La intervención militar es improbable, advierten internacionalistas

POLÍTICA · 3 ABRIL, 2019 18:48

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Isaac González Mendoza | @Sasamendoz


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El contraataque del chavismo a las acciones del presidente encargado, Juan Guaidó, ha avanzado a pesar del duro cerco diplomático y financiero que circunda al gobernante Nicolás Maduro, quien se ha apoyado en Rusia para enviarle mensajes de advertencia a Estados Unidos.

Este martes 2 de abril, la oficialista asamblea nacional constituyente (ANC) aprobó el allanamiento de la inmunidad parlamentaria de Guaidó, que se juramentó como jefe encargado del Ejecutivo el 23 de enero, con respaldo de más de 50 países. Aunque el término utilizado por Diosdado Cabello, presidente del órgano chavista, fue el de “continuar el proceso de enjuiciamiento” en contra del también diputado y presidente de la Asamblea Nacional.

La respuesta internacional a la decisión de la ANC no ha sido, por ahora, demasiado contundente. Destaca el Gobierno de Alemania, que exigió garantía de la seguridad e integridad de Guaidó, y la del senador estadounidense Marco Rubio: “La legislatura falsa de la ANC no tiene autoridad legal para quitar al presidente interino Juan Guaidó su inmunidad legislativa. Todo esto está diseñado para distraer de los cortes de energía y para intimidar al Gobierno legítimo».

Pero “todas las opciones” siguen sobre la mesa, como ha advertido el presidente estadounidense, Donald Trump, incluyendo la intervención militar.

Los internacionalistas Mariano De Alba y Félix Arellano consideran que la cooperación internacional hacia Venezuela seguirá firme, pero señalan que es todavía improbable la intervención militar porque los países de América Latina y Europa son todavía reticentes a dicha alternativa.

“Es improbable porque tendría que ir al Congreso de Estados Unidos, un país en el que hay democracia, por fortuna. Eso tiene que debatirse, el presidente no lo puede decidir de la noche a la mañana”, afirma Arellano, quien avizora que la comunidad internacional debe estar planteando un incremento de las sanciones financieras que impliquen el coltán o el oro, así como un mayor seguimiento de todas las transacciones que realizan Maduro y su equipo. “Las sanciones generan presión, y estas se pueden ir desmontando a medida que se avance en las garantías democráticas, como ocurrió con Irán”, agregó.

De Alba explica que la reticencia hacia la intervención militar, incluso dentro del propio Gobierno de Estados Unidos, se debe a que es muy difícil determinar qué tan efectiva sería la operación en cuanto al cese de la usurpación y la estabilidad de Venezuela. “Por ahora muchos consideran que podría ser complicado, aumentando más la inestabilidad y, aunque suene increíble, deteriorando más las condiciones de vida de los venezolanos”, señala.

El especialista considera que es probable que al final Maduro sea derrotado. Pero recuerda que su régimen tiene tiempo preparándose para este escenario, cuenta con el apoyo, al menos técnico, de países como Rusia y, además, con “grupos paramilitares y terroristas”, así que advierte que el escenario “podría ser complicado”.

“La intervención podría generar división en las Fuerzas Armadas venezolanas y, por ende, situaciones de enfrentamiento análogas a una guerra. Así que hay mucha incertidumbre. Y todavía la situación en Venezuela no se percibe como prioritaria para la gran mayoría del electorado estadounidense. Ese es un asunto que seguro considera también la Casa Blanca, en un momento donde ya ha empezado la campaña electoral para la reelección del presidente en 2020”, agrega.

Pero el chavismo no parece tener interés en retroceder. Una de las declaraciones más polémicas de la sesión de ayer en la ANC fue la de María León, quien sugirió incluso despojar a Guaidó de su nacionalidad venezolano por “traición a la patria”. “Yo no quiero compartir mi gentilicio con ellos. No lo merecen. No son dignos de esta historia sagrada”, expresó. También propuso crear “tribunales populares” para que el “pueblo” decida qué hacer.

