Ni las clínicas privadas se salvan de la crisis eléctrica ni de sus secuelas. Desde el pasado 7 de marzo, día en el que se produjo el megaapagón, los centros asistenciales de la capital han tenido que reducir sus consumos de electricidad y agua al mínimo para poder preservar la atención en las áreas críticas, como cuidados intensivos y emergencia.

Esto se ha traducido, en algunos casos, en la suspensión de los servicios de laboratorio, cirugías electivas y consultas médicas, en cuatro centros asistenciales visitados por Efecto Cocuyo en los municipios Baruta, Libertador y Chacao.

Este miércoles, 13 de marzo, el acceso al Hospital de Clínicas Caracas estaba restringido por la seguridad del centro de salud. Las áreas de laboratorio y de consulta tenían sus puertas cerradas.

En las áreas comunes que dan hacia la entrada principal, el aire acondicionado estaba apagado. Todo operaba al mínimo. “Desde el jueves racionan el agua porque no hay. Solo  la ponen tres veces al día por tiempo limitado para nosotros poder hacer nuestras labores”, explicó un trabajador del área de la cocina.

Los cuatro días que Caracas pasó a oscuras, Clínicas Caracas también estuvo en penumbras. La energía generada por la planta eléctrica interna se utilizó para mantener operativas las áreas de atención crítica. En las habitaciones, la cocina y el resto de las instalaciones, la gente se alumbraba con las luces de emergencia o los celulares.

“Aquí en la clínica solo hay 13 pacientes y solo se les está dando atención a ellos. No están ingresando a nadie más”, agregó otro trabajador al equipo de Efecto Cocuyo. Debido a la falta de luz, agua y medios de transporte, entre ellos el Metro de Caracas, personal de la clínica ha tenido problemas para trasladarse hasta su sitio de trabajo.

En la entrada de la Policlínica Metropolitana, en Caurimare, un papel pegado en las puertas de vidrio alertaba a los pacientes sobre cuáles servicios estaban disponibles y cuáles no.

“Hemos decidido restringir el acceso a las áreas de consultorios médicos y áreas administrativas a fin de concentrar los recursos disponibles en las áreas de atención crítica“, reza el comunicado con fecha de ayer martes, 12 de febrero.

En el texto, la comunidad médica de la Policlínica Metropolitana señala la inestabilidad del servicio eléctrico, las fluctuaciones en el voltaje y la falta de agua entre las razones por las que el centro asistencial está trabajando a mínima capacidad.

“No tenemos agua ni hay consultas disponibles. La clínica solo está atendiendo estrictas emergencias y mantiene operativa el área de laboratorio”, explicó uno de los vigilantes en la entrada.

En el Centro Médico de Caracas, también en San Bernardino, están trabajando al mínimo, pese a que la clínica cuenta con suministro de agua.

“Solo estamos operativos hasta mediodía porque el suministro de energía eléctrica está inestable y no sabemos cuándo pueda fallar. Los equipos se podrían dañar”, dijo una empleada a Efecto Cocuyo, “para las consultas, los pacientes deben contactar a sus médicos para saber si están trabajando”.

En la Clínica El Ávila también solo están ingresando estrictas emergencias, pese a que en el centro de salud los doctores sí están realizando consultas. Sin embargo, la atención de diagnóstico está limitada.

“Hasta ayer martes (12 de marzo) no estaban activos los rayos X, el resonador, ni el tomógrafo”, explicó un trabajador de la clínica.

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