En Barinas hubo una “rebelión” a favor del voto, según expertos
Foto: Mairet Chourio Credit: Mairet Chourio

Una de las claves de la victoria opositora en el estado Barinas es la “rebelión” que protagonizó la dirigencia regional a favor del voto y en contra de la abstención que promovían las cúpulas partidistas, destacan los historiadores Pedro Benítez y Rafael Arráiz.

“Es un hecho que ocurrió una rebelión silenciosa en los distintos partidos que conforman el G4 (Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo) de liderazgos regionales que manifestaron su deseo de participar en el evento electoral (…) ¿Qué podía ocurrir si los partidos de la MUD no presentaban candidaturas?, los liderazgos se hubieran presentado con las tarjetas de Fuerza Vecinal, del MAS, de Lápiz, etc, y los partidos del G4 hubieran perdido su capital político”, expone Benítez.

El profesor considera que la aparición de Fuerza Vecinal y la candidatura de Antonio Ecarri son otras señales de esa “rebelión” que ocurrió aen contra de la línea abstencionista.

Se imponen las regiones

“Desde el 21 de noviembre está en marcha una rebelión de las bases de la oposición frente a las cúpulas dirigentes. Es el momento de renovar las direcciones de los partidos y darle un nuevo aire a la democracia con base en los liderazgos locales y las banderas federales”, escribió el profesor Arráiz en sus redes sociales.

Consultado por Efecto Cocuyo, el escritor coincide con Benítez en que las bases de los partidos se impusieron y se presentaron en los comicios incluso en contra de la voluntad expresa de sus dirigentes.

“En Barinas es muy interesante porque Freddy Superlano es dirigente de Voluntad Popular y desde este partido algunos desestimaron la participación en las elecciones”, comenta.

Otra lección que deja Barinas es la efectividad de la unidad de las fuerzas: “La oposición se presentó a las elecciones más unida, estaba presente el liderazgo de Freddy Superlano, pero también el de Sergio Garrido de Acción Democrática, también pesó el liderazgo de Rafael Rosales Peña (de otra ala de AD) que decidió apoyar a Garrido. Todo el evento encierra muchas enseñanzas, una de ellas es ¿de qué nos ha servido la abstención hasta este momento?”, argumenta.

Destaca el reconocimiento anticipado de su derrota que hizo el candidato del Psuv, Jorge Arreaza: “No recuerdo en 22 años que un candidato del chavismo reconociera su derrota incluso antes de que el CNE diera los resultados, eso es un indicio institucionalista”.

Un ejemplo histórico que recuerda Arráiz para ilustrar cómo una elección no competitiva puede convertirse en un detonante para el cambio político es el plebiscito que convocó el dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez en 1957. El militar aseguró su continuidad con esta consulta, pero la oposición desconoció los resultados y el evento aceleró el descontento y posterior caída del régimen en 1958.

El profesor considera que además de renovar las direcciones de los partidos a través de un proceso que sea “cada vez más descentralizado y federal”, la oposición debe concentrarse en las elecciones presidenciales de 2024 más que en otros mecanismos como el referendo revocatorio.

“El referendo revocatorio está en la Constitución, pero Venezuela lo ha intentado varias veces y el resultado no ha sido favorable, por eso mi proposición es que la oposición se reorganice, redefina a su dirigencia, regrese la democracia interna a los partidos y, llegado el momento, convoque un mecanismo de primarias para seleccionar a un candidato presidencial, me parece que es un camino más sólido que presentarse en un referendo revocatorio que tiene circunstancias muy inciertas”, expone.

La ruta “es la electoral”

Para Benítez, Barinas ratifica que el principal instrumento de la oposición es el voto y que al chavismo se le puede derrotar en el terreno electoral. No obstante, el historiador advierte que una estrategia electoral no necesariamente conducirá a una transición política: “Nadie tiene la fórmula mágica para salir de regímenes autoritarios”.

El profesor cita la publicación de Sergio Bitar y Abraham Lowenthal sobre las transiciones hacia la democracia para destacar cómo los comicios fueron clave para iniciar la democratización en Chile (plebiscito de 1988), Brasil (elecciones presidenciales de 1985) o Polonia (elecciones legislativas de 1989).

Sobre el efecto que la elección en Barinas puede tener en la negociación entre el chavismo y la oposición, Benítez responde: La oposición en general, no estoy hablando de (Juan) Guaidó ni del G4 sino de la oposición en general, tiene menos interés en la negociación porque Barinas demostró que se puede lograr una victoria sin condiciones electorales. Por el contrario, Maduro debería tener más interés porque necesita que se le baje el cerco de las sanciones a fin de que la economía mejore y mejore así su capacidad competitiva de cara a las presidenciales de 2024”.

En su opinión, para 2023 la oposición debe adelantar la definición de una candidatura y un programa de gobierno que sea apoyada por la gran mayoría. “La oposición no tiene tiempo y, en ese sentido, me da la impresión de que el referendo revocatorio es un gran distractor. Supongamos que Maduro es revocado, la oposición no tiene un candidato y en ese escenario las elecciones tendrían que hacerse en un mes. El Psuv demostró el 21 de noviembre, en Barinas, que sigue siendo principal maquinaria electoral porque tienen el control del aparato del Estado y lo van a seguir usando”, concluye.