las hormigas no mueren metiéndolas al microondas: a pesar de su pequeñez, las hormigas tienen como una especie de radar alrededor de sus diminutas antenas que determinan cuáles son los puntos de calor del aparato y en general, del ambiente donde se desenvuelvan.
Ese radar se ve afectado por el cambio climático, pues mientras más rayos ultravioleta (UV) penetren la atmósfera terrestre, su capacidad de detectar puntos de calor disminuye haciendo que entren en un estado de inanición o desmayo profundo.
Investigación sin fin
La investigación iniciada por Sanders y su equipo aún no concluye, pues desean seguir buscando más indicios que entre el aumento y descenso de las hormiguitas con la crisis climática actual, así como su efecto en el planeta.
“Las hormigas responderán adaptándose, desplazándose o extinguiéndose. Si una especie no puede mantenerse a la par y seguir el ritmo del cambio climático, se extinguirá”.
¿Qué pasaría en el planeta sin las hormigas? A pesar de que ya se adelantó un escenario, parece que la pregunta de por qué hay tantas hormigas quedó a un lado y ya no volveremos a pensar que las hormiguitas caseras solo quieren comerse nuestra comida.
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No, no está loco ni solo en esta «batalla». Miles de personas observan con desconcierto el fenómeno de multiplicación de las hormigas en sus hogares. Y la respuesta podría deberse al aumento de temperatura por el cambio climático antropogénico, es decir, el producido por el hombre.
En efecto, las hormigas también se ven seriamente afectadas por el abrupto
incremento en la temperatura planetaria. Son pequeñas, pero sus cuerpos son sensibles ante las oscilaciones del clima.
En 2011, varias universidades alrededor del mundo, entre ellas la Universidad de Copenhagen (Dinamarca) y la Universidad de Tennessee (Estados Unidos), hicieron un experimento que consistió en aumentar artificialmente la temperatura de distintos segmentos del bosque.
“Nuestro estudio reveló que las hormigas alteran radicalmente su comportamiento ante un aumento de medio grado centígrado en la temperatura. Tienen una importancia muy crítica para la mayoría de los ecosistemas. Comen otros insectos, ayudan en la circulación de nutrientes, la estructura del suelo y el movimiento de las semillas”, explicó Nate Sanders, antiguo profesor en la Universidad de Teennessee y profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Copenhagen, en ese entonces, a la BBC.
Son seres vivos cruciales para el desarrollo y supervivencia de muchas plantas, pues son las encargadas del proceso de mirmecocoria, la dispersión de las semillas.
Desde un estudio publicado en la revista Entomotrópica, de la Sociedad Venezolana de Entomología, en 2014, se resaltaba que la ausencia o presencia de especies de hormigas puede ser indicativo de perturbaciones en el hábitat y a las constantes modificaciones que sufren sus rutas migratorias como consecuencia del cambio climático y se trasladan del norte hacia el sur.
Por eso, en algunas zonas del planeta, como el hemisferio Sur (sí, Venezuela está dentro), se ha producido una suerte de “invasión” por parte de estos pequeños seres que sencillamente, buscan una alternativa a ese medio grado de temperatura, al calor, mudándose a nuestros hogares, universidades y hasta hospitales.
Las hormigas se cansan
El estudio de Sanders logró demostrar, entre diversos hallazgos, el cansancio que sufren las hormigas.
“Con la temperatura más alta, estas criaturas comen un 27 % más, pero simplemente dejan de ir a alimentarse como típicamente lo hacen y bajan sustancialmente su trabajo de 10 horas a solo una”, señaló.
No podemos –ni debemos- eliminarlas
El estudio de Sanders y otras pesquisas posteriores revelan que, si estos insectos dejan de contribuir a la dispersión de semillas y al reciclaje de nutrientes del suelo, eso traerá consecuentemente implicaciones profundas para la biodiversidad: “una gran acumulación de cadáveres de otros animales en el suelo y la perdida de gran parte de la diversidad biológica del planeta”.
Curiosos animales
Inevitablemente, las plantas necesitan de las hormigas y nosotros, los humanos, de las plantas: un dato curioso es que las hormigas también pueden polinizar (aunque no vuelen). Ellas pueden cargar polen a las plantas cercanas cuando no hay insectos que puedan realizar el proceso de polinización.
Se estima que existen alrededor de 20.000 especies de hormigas en el mundo y, aunque tienen elementos en común, cada especie presenta comportamientos y características distintas.
Son animales sociales y muy organizados. Por eso, en una colonia de hormigas se reparten el trabajo de mantener el hormiguero para garantizar el bienestar de la colonia y la protección de cada uno de sus miembros.
Asimismo, son pequeñas, pero pueden cargar hasta 100 veces su peso.
Las hormigas se comunican y cooperan entre sí por medio de sustancias químicas que alertan a las demás de peligros o las conducen hasta una prometedora fuente de comida, resume National Geographic.
Otro dato es que las hormigas no mueren metiéndolas al microondas: a pesar de su pequeñez, las hormigas tienen como una especie de radar alrededor de sus diminutas antenas que determinan cuáles son los puntos de calor del aparato y en general, del ambiente donde se desenvuelvan.
Ese radar se ve afectado por el cambio climático, pues mientras más rayos ultravioleta (UV) penetren la atmósfera terrestre, su capacidad de detectar puntos de calor disminuye haciendo que entren en un estado de inanición o desmayo profundo.
Investigación sin fin
La investigación iniciada por Sanders y su equipo aún no concluye, pues desean seguir buscando más indicios que entre el aumento y descenso de las hormiguitas con la crisis climática actual, así como su efecto en el planeta.
“Las hormigas responderán adaptándose, desplazándose o extinguiéndose. Si una especie no puede mantenerse a la par y seguir el ritmo del cambio climático, se extinguirá”.
¿Qué pasaría en el planeta sin las hormigas? A pesar de que ya se adelantó un escenario, parece que la pregunta de por qué hay tantas hormigas quedó a un lado y ya no volveremos a pensar que las hormiguitas caseras solo quieren comerse nuestra comida.