El vehículo oficial del Seniat estaba aparcado frente al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Encabezaba una hilera de autobuses que habían remolcado el “apoyo popular” desde Anzoátegui, Aragua y Miranda.

Los empleados del Seniat, la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), la Oficina del Tesoro Nacional, la Defensoría Pública y ministerios como el de Economía y Finanzas o Ecosocialismo y Aguas no ocultaban su uniforme, más bien se aseguraban de hacerle llegar papelitos al animador de la tarima –ubicada en el patio principal del máximo tribunal- para dejar constancia de su asistencia.

Así, los recursos y el personal de las instituciones del Estado cumplían la misión asignada de llenar los espacios del máximo tribunal para “acompañar” al Presidente.

Afuera, en la avenida Baralt, el único signo que revelaba que el Jefe de Estado acudiría al TSJ a rendir su memoria y cuenta eran las banderas azules de Patria Para Todos que sobresalían en el puente Guanábano, agitadas por la militancia, y los grupos de personas, dispersos, en las inmediaciones.

Los vendedores llegaron puntuales para ofrecer franelas con la cara de Hugo Chávez a Bs. 3.000, cadenas con dijes de “los ojos de Chávez” en Bs. 1.500 o gorras con la frase: Cimarrones o el lema de campaña: “Son diez millones”.

Adentro, la gente esperaba cerca de la tarima al Presidente. “Se dice que va a llegar a las 12:00 m.”, expresó uno de los asistentes.

A las 11:40 am, Nicolás Maduro salía de una camioneta plateada, escoltado por cuatro funcionarios de Casa Militar, su esposa Cilia Flores y el recién nombrado vicepresidente Tareck El Aissami.

La bancada chavista cambió el hemiciclo del Palacio Federal Legislativo por el auditorio del TSJ. Las cabezas de los poderes públicos: la presidenta del Poder Electoral, Tibisay Lucena; el defensor del Pueblo, Tarek William Saab; la defensora pública, Susana Barrientos; la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz; y el contralor de la República, Manuel Galindo, también asistieron.

Incluso el nuncio apostólico, Aldo Giordano, estuvo entre los presentes, igual del cuerpo diplomático.

A quienes rodeaban la tarima, puertas afuera, les incomodó que Maduro entrara directo sin hacer antes una parada para saludarlos y muchos decidieron retirarse tras la llegada del mandatario.

Alguien comenzó a corear en el público: “¡Tareck, Tareck, Tareck!” Y otro respondió: “Qué Tareck nada, ¡docentes de Aragua!”.

Los anuncios económicos eran los más esperados. Mientras la esfera de poder se instalaba en el auditorio del máximo tribunal, algunos empleados públicos comentaban sus preocupaciones: “No se consigue la harina pan“, “la oposición y el Gobierno no se ponen de acuerdo”, “yo cruzo la frontera para buscar alimentos” se escuchaba entre el público.

Tras más de cinco horas de discurso, las sillas fueron quedando vacías afuera del TSJ.

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