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Mariana Souquett Gil | @nanasouquett
Foto por @dariovivaspsuvUno de los primeros pacientes con COVID-19 en ingresar al hospital de niños José Manuel de los Ríos, en Caracas, fue dado de alta luego de 43 días de hospitalización. Dylan, un bebé de 13 meses de edad, se convirtió en el primer paciente grave en egresar del área de coronavirus del principal centro pediátrico de Venezuela.
Había sido trasladado al centro de salud por los Bomberos de Distrito Capital. Ingresó al J. M. de los Ríos el 19 de mayo, referido del servicio de pediatría del Hospital Universitario de Caracas (HUC). Ya tenía el diagnóstico de COVID-19. Desde entonces, el bebé estuvo en el área para pacientes con coronavirus, ubicada en la emergencia.
Residentes y adjuntos del servicio de Infectología, nefrólogos, pediatras, residentes de otras especialidades que quisieron colaborar y enfermeros participaron en su atención. Dylan desarrolló una neumonía con derrame pleural: una acumulación de líquido en el espacio entre los pulmones y la pared torácica. Además presentó insuficiencia renal, por lo que tuvo que someterse a diálisis peritoneal.
Aunque el servicio de Cardiología del J. M. de los Ríos permanece cerrado desde finales de 2019 por falta de equipos, los cardiólogos que trabajaron allí durante años acudieron solo para atender al bebé, pues también había desarrollado síndrome inflamatorio multisistémico y su corazón se vio afectado por un leve derrame en el pericardio, una membrana que envuelve al corazón.
«Fue un gran esfuerzo, mucho cansancio pero con la colaboración de todos, enfermeros, radiólogos, especialistas y personal de limpieza, allí está», dijo una especialista del centro pediátrico a Efecto Cocuyo.
Este miércoles 1 de julio, el bebé Dylan egresó con un traje de bombero entre aplausos, globos y cámaras, aunque con poco distanciamiento físico, norma crucial para prevenir contagios. Es uno de los más de 1.600 recuperados de COVID-19 en Venezuela. Sus familiares agradecieron a los médicos y al doctor José Gregorio Hernández, recién nombrado beato por el Vaticano.
En el Hospital de Niños Dr. J.M. de los Ríos acompañamos a un pequeño diagnosticado con COVID-19, el cual fue traslado hace 40 días por @BomberosDC1, hoy recuperado gracias a la temprana atención médica de los compatriotas del hospital ¡Juntos venceremos! @NicolasMaduro pic.twitter.com/Umbnl2AKB3
— Darío Vivas (@dariovivaspsuv) July 1, 2020
El pasado 17 de mayo, el J. M. de los Ríos comenzó a recibir niños con COVID-19 en medio de la alarma del personal y familiares de pacientes. Padres de niños, niñas y adolescentes con enfermedades crónicas denunciaron que el centro no estaba en condiciones óptimas para atender casos del nuevo coronavirus. Permanecían las fallas en el servicio de agua, las intermitencias en el servicio eléctrico y múltiples deficiencias.
Una semana después, la Sociedad de Médicos del J. M. de los Ríos exigió a la directiva garantizar el funcionamiento de los servicios públicos, el aislamiento adecuado de los pacientes y el acceso a equipos de protección personal para los trabajadores. Algunos aspectos habían mejorado para mediados de junio en el área destinada a coronavirus, mientras otras zonas del hospital todavía padecían fallas de agua y dotación insuficiente de equipos de bioseguridad.
Para mantener la atención en el hospital, los residentes y médicos adjuntos tienen que redoblar sus turnos y trabajar los fines de semana. Los residentes también tienen que hacer guardias nocturnas. Todos se dividen en dos equipos: uno en el área COVID-19 y otro integrado principalmente por residentes de Pediatría para ver pacientes generales.
Hasta este 1 de julio, habían atendido a 32 pacientes en el área COVID-19, entre casos sospechosos y confirmados.
Con la llegada del coronavirus, además volvieron los rayos X al hospital, ausentes durante varios años. No obstante, exámenes y cultivos deben enviarse a otros centros ante las fallas de laboratorio en el J. M. de los Ríos. Incluso las hematologías completas se realizan con intermitencia.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, familiares, personal médico y de enfermería han denunciado que los niños con patologías crónicas del J. M. de los Ríos sufren las fallas en los servicios públicos. Muchos, además, llevan tres años aguardando por trasplantes de médula ósea y de riñón tras la suspensión del programa de trasplantes. Todos esperan recibir una mejor atención.
