Tras siete años dializándose en el hospital de niños J. M. de los Ríos, y a un mes de haber expuesto su historia al continente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), Niurka Camacho falleció este 3 de agosto a la espera de un trasplante de riñón que nunca llegó. Recién había celebrado sus 15 años.
Niurka quería calidad de vida. Padecía insuficiencia renal crónica y sumaba poco más de la mitad de su vida como paciente en el servicio de Nefrología del principal hospital pediátrico de Venezuela. Era de Valle de la Pascua, estado Guárico, y tuvo que mudarse a la capital para poder recibir tratamiento.
“He visto muchos compañeros falleciendo a la espera de un trasplante. Es difícil para mí porque yo no quiero que a mí me pase lo mismo por esperar un trasplante”, había dicho Niurka entre lágrimas el pasado 30 de junio en una audiencia pública de la Cidh sobre el derecho a la salud de niñas, niños y adolescentes en Venezuela.
Ese día, Niurka pidió a todos «hacer algo» para reactivar los trasplantes en el país, detenidos desde el 1 de junio de 2017 por la suspensión del Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (Spot), coordinado por la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) adscrita al Ministerio de Salud. El motivo, en ese entonces, fue la falta de inmunosupresores, medicamentos necesarios para no rechazar el órgano.
En los últimos años, Niurka Camacho vivió fallas en el suministro de agua para la hemodiálisis. En ocasiones también sufrió la disminución de horas en su tratamiento. En 2019 además contrajo una bacteria que le ocasionó la pérdida de otro acceso vascular, la conexión que permitía extraer la sangre durante la hemodiálisis.
También vio a muchos de sus compañeros morir por falta de trasplantes. Cuando tenía 12 años, dijo que quería un trasplante para crecer y convertirse en doctora.
Su madre siempre se mantuvo firme en la exigencia de mejores condiciones para el J. M. de los Ríos y la reactivación de los trasplantes.
Según estimaciones de la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (Ontv), que estuvo a cargo de los trasplantes hasta 2014, antes de la creación de Fundavene, por lo menos 150 niños, niñas y adolescentes pudieran haber recibido un trasplante si la procura de órganos siguiera activa.
«Seguiremos luchando para que reactiven los trasplantes. No puede ser que los niños estén condenados a morir», expresó Katherine Martínez, directora de la organización Prepara Familia, que apoya a los pacientes del J. M. de los Ríos y sus familias.
Por lo menos 10 niños, niñas y adolescentes han fallecido en el servicio de Nefrología en lo que va de año, de acuerdo con el registro de Efecto Cocuyo.
Se trata de Daniel León, de 13 años; Elián Graterol, de 2 años; Anastacia Delgado, de 8 años; Jeandel Silva, de 14 años; Jhojanyerlis Camejo, de 8 años; Samira Oyer, de 5 meses; Eugenia García, de 12 años; Elio Bravo, de 16 años; Elvis Hernández, de 10 años, y ahora Niurka Camacho, de 15 años.
Tras un brote infeccioso, la Cidh otorgó medidas cautelares que amparan a los niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología y exigen al Estado venezolano garantizarles acceso a la salud. Fue el primero de 14 servicios en recibir las medidas cautelares. Sin embargo, pacientes, familiares y organizaciones no han obtenido respuestas.
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Tras siete años dializándose en el hospital de niños J. M. de los Ríos, y a un mes de haber expuesto su historia al continente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), Niurka Camacho falleció este 3 de agosto a la espera de un trasplante de riñón que nunca llegó. Recién había celebrado sus 15 años.
Niurka quería calidad de vida. Padecía insuficiencia renal crónica y sumaba poco más de la mitad de su vida como paciente en el servicio de Nefrología del principal hospital pediátrico de Venezuela. Era de Valle de la Pascua, estado Guárico, y tuvo que mudarse a la capital para poder recibir tratamiento.
“He visto muchos compañeros falleciendo a la espera de un trasplante. Es difícil para mí porque yo no quiero que a mí me pase lo mismo por esperar un trasplante”, había dicho Niurka entre lágrimas el pasado 30 de junio en una audiencia pública de la Cidh sobre el derecho a la salud de niñas, niños y adolescentes en Venezuela.
Ese día, Niurka pidió a todos «hacer algo» para reactivar los trasplantes en el país, detenidos desde el 1 de junio de 2017 por la suspensión del Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (Spot), coordinado por la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) adscrita al Ministerio de Salud. El motivo, en ese entonces, fue la falta de inmunosupresores, medicamentos necesarios para no rechazar el órgano.
En los últimos años, Niurka Camacho vivió fallas en el suministro de agua para la hemodiálisis. En ocasiones también sufrió la disminución de horas en su tratamiento. En 2019 además contrajo una bacteria que le ocasionó la pérdida de otro acceso vascular, la conexión que permitía extraer la sangre durante la hemodiálisis.
También vio a muchos de sus compañeros morir por falta de trasplantes. Cuando tenía 12 años, dijo que quería un trasplante para crecer y convertirse en doctora.
Su madre siempre se mantuvo firme en la exigencia de mejores condiciones para el J. M. de los Ríos y la reactivación de los trasplantes.
Según estimaciones de la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (Ontv), que estuvo a cargo de los trasplantes hasta 2014, antes de la creación de Fundavene, por lo menos 150 niños, niñas y adolescentes pudieran haber recibido un trasplante si la procura de órganos siguiera activa.
«Seguiremos luchando para que reactiven los trasplantes. No puede ser que los niños estén condenados a morir», expresó Katherine Martínez, directora de la organización Prepara Familia, que apoya a los pacientes del J. M. de los Ríos y sus familias.
Por lo menos 10 niños, niñas y adolescentes han fallecido en el servicio de Nefrología en lo que va de año, de acuerdo con el registro de Efecto Cocuyo.
Se trata de Daniel León, de 13 años; Elián Graterol, de 2 años; Anastacia Delgado, de 8 años; Jeandel Silva, de 14 años; Jhojanyerlis Camejo, de 8 años; Samira Oyer, de 5 meses; Eugenia García, de 12 años; Elio Bravo, de 16 años; Elvis Hernández, de 10 años, y ahora Niurka Camacho, de 15 años.
Tras un brote infeccioso, la Cidh otorgó medidas cautelares que amparan a los niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología y exigen al Estado venezolano garantizarles acceso a la salud. Fue el primero de 14 servicios en recibir las medidas cautelares. Sin embargo, pacientes, familiares y organizaciones no han obtenido respuestas.