“Es muy duro estar ahí. Todos los días ves niños muriéndose. Uno va con la esperanza de que su hijo se sane y le pides a Dios no pasar por eso. Pero a mí también me tocó“, dijo Fátima Álvarez, madre de Pedrito, el niño de cinco años que falleció el sábado en el Hospital de Niños José Manuel de los Ríos.

Su diágnostico decía LOE retroperitoneal, es decir, una Lesión de Ocupación de Espacio en la región visceral abdominopélvica. Sin embargo, su mamá dijo que la escasez de insumos para realizar sus exámenes les había impedido confirmar si era un tumor de Wilms, la forma más común de cáncer del riñón en la infancia cuya causa aún se desconoce.

Para Fátima, los días que pasó en el hospital fueron trágicos. A su pequeño se le subía y bajaba tensión, se le inflamaron los ganglios, le daban dolores de cabeza, en el cuerpo y le costaba caminar, y además tuvo que acostumbrarse al temido “no hay”.

Pedro Ortega
Pedro hospitalizado

Pedro sufrió diarrea crónica durante poco más de 20 días y nunca pudo tratarse, porque su mamá no consiguió Hidrasec, un antisecretor intestinal. El Benutrex (complejo B hidrosoluble), el Ketoprofeno (un antiinflamatorio), el ácido fólico y el Ciclokan (para prevenir el sangrado excesivo), solo pudo encontrarlos por donaciones. 

Pedro y su mamá son del municipio Benítez, al sureste del estado Sucre, pero desde el 20 de mayo tuvieron que venirse a Caracas para que el niño recibiera su tratamiento. Estando acá, debieron realizarle fuera del hospital la mayoría de los exámenes, ante la escasez de insumos en el nosocomio.

“No tenían para hacer el de electrolitos (que mide los niveles de calcio, cloruro, potasio, sodio y otros presentes en la orina), ni el de gases arteriales (que indican desequilibrios ácido-básicos); tenía que irme a clínicas“.

Según los registros de Efecto Cocuyo, Pedro -que estudiaba segundo nivel de preescolar- es el quinto niño que fallece tras no lograr concretar el tratamiento para su enfermedad. El 25 de mayo murió Oliver Sánchez, tras no conseguir oportunamente sus medicinas para combatir un linfoma de Hodgkin.

En diciembre se conoció el deceso de un pequeño de tres años por falta de Cardioxane, usado para proteger el corazón de los efectos de la quimioterapiaMaikel Mancilla Peña murió en febrero, tras convulsionar durante cinco días por falta de Lamotrigina.  A principios de marzo de este año, una niña marabina falleció mientras esperaba un trasplante de médula ósea.

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