En los registros de la Maternidad Concepción Palacios de este año hay un indicador que resalta: el de microcefalia, con ocho casos en nueve meses. Casi todas las madres de estos bebés tienen algo en común, además del centro de tratamiento. De las ocho, siete sufrieron Zika durante su gestación.

Y de añadidura: Todas recuerdan haber sentido fiebre leve, erupciones en la piel y conjuntivitis -síntomas del Zika-, pero no hay forma de estar totalmente seguros porque en el Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”, que debería ser el encargado de hacer las pruebas pertinentes, no están capacitados para hacerlo. “Ni siquiera nos dicen que no tienen reactivos, no nos dan ningún tipo de respuesta”, dijo Gladys Zambrano, la epidemióloga del hospital.

Los ocho casos contrastan fuertemente con los años anteriores. Ni en 2015, ni en 2013, ni en 2012 se registraron nacimientos con esta anomalía, que consistente en un desarrollo insuficiente del cráneo, a menudo acompañado de atrofia cerebral. En 2014, quedaron dos casos en registro.

De estos ocho bebés, tres engrosaron también otra lista: la de mortalidad infantil, que para el 16 de julio alcanzaba los 166 neonatos fallecidos.  El primero fue el 17 de mayo. El segundo, el 8 de agosto. Este caso es especialmente recordado por el personal porque su mamá, de apenas 27 años, llegó a la Maternidad referida de un centro privado el 7 de junio, con su bebé recién nacido con “insuficiencia respiratoria”, aun cuando era evidente que su circunferencia craneal era más pequeña de lo normal.

El bebé, que cuando nació pesó solo 1,110 kg, falleció el 8 de agosto. Dos meses duró su vida. Apenas dos días después, se registró el tercer fallecimiento de un bebé con microcefalia del que esas paredes han sido testigos: un pequeño de tres días de nacido murió. Es el único caso en el que no se tiene seguridad de si la madre tuvo Zika durante el embarazo.

En el caso de otros niños con la misma condición, Jeremías es uno que recuerdan con cariño en la Maternidad. “Es increíble, es muy despierto. Te mira con los ojitos espabilaítos“, dice Zambrano. El bebé nació allí el 25 de junio. A la madre, de 26 años, la refirieron de la Isla de Margarita, donde reside, a Caracas para el tratamiento del bebé. A sus siete semanas de embarazo tuvo Zika. A las 27, un eco reveló lo que se temía.

Hubo otros dos casos a los que se les perdió la pista. El primero fue el de una Técnico Superior Universitario que tuvo el virus en marzo y en un eco de julio quedó en evidencia que el pequeño tenía microcefalia. El segundo es el de una adolescente de 17 años con una historia parecida: sufrió Zika en marzo, y en julio, haciéndose el mismo examen que la TSU, se descubrió la condición de su primogénito. Hasta donde sabe el personal de la Maternidad, ninguno de esos bebés ha nacido.

El último de la lista es un bebé que sigue en control con los médicos de la Maternidad, gestándose en el vientre de su madre, una joven de 25 años que tiene otros dos hijos. En febrero, sufrió un cuadro febril y conjuntivitis y, a sus 27 semanas, se enteró: su pequeño llegaría al mundo con microcefalia.

La incapacidad gubernamental para hacerle frente a este drama lo empeora, denuncian los galenos. “Ni siquiera puedo reportar los casos, porque no hay fichas, que deberían ser emitidas por el Ministerio de Salud”, comenta Zambrano. El virus entró a nuestro país en septiembre de 2015, y no fue sino hasta enero de este año cuando la ministra, Luisana Melo, admitió que se habían registrado 4.700 casos.

Este año, la Maternidad ha enviado 222 muestras al Instituto de Higiene, y solo ha recibido los resultados de 48. El 11 de mayo recibió la última. Desde ese día, no recibe ninguna respuesta, y la cifra de muestras enviadas en ese período es de 110. Mientras tanto, la amenaza del Zika sigue latente y no hay políticas eficientes para su prevención.

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