“Echarle más leña al fuego es la peor de las decisiones por parte de Maduro y su equipo”, advierte Arellano, y señala que sería terrible para la comunidad internacional que Guaidó fuera detenido porque se perdería un enorme esfuerzo a favor de la población venezolana. “Nadie quiere una intervención militar. Eso parece que lo quiere solo Maduro. Todos los días ven una guerra. El Grupo de Lima se creó para trabajar la democracia venezolana, la Unión Europea no comparte esa idea, la OEA no tiene facultades militares y Trump ha dicho que todos los escenarios están sobre la mesa”, añade.

De Alba considera que el Gobierno de Maduro ha adoptado algunas medidas como la detención de Roberto Marrero o la inhabilitación política de Guaidó para probar la reacción internacional democrática. “La detención de Guaidó podría generar una fuerte reacción internacional, incluyendo mayores sanciones, rupturas adicionales de relaciones diplomáticas, interrupción total de las relaciones económicas o de las comunicaciones, sanciones secundarias a países que sigan teniendo relaciones comerciales con el régimen e, incluso, aunque por ahora no se percibe muy probable, el uso de la fuerza”.

Consultado sobre si Trump querría ayudar a resolver pronto la situación en Venezuela tomando en cuenta las elecciones presidenciales de 2020, advierte que eso podría ser un arma de doble filo: “Por supuesto que hay interés que se resuelva la situación en Venezuela y eso le permita a Trump asegurar la mayoría del apoyo del electorado en Florida, pero al mismo tiempo una intervención directa de Estados Unidos que empeore la situación y genere costos a ese país y a su sector militar, pudiese afectar las posibilidades electorales del presidente para su reelección”.

Aunque -señala- la presión que ha ejercido el gobierno de Trump ya podría servirle para captar el voto latino. Además, la crisis venezolana se ha convertido en un ejemplo muy claro para resaltar el fracaso del socialismo, “lo que genera réditos en contra de los políticos del Partido Demócrata”.

El papel de Rusia y China

La llegada al país de dos aviones rusos con equipo militar el mes pasado causó preocupación en la región. Ha habido pronunciamientos por parte del Grupo de Lima, Estados Unidos y la OTAN anunció que tratará el tema en la reunión ministerial que se realizará esta semana en Washington.

Además, el Consejo de la Federación ruso envió ayer una carta, fechada el 28 de marzo, al Congreso colombiano y al Parlamento Andino indicando que “cualquier tipo de incursión en Venezuela, que sea respaldada por los países que han apoyado a la oposición al régimen de Nicolás Maduro -como es el caso de Colombia- será interpretada por Moscú como una amenaza a la paz y a la seguridad internacional”.

Arellano considera que esta ha sido la peor jugada por parte de Rusia, pues introdujo el tema de la guerra con un país que ha dejado claro que no promueve una acción militar. “El único que ha movilizado fuerzas militares es Rusia. Creo que debería haber una reunión urgente del Grupo de Lima y del Consejo Permanente de la OEA para reaccionar de forma contundente ante este comportamiento en la región”.

Opina que Rusia tiene una obsesión de protagonismo hegemónico al apoyar a Venezuela mientras pierde el respaldo del resto de los países de América Latina: “Rusia se quedó con Pedro El Grande y sus grandes dominios. Está prácticamente destruyendo Ucrania, invadió a Crimea, tiene amenazada a buena parte de sus vecinos, está en una guerra tecnológica-electrónica con los países europeos (…) Si fortaleciera su economía y el bienestar de su población, tendría otro tipo de estrategia, pero su modelo es autoritario y los autoritarios se dan muchos caprichos, que no son los mejores para la paz internacional”.

China, en cambio, quiere ser una potencia económica, dice Arellano.

De Alba agrega que, aunque China apoya a Maduro por ser también un país autoritario, ese respaldo es de corte más económico. “Creo que China seguirá apoyando de alguna forma al régimen hasta que vea sumamente claro que será reemplazado. Y cuando ello suceda, buscará tener buenas relaciones con el nuevo gobierno y salvaguardar lo mejor posible sus intereses”.

