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María Corina Muskus Toro | @macomuskus.
¿Nos conoces? ¿Alguna vez has leído al menos un libro escrito por una feminista? O te has comprado esa narrativa amarillista y repites los titulares llamándonos feminazi o cualquier otro insulto (rígida, amargada, infeliz, entre otras) por haber leído lo que dicen sobre lo que nosotras decimos. Les invito a todas y a todos aquellos que no se reconocen como feministas, que se hagan esta pregunta, la escuché en la maravillosa obra llamada Manual para Mujeres Infames en la Ciudad de México.
Este monólogo, protagonizado por Carla Muller: actriz y gestora cultural venezolana, nos conecta con las reflexiones, los encuentros y desencuentros de la filósofa y gran feminista: Simone de Beauvoir. Simone, una mujer que para su época, principios de los 1900, era catalogada como infame y que incluso hoy en día su discurso está más vigente que nunca, y se podría hasta catalogar como a-temporal. En esta obra pasamos por reflexiones sobre lo que significa ser mujer, y cómo el rol de la mujer está asociado con la debilidad, la sumisión, la maternidad.
La asociación de la belleza con la mujer, porque claro y como dicen en la obra “la fealdad se les permite a los hombres”. Por otro lado, también nos paseamos por la idea de que todo aquello que pensamos que es natural, no lo es, y ¿por qué habría de serlo? Es que, ¿acaso la costumbre y la repetición de un acto se vuelve norma? Reflexionemos sobre nuestras costumbres aprehendidas, derrumbemos los estereotipos de género y tomemos decisiones consientes, con libertad y no consumidas sin digestión.
Esta obra escrita por la venezolana Karin Valecillos, inspirada en el libro de las Cartas a Nelson Algren, nos deja en el entendido que ser mujer es y seguirá siendo, hasta que nuestras vaginas dejen de determinar nuestro rol en la sociedad, más difícil que ser hombre, porque el hombre nace con privilegio. Si, si, aquí entraría un análisis intersecional sobre ¿qué tipo de hombre? Pero para efectos de este artículo cuando me refiera a hombre hablaré de un hombre blanco heterosexual. En la obra vivimos y compartimos con Simone las decisiones de vida que se plantea: irse por amor con Nelson o quedarse siendo quien es ella junto a Jean Paul Sartre.
Lo que de verdad molesta sobre esta discusión es por qué tenemos que ser siempre nosotras las mujeres las que tenemos que decidir. Por ejemplo sobre una carrera o el amor, sobre tener una carrera profesional o la maternidad. Es el caso que 6 de cada 10 mujeres renuncian a su carrera profesional al ser madres. Está sobre nosotras una carga desigual que no tienen los hombres, ellos ni tienen la necesidad de preguntarse: ¿será que ser padre va a interrumpir mi carrera profesional? Las mujeres además de tener que decidir, tienen que afrontar las consecuencias cuando la decisión no se adapta a cánones sociales.
Y de forma muy brillante lo pone Simone al decir «El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal». ¿Por qué mejor no Nelson dejaba su vida en Estados Unidos y se iba con Simone a Paris? No tengo la respuesta, pero es una reflexión sobre lo desigual que estamos socialmente las mujeres frente a hombres.
Esta obra también me invitó a reflexionar sobre la problemática de las acciones tomadas por mujeres feministas en la Ciudad de México, ante un sistema penal lleno de impunidad, estereotipos y revictimización que ha probado ser completamente insuficiente, incapaz e ineficiente ante los gritos de solicitud de justicia para las mujeres. Porque el actuar de las mujeres en esta manifestación, no se parecía a aquellos roles asociados con la mujer, con estereotipos sobre lo que socialmente esperamos de una mujer, sobre la sumisión, la docilidad y el respeto.
Pareciera que la violencia cuando proviene de los hombres está más naturalizada y aceptada socialmente, esta no es señalada como negativa, ni se ve de tal gravedad. Tal es así que está la expresión “boys will be boys”, es decir, así son ellos, casi casi que ni modo, y por otro lado “calladita te ves más bonita”, esto sólo es un ejemplo microscópico sobre cómo incluso a través del lenguaje socializamos a mujeres y hombres a ciertos roles sociales.
A mis amigas de lucha feministas, como dijeron en esta obra: las cosas no se cambian haciendo lo correcto. Sigamos siendo hoy mujeres infames, sigamos siendo mujeres que tomemos decisiones libres, que podamos decidir sobre nuestros propios cuerpos, que podamos decidir ser madres, ser esposas, ser amantes, y también cambiar nuestros cuerpos si lo deseamos porque “no se nace mujer, se llega a serlo”.
