Sietemillonescientoochentamilcientosetenta y contando. Cuando la Comisión de Garantes de la Consulta Popular le puso número al acto de desobediencia civil pacífico más masivo que han protagonizado los venezolanos, algunos empezaron a buscar comparaciones con resultados comiciales anteriores. Pasada las 11: 30 de la noche de un día que respiró y transpiró un aire electoral, la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, develaba la cifra preliminar con 95 por ciento de actas escrutadas. 7 millones 180 mil 170 personas votaron. De estas 693.789 lo hicieron fuera del país. Pero, la jornada del domingo 16 de julio de 2017 no fue un acto electoral en términos formales, fue un acto de rebeldía cuyas repercusiones aún están por verse. Tanto para la dirigencia del Gobierno, como de la oposición.
Fueron tres las preguntas:
- ¿Rechaza y desconoce la realización de una Constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano?
- ¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional y a todo funcionario público obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?
- ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo establecido a la Constitución, y a la realización de elecciones libres y transparentes así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional?.
El grito fue SI y con ello se emite un mandato a la dirigencia opositora que aún en la noche del domingo no decidía cuáles serán las próximas acciones.
Los venezolanos llegaron a esta consulta al margen de la mayoría de las instituciones, con un mandato de censura a los medios radioeléctricos y sin recursos logísticos ni monetarios. El Consejo Nacional Electoral no la organizó ( por el contrario, el ´órgano rector realizó este mismo domingo un simulacro de la elección a la Asamblea Constituyente), el gobierno no quiso darle beligerancia y llamó a que la “actividad organizada por la MUD” se realizara en sana paz. Sin embargo, en el camino se quedó un intento de detenerla ante Tribunal Supremo de Justicia. La presidenta del CNE, la rectora Tibisay Lucena, evitó calificarla de ilegal. Aseguraba este mismo domingo 16 de julio que se trataba de una actividad interna de la Mesa de la Unidad Democrática. Siete millones por el pecho fue la respuesta.
También se quedó en el camino el intento de suspenderla como una de las ofrendas que abra las puertas a una eventual negociación, entendimiento que muchos a sotto voce dicen querer, pero cuya mesa aún espera por mejores platos. La medida cautelar de casa por cárcel a favor del preso político Leopoldo López aún reclama un gesto de reciprocidad.
La consulta se organizó en menos de dos semanas, aunque desde hace seis meses se barajeaba esta carta, en vista de que el propio CNE no convocaba a elecciones. Desde 2015 los venezolanos no votan en elecciones libres. . El 6 de diciembre de aquel año lo hicieron y un mes después, el gobierno y sus instituciones aliadas desconocían los resultados que le otorgaron a la oposición 112 de los 165 diputados de la Asamblea Nacional. La inhabilitación de tres diputados del estado Amazonas nunca se resolvió. Un pecado original que aún sigue cobrando consecuencias a la estabilidad del país.
En la sede del Centro Cultural Chacao que funcionó como el War Room de la consulta de este domingo 16 de julio, la noche llegó en medio de expectativas. Una vez más se activó la logística de informar por You Tube a través del canal Capitolio Tv en vista de la censura de las televisoras y de la experiencia de 2015. Sin embargo, se sabría que Venevisión y Televen transmitieron en vivo- con un delay de varios segundos- las tres ruedas de prensa que se dieron durante la noche.
En la previa, hubo expresiones de contentura porque la mayor parte del proceso se hizo de manera pacífica, análisis previos en espera del número mágico, algunas caras largas por una demora, luego de cerradas todas las mesas antes de las 8 pm, solo explicada porque la dirigencia opositora intentaba llegar a un acuerdo sobre su hoja de ruta, acuerdo al que no se llegó esta noche. La entrada del centro cultural era como una especie de alfombra roja. Hasta el ciberactivista JulioCoco se acercó.
Así el equipo de Cofavic con Liliana Ortega al mando aseguraba que en su observación con enfoque de derechos humanos se reseñaron pocos incidentes, el consultor político Edgard Gutiérrez apuntaba hacia el día después del 16J, el consultor Oswaldo Ramírez arrojaba un número extraoficial: más de 8 millones de votos, incluyendo unos 700 mil provenientes del exterior. Sin embargo, las cifras oficiales tardarían en llegar.
