¿Alguna vez has mirado hacia arriba por la noche y se te has preguntado qué hay en la Luna o de qué está hecha? Después de todo, la Luna no es de queso. El misterio del núcleo interno de la Luna ha existido durante siglos. Ahora, los científicos han confirmado datos recolectados con anterioridad, para postular cómo podría ser. Una investigación exhaustiva arrojó que el núcleo interno de la Luna es, de hecho, una esfera sólida con unas propiedades similares a las del hierro. Los investigadores esperan que esto ayude a resolver un largo debate sobre si el corazón interno de la Luna es sólido o líquido, y podría conducir a una comprensión más precisa de la historia de la Luna y, por extensión, del Sistema Solar.

«Nuestros resultados» escribe el equipo de investigadores en la revista Nature, «cuestionan la evolución del campo magnético de la Luna, debido a la existencia de un núcleo interno y respaldan un vuelco global del manto». Este escenario aporta información sustancial sobre la línea de tiempo durante el bombardeo lunar, que ocurrió en los primeros mil millones de años del Sistema Solar.

Explorar la composición interna de los objetos en el Sistema Solar se logra a través de la recopilación e interpretación de datos sísmicos. La forma en que estas ondas elásticas generadas por los terremotos se mueven y rebotan en el material, dentro de un planeta o una luna, puede ayudar a los científicos a crear un mapa detallado del interior del cuerpo celeste. Estos datos se han compilado durante años utilizando cuatro sismómetros colocados por las misiones Apolo, desplegados entre 1969 y 1972. Estos permanecieron operativos hasta finales de 1977. Lamentablemente su resolución fue demasiado baja como para determinar con precisión qué hay en el núcleo interno de la Luna.

Según la nueva información, cobra fuerza el modelo en el que se postula un núcleo externo fluido, aunque sigue siendo objeto de debate. Con los datos de las misiones Apolo, era difícil postular correctamente los modelos, funcionando igualmente bien con un núcleo interno sólido o completamente fluido. Además, los investigadores indicaron que «a diferencia de la Tierra, la Luna también parece poseer una capa límite entre el núcleo y el manto, donde el material estaría parcialmente fundido». El equipo de científicos también concluyó que el núcleo lunar contiene un pequeño porcentaje de elementos livianos como el azufre.

¿Cómo se confirmó la información? Para establecer el nuevo modelo, los científicos recopilaron datos de misiones espaciales y realizaron el análisis de datos de la misión GRAIL (Gravity Recovery and Interior Laboratory) de la NASA. En 2011 se enviaron dos naves espaciales a la órbita del satélite de la Tierra que midieron las fuerzas gravitatorias mientras volaban sobre diferentes partes de su superficie, para estimar el grado de deformación por su interacción gravitacional con la Tierra, así como la variación en su distancia a nuestro planeta. Luego, realizaron modelos con varios tipos de composición y estados de la materia (sólido o líquido) hasta encontrar cuál coincidía más con los datos de observación.

En el estudio se hicieron varios descubrimientos interesantes. En primer lugar, los modelos describen un «vuelco activo» en las profundidades del manto lunar. Este vuelco significa que el material más denso dentro de la Luna esta hacia el centro y el material menos denso sube hacia la superficie. Esta actividad se ha propuesto desde hace tiempo como una forma de explicar la presencia de ciertos elementos en las regiones volcánicas de la Luna.

Además, determinaron que el núcleo lunar es muy similar al de la Tierra, con una capa exterior fluida y un núcleo interior sólido. Según su modelo, el núcleo exterior tiene un radio de unos 362 kilómetros, mientras que su interior tiene uno de 258 kilómetros. Eso es alrededor del 15% del radio total de la Luna. También se confirmó que el núcleo interno tiene una densidad de alrededor de 7.822 kilogramos por metro cúbico. Eso está muy cerca de la densidad del hierro.

Curiosamente, en 2011 un equipo de la NASA reportó un resultado similar utilizando lo que entonces eran técnicas sismológicas de vanguardia, para interpretar los datos de las misiones Apolo. Encontraron evidencia de un núcleo interno sólido con un radio de unos 240 kilómetros y una densidad de 8.000 kilogramos por metro cúbico. Los resultados recientes, son la confirmación de esos hallazgos anteriores y constituyen un caso bastante sólido para un núcleo lunar similar al de la Tierra.

Se sabe que, poco después de su formación, la Luna tenía un poderoso campo magnético, que comenzó a disminuir hace unos 3.200 millones de años. Se cree que ese campo magnético fue generado por el movimiento y convección ocurrido en su interior, por lo que la composición del núcleo lunar es profundamente relevante para comprender cómo y por qué desapareció el campo magnético.

Dada la esperanza de la humanidad de regresar a la Luna en un tiempo relativamente corto, tal vez no tengamos que esperar mucho para la verificación sísmica de los nuevos modelos propuestos. Teniendo implicaciones interesantes sobre la evolución de la Luna y de nuestro planeta.

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