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Texto por Isaac González Mendoza | @Sasamendoz

El contraataque del chavismo a las acciones del presidente encargado, Juan Guaidó, ha avanzado a pesar del duro cerco diplomático y financiero que circunda al gobernante Nicolás Maduro, quien se ha apoyado en Rusia para enviarle mensajes de advertencia a Estados Unidos.

Este martes 2 de abril, la oficialista asamblea nacional constituyente (ANC) aprobó el allanamiento de la inmunidad parlamentaria de Guaidó, que se juramentó como jefe encargado del Ejecutivo el 23 de enero, con respaldo de más de 50 países. Aunque el término utilizado por Diosdado Cabello, presidente del órgano chavista, fue el de “continuar el proceso de enjuiciamiento” en contra del también diputado y presidente de la Asamblea Nacional.

La respuesta internacional a la decisión de la ANC no ha sido, por ahora, demasiado contundente. Destaca el Gobierno de Alemania, que exigió garantía de la seguridad e integridad de Guaidó, y la del senador estadounidense Marco Rubio: “La legislatura falsa de la ANC no tiene autoridad legal para quitar al presidente interino Juan Guaidó su inmunidad legislativa. Todo esto está diseñado para distraer de los cortes de energía y para intimidar al Gobierno legítimo».

Pero “todas las opciones” siguen sobre la mesa, como ha advertido el presidente estadounidense, Donald Trump, incluyendo la intervención militar.

Los internacionalistas Mariano De Alba y Félix Arellano consideran que la cooperación internacional hacia Venezuela seguirá firme, pero señalan que es todavía improbable la intervención militar porque los países de América Latina y Europa son todavía reticentes a dicha alternativa.

“Es improbable porque tendría que ir al Congreso de Estados Unidos, un país en el que hay democracia, por fortuna. Eso tiene que debatirse, el presidente no lo puede decidir de la noche a la mañana”, afirma Arellano, quien avizora que la comunidad internacional debe estar planteando un incremento de las sanciones financieras que impliquen el coltán o el oro, así como un mayor seguimiento de todas las transacciones que realizan Maduro y su equipo. “Las sanciones generan presión, y estas se pueden ir desmontando a medida que se avance en las garantías democráticas, como ocurrió con Irán”, agregó.

De Alba explica que la reticencia hacia la intervención militar, incluso dentro del propio Gobierno de Estados Unidos, se debe a que es muy difícil determinar qué tan efectiva sería la operación en cuanto al cese de la usurpación y la estabilidad de Venezuela. “Por ahora muchos consideran que podría ser complicado, aumentando más la inestabilidad y, aunque suene increíble, deteriorando más las condiciones de vida de los venezolanos”, señala.

El especialista considera que es probable que al final Maduro sea derrotado. Pero recuerda que su régimen tiene tiempo preparándose para este escenario, cuenta con el apoyo, al menos técnico, de países como Rusia y, además, con “grupos paramilitares y terroristas”, así que advierte que el escenario “podría ser complicado”.

“La intervención podría generar división en las Fuerzas Armadas venezolanas y, por ende, situaciones de enfrentamiento análogas a una guerra. Así que hay mucha incertidumbre. Y todavía la situación en Venezuela no se percibe como prioritaria para la gran mayoría del electorado estadounidense. Ese es un asunto que seguro considera también la Casa Blanca, en un momento donde ya ha empezado la campaña electoral para la reelección del presidente en 2020”, agrega.

Pero el chavismo no parece tener interés en retroceder. Una de las declaraciones más polémicas de la sesión de ayer en la ANC fue la de María León, quien sugirió incluso despojar a Guaidó de su nacionalidad venezolano por “traición a la patria”. “Yo no quiero compartir mi gentilicio con ellos. No lo merecen. No son dignos de esta historia sagrada”, expresó. También propuso crear “tribunales populares” para que el “pueblo” decida qué hacer.