Mientras se esperaba hablaron los expresidentes los expresidentes latinomericanos Andrés Pastrana, Laura Chincilla, , Miguel Ángel Rodríguez y Jorge Quiroga, quienes fungieron como cabezas de una misión acompañante del proceso.
Chinchilla pidió a la comunidad internacional darle legitimidad a la consulta. Para ese momento, solo el gobierno de México se había pronunciado. Luego lo hizo el de Canadá.
Casi a la medianoche salieron los rectores de las universidades quienes integraron la Comisión de Garantes: Cecilia García Arocha ( UCV) , José Virtuoso (Ucab), Benjamin Sharifker ( Unimet), Jessy Divo ( Universidad de Carabobo). La incertidumbre ya tenía número, pero luego vendrían comentarios, desde redes sociales y otros sectores, intentando darle sentido a los siete millones.
No había nada que explicar ni comparar, pero algunos opositores que tenían la expectativa falsamente creada de llegar a 11 millones de votos. Ninguna organización ha logrado esa cantidad de votos, pero no solo eso, es que el acto de este domingo, técnicamente no podía superar el umbral de nueve millones de participantes. Entre otras razones porque no era posible alcanzar ese universo logísticamente.
Para cerrar, le toco el turno a los dirigentes de los partidos políticos. Todos en traje de campaña. En el estrado estuvieron los que siempre salen en la foto. Apenas una diez mujeres en medio de más de cincuenta hombres. Hasta allí llegaron, por cierto, Lilian Tintori y Antonieta Mendoza ( la madre del dirigente Leopoldo López).
Julio Borges tuvo la voz cantante- literalmente porque cerró entonando el himno nacional-, en la primera fila y muy cerca de él estaba el ex gobernador Manuel Rosales, también los miembros de la nueva camada de políticos- generación 2007- Juan Andrés Mejía, José Luis Olivares, Miguel Pizarro, Roberto Patiño, Andrés Chola, Freddy Guevara, Stalin González. Lideres del movimiento estudiantil como Rafaela Requesens y en un extremo, estaba Henrique Capriles Radonski. El ausente de la noche fue Henry Ramos Allup.
Tocó a Borges explicar lo que para significaban los números, recordar a Roberto Picón- experto técnico de la MUD y hecho preso recientemente por el gobierno.
Comparó la participación de este 16 de julio con la que tuvo la convocatoria a la Constituyente de 1999, elecciones en las que votaron cuatro millones de venezolanos. También explicó que para una elección normal realizada por el CNE se habilitan 45 mil mesas electorales y que para esta consulta solo hubo 14 mil.
Pero ya el cansancio había hecho mella, así que rápidamente cesaron las explicaciones. Casi a la una de la madrugada el Centro Cultural Chacao se vaciaba. Para este lunes quedarían las cifras totales, se esperaba contar 200 mil votos aproximadamente.
Sin embargo, lo que fue una jornada de paz tuvo una nota de dolor. El asesinato de Xiomara Scott, una mujer de 61 años, opositora al gobierno, que junto a otras cinco fue herida, cuando civiles armados atacaron una concentración en la que confluyeron seguidores del gobierno y de la oposición.
Antes de este ataque, la imagen que le quedó plasmada al joven periodista Reynaldo Mozo fue ver la avenida Sucre de Catia llena de opositores que además cantaban: Y no, y no nos da la gana, una dictadura como la cubana.
Esta protesta fue vista como una afrenta por los grupos armados que apoyan al gobierno y dominan la zona. Lo que no pasaba de ser un careo entre voces de distintas opiniones se convirtió en un reguero de sangre y terror cuando miembros de estos grupos dispararon, frente a la mirada impávida de los efectivos de la fuerza pública que resguardaban uno de los centros de votación en donde el gobierno con el CNE llevaba a cabo el simulacro electoral de la Constituyente.

El resto del país se mantuvo en relativa calma.
Pasado el 16J ahora faltan por ver qué puertas se abren y qué puertas se cierran. Venezuela vive al borde de una violencia más profunda, según advierten todos los analistas, el gobierno sigue en su intento de celebrar la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, el Tribunal Supremo de Justicia tiene la cabeza de la fiscal Luisa Ortega Díaz en un cadalso, la protesta ciudadana no ha cesado. La carta de una negociación empieza a verse como la única posible de conjurar los escenarios de conflicto que prevalecen en Venezuela.
Foto: Anciana vota en punto soberano de la UCV.
Crédito foto: Iván Reyes