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Uno de los primeros pacientes con COVID-19 en ingresar al hospital de niños José Manuel de los Ríos, en Caracas, fue dado de alta luego de 43 días de hospitalización. Dylan, un bebé de 13 meses de edad, se convirtió en el primer paciente grave en egresar del área de coronavirus del principal centro pediátrico de Venezuela.
Había sido trasladado al centro de salud por los Bomberos de Distrito Capital. Ingresó al J. M. de los Ríos el 19 de mayo, referido del servicio de pediatría del Hospital Universitario de Caracas (HUC). Ya tenía el diagnóstico de COVID-19. Desde entonces, el bebé estuvo en el área para pacientes con coronavirus, ubicada en la emergencia.
Residentes y adjuntos del servicio de Infectología, nefrólogos, pediatras, residentes de otras especialidades que quisieron colaborar y enfermeros participaron en su atención. Dylan desarrolló una neumonía con derrame pleural: una acumulación de líquido en el espacio entre los pulmones y la pared torácica. Además presentó insuficiencia renal, por lo que tuvo que someterse a diálisis peritoneal.
Aunque el servicio de Cardiología del J. M. de los Ríos permanece cerrado desde finales de 2019 por falta de equipos, los cardiólogos que trabajaron allí durante años acudieron solo para atender al bebé, pues también había desarrollado síndrome inflamatorio multisistémico y su corazón se vio afectado por un leve derrame en el pericardio, una membrana que envuelve al corazón.
«Fue un gran esfuerzo, mucho cansancio pero con la colaboración de todos, enfermeros, radiólogos, especialistas y personal de limpieza, allí está», dijo una especialista del centro pediátrico a Efecto Cocuyo.
Este miércoles 1 de julio, el bebé Dylan egresó con un traje de bombero entre aplausos, globos y cámaras, aunque con poco distanciamiento físico, norma crucial para prevenir contagios. Es uno de los más de 1.600 recuperados de COVID-19 en Venezuela. Sus familiares agradecieron a los médicos y al doctor José Gregorio Hernández, recién nombrado beato por el Vaticano.
En el Hospital de Niños Dr. J.M. de los Ríos acompañamos a un pequeño diagnosticado con COVID-19, el cual fue traslado hace 40 días por @BomberosDC1, hoy recuperado gracias a la temprana atención médica de los compatriotas del hospital ¡Juntos venceremos! @NicolasMaduro pic.twitter.com/Umbnl2AKB3
— Darío Vivas (@dariovivaspsuv) July 1, 2020
El pasado 17 de mayo, el J. M. de los Ríos comenzó a recibir niños con COVID-19 en medio de la alarma del personal y familiares de pacientes. Padres de niños, niñas y adolescentes con enfermedades crónicas denunciaron que el centro no estaba en condiciones óptimas para atender casos del nuevo coronavirus. Permanecían las fallas en el servicio de agua, las intermitencias en el servicio eléctrico y múltiples deficiencias.
Una semana después, la Sociedad de Médicos del J. M. de los Ríos exigió a la directiva garantizar el funcionamiento de los servicios públicos, el aislamiento adecuado de los pacientes y el acceso a equipos de protección personal para los trabajadores. Algunos aspectos habían mejorado para mediados de junio en el área destinada a coronavirus, mientras otras zonas del hospital todavía padecían fallas de agua y dotación insuficiente de equipos de bioseguridad.
Para mantener la atención en el hospital, los residentes y médicos adjuntos tienen que redoblar sus turnos y trabajar los fines de semana. Los residentes también tienen que hacer guardias nocturnas. Todos se dividen en dos equipos: uno en el área COVID-19 y otro integrado principalmente por residentes de Pediatría para ver pacientes generales.
Hasta este 1 de julio, habían atendido a 32 pacientes en el área COVID-19, entre casos sospechosos y confirmados.
Con la llegada del coronavirus, además volvieron los rayos X al hospital, ausentes durante varios años. No obstante, exámenes y cultivos deben enviarse a otros centros ante las fallas de laboratorio en el J. M. de los Ríos. Incluso las hematologías completas se realizan con intermitencia.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos, familiares, personal médico y de enfermería han denunciado que los niños con patologías crónicas del J. M. de los Ríos sufren las fallas en los servicios públicos. Muchos, además, llevan tres años aguardando por trasplantes de médula ósea y de riñón tras la suspensión del programa de trasplantes. Todos esperan recibir una mejor atención.