“Echarle más leña al fuego es la peor de las decisiones por parte de Maduro y su equipo”, advierte Arellano, y señala que sería terrible para la comunidad internacional que Guaidó fuera detenido porque se perdería un enorme esfuerzo a favor de la población venezolana. “Nadie quiere una intervención militar. Eso parece que lo quiere solo Maduro. Todos los días ven una guerra. El Grupo de Lima se creó para trabajar la democracia venezolana, la Unión Europea no comparte esa idea, la OEA no tiene facultades militares y Trump ha dicho que todos los escenarios están sobre la mesa”, añade.

De Alba considera que el Gobierno de Maduro ha adoptado algunas medidas como la detención de Roberto Marrero o la inhabilitación política de Guaidó para probar la reacción internacional democrática. “La detención de Guaidó podría generar una fuerte reacción internacional, incluyendo mayores sanciones, rupturas adicionales de relaciones diplomáticas, interrupción total de las relaciones económicas o de las comunicaciones, sanciones secundarias a países que sigan teniendo relaciones comerciales con el régimen e, incluso, aunque por ahora no se percibe muy probable, el uso de la fuerza”.

Consultado sobre si Trump querría ayudar a resolver pronto la situación en Venezuela tomando en cuenta las elecciones presidenciales de 2020, advierte que eso podría ser un arma de doble filo: “Por supuesto que hay interés que se resuelva la situación en Venezuela y eso le permita a Trump asegurar la mayoría del apoyo del electorado en Florida, pero al mismo tiempo una intervención directa de Estados Unidos que empeore la situación y genere costos a ese país y a su sector militar, pudiese afectar las posibilidades electorales del presidente para su reelección”.

Aunque -señala- la presión que ha ejercido el gobierno de Trump ya podría servirle para captar el voto latino. Además, la crisis venezolana se ha convertido en un ejemplo muy claro para resaltar el fracaso del socialismo, “lo que genera réditos en contra de los políticos del Partido Demócrata”.

El papel de Rusia y China

La llegada al país de dos aviones rusos con equipo militar el mes pasado causó preocupación en la región. Ha habido pronunciamientos por parte del Grupo de Lima, Estados Unidos y la OTAN anunció que tratará el tema en la reunión ministerial que se realizará esta semana en Washington.

Además, el Consejo de la Federación ruso envió ayer una carta, fechada el 28 de marzo, al Congreso colombiano y al Parlamento Andino indicando que “cualquier tipo de incursión en Venezuela, que sea respaldada por los países que han apoyado a la oposición al régimen de Nicolás Maduro -como es el caso de Colombia- será interpretada por Moscú como una amenaza a la paz y a la seguridad internacional”.

Arellano considera que esta ha sido la peor jugada por parte de Rusia, pues introdujo el tema de la guerra con un país que ha dejado claro que no promueve una acción militar. “El único que ha movilizado fuerzas militares es Rusia. Creo que debería haber una reunión urgente del Grupo de Lima y del Consejo Permanente de la OEA para reaccionar de forma contundente ante este comportamiento en la región”.

Opina que Rusia tiene una obsesión de protagonismo hegemónico al apoyar a Venezuela mientras pierde el respaldo del resto de los países de América Latina: “Rusia se quedó con Pedro El Grande y sus grandes dominios. Está prácticamente destruyendo Ucrania, invadió a Crimea, tiene amenazada a buena parte de sus vecinos, está en una guerra tecnológica-electrónica con los países europeos (…) Si fortaleciera su economía y el bienestar de su población, tendría otro tipo de estrategia, pero su modelo es autoritario y los autoritarios se dan muchos caprichos, que no son los mejores para la paz internacional”.

China, en cambio, quiere ser una potencia económica, dice Arellano.

De Alba agrega que, aunque China apoya a Maduro por ser también un país autoritario, ese respaldo es de corte más económico. “Creo que China seguirá apoyando de alguna forma al régimen hasta que vea sumamente claro que será reemplazado. Y cuando ello suceda, buscará tener buenas relaciones con el nuevo gobierno y salvaguardar lo mejor posible sus intereses”.

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