“Voy a cumplir 18 años con mi trasplante y el miedo que tengo es que puedo perder mi órgano”, confesó Reinaldo Contreras, paciente que ha “hecho de todo” para poder acceder al medicamento que el Estado debería procurarle. “Tuve que vender mi carro el año pasado para poder comprar los inmunosupresores en Badan, porque las farmacias de alto costo del Seguro Social no tenían nada”, recordó el paciente.

Ahora no tiene carro para movilizarse de Higuerote (Miranda), donde vive, hasta Caracas para siquiera acercarse en la farmacia de alto costo de Los Ruices y confirmar si llegaron los medicamentos. “Tiene que seguir viniendo porque eso llega y se acaba en un momentito”, es la única respuesta que le dan los trabajadores del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss). Pero ¿cómo viaja con frecuencia si, desde que vendió el carro, tiene que pagar 140 mil bolívares por un viaje ida y vuelta hacia la capital?

Reinaldo Contreras es apenas uno del grupo de aproximadamente 30 pacientes que protestaron frente a la sede del Ivss en Altagracia, este miércoles 30 de mayo, para exigir la dotación de inmunosupresores. La fecha es casi conmemorativa: este 1° de junio se cumple un año de la suspensión del programa de trasplantes en Venezuela.

Al grito de “¡Queremos vivir!”, los trasplantados exigieron a las autoridades del Seguro Social que les dieran respuesta sobre la falta de medicamentos. El pasado 5 de marzo el viceministro de Hospitales, Exavier Campos, dijo que las farmacias de alto costo estarían abastecidas en un lapso de 15 días.

Sin embargo, desde entonces y hasta la fecha, el Estado solo ha procurado micofenolato de sodio y Prograf, apenas dos fármacos inmunosupresores de un total de nueve que requieren los pacientes trasplantados para hacer las distintas combinaciones de tratamiento. De no contar con los medicamentos, están en riesgo de perder el órgano y volver a los centros de diálisis, que también padecen la escasez de insumos

Nos incumplieron una promesa. En febrero hicimos una manifestación aquí y nos dijeron que iban a suministrar los medicamento de forma periódica. No ha sido así”, denunció Kevin Blanco, a quien le toca retirar los inmunosupresores en las farmacias de alto costo los días 30 de cada mes.

“Estamos luchando por nuestras vidas“, afirmó desde las puertas del Ivss mientras gritaba consignas.

Hace siete años que Giovani Velásquez recibió un trasplante en el Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño. El centro de salud se ha venido a menos y el programa que le dio a Velásquez una segunda oportunidad de vivir ya no existe. La falta de medicamentos y la apretada situación económica lo llevaron a hacer de su medio de transporte un oficio.

“No duermo bien pensando que nada más me quedan medicinas para este mes”, expresó Velásquez
“No duermo bien pensando que nada más me quedan medicinas para este mes”, expresó Velásquez

Desde octubre trabaja como mototaxi para ganarse la vida y pagarse las medicinas que no le procura el Estado, que se hizo con el deber de ser el único garante del suministro periódico y oportuno de los inmunosupresores.

“La necesidad me llevó a agarrar mi medio de transporte y meterme a mototaxi. Trabajo de a ratos para medio sobrevivir porque, si compro medicinas, entonces no como”, dijo Velásquez.

Al igual que a los demás pacientes que se sumaron a la protesta de este miércoles, teme perder el riñón que le costó tanto cuidar y tener que conectarse a una máquina de diálisis de nuevo. “Tengo (como cliente) a un paciente renal al que no le cobro las carreras hasta el centro de diálisis, porque yo pasé por eso. Sé lo que se siente y ya ni siquiera los dializan bien”, lamentó Velásquez.

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