Y te invito a ti, mujer, hombre, feminista y no feminista que te tomes el tiempo, créeme que valdrá la pena, de ver este monólogo (si vives en la Ciudad de México) con su maravillosa actriz inspirado en las cartas de amor de Simone de Beauvoir y su amante Nelson Algren en el Teatro Bellescene los viernes a las 8.30pm, queda una función el 6 de septiembre. Además tendrán una segunda temporada en La Teatreria los sábados de septiembre a las 7pm, con cuatro funciones.
* * *
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Este monólogo, protagonizado por Carla Muller: actriz y gestora cultural venezolana, nos conecta con las reflexiones, los encuentros y desencuentros de la filósofa y gran feminista: Simone de Beauvoir. Simone, una mujer que para su época, principios de los 1900, era catalogada como infame y que incluso hoy en día su discurso está más vigente que nunca, y se podría hasta catalogar como a-temporal. En esta obra pasamos por reflexiones sobre lo que significa ser mujer, y cómo el rol de la mujer está asociado con la debilidad, la sumisión, la maternidad.
La asociación de la belleza con la mujer, porque claro y como dicen en la obra “la fealdad se les permite a los hombres”. Por otro lado, también nos paseamos por la idea de que todo aquello que pensamos que es natural, no lo es, y ¿por qué habría de serlo? Es que, ¿acaso la costumbre y la repetición de un acto se vuelve norma? Reflexionemos sobre nuestras costumbres aprehendidas, derrumbemos los estereotipos de género y tomemos decisiones consientes, con libertad y no consumidas sin digestión.
Esta obra escrita por la venezolana Karin Valecillos, inspirada en el libro de las Cartas a Nelson Algren, nos deja en el entendido que ser mujer es y seguirá siendo, hasta que nuestras vaginas dejen de determinar nuestro rol en la sociedad, más difícil que ser hombre, porque el hombre nace con privilegio. Si, si, aquí entraría un análisis intersecional sobre ¿qué tipo de hombre? Pero para efectos de este artículo cuando me refiera a hombre hablaré de un hombre blanco heterosexual. En la obra vivimos y compartimos con Simone las decisiones de vida que se plantea: irse por amor con Nelson o quedarse siendo quien es ella junto a Jean Paul Sartre.
Lo que de verdad molesta sobre esta discusión es por qué tenemos que ser siempre nosotras las mujeres las que tenemos que decidir. Por ejemplo sobre una carrera o el amor, sobre tener una carrera profesional o la maternidad. Es el caso que 6 de cada 10 mujeres renuncian a su carrera profesional al ser madres. Está sobre nosotras una carga desigual que no tienen los hombres, ellos ni tienen la necesidad de preguntarse: ¿será que ser padre va a interrumpir mi carrera profesional? Las mujeres además de tener que decidir, tienen que afrontar las consecuencias cuando la decisión no se adapta a cánones sociales.
Y de forma muy brillante lo pone Simone al decir «El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal». ¿Por qué mejor no Nelson dejaba su vida en Estados Unidos y se iba con Simone a Paris? No tengo la respuesta, pero es una reflexión sobre lo desigual que estamos socialmente las mujeres frente a hombres.
Esta obra también me invitó a reflexionar sobre la problemática de las acciones tomadas por mujeres feministas en la Ciudad de México, ante un sistema penal lleno de impunidad, estereotipos y revictimización que ha probado ser completamente insuficiente, incapaz e ineficiente ante los gritos de solicitud de justicia para las mujeres. Porque el actuar de las mujeres en esta manifestación, no se parecía a aquellos roles asociados con la mujer, con estereotipos sobre lo que socialmente esperamos de una mujer, sobre la sumisión, la docilidad y el respeto.
Pareciera que la violencia cuando proviene de los hombres está más naturalizada y aceptada socialmente, esta no es señalada como negativa, ni se ve de tal gravedad. Tal es así que está la expresión “boys will be boys”, es decir, así son ellos, casi casi que ni modo, y por otro lado “calladita te ves más bonita”, esto sólo es un ejemplo microscópico sobre cómo incluso a través del lenguaje socializamos a mujeres y hombres a ciertos roles sociales.
A mis amigas de lucha feministas, como dijeron en esta obra: las cosas no se cambian haciendo lo correcto. Sigamos siendo hoy mujeres infames, sigamos siendo mujeres que tomemos decisiones libres, que podamos decidir sobre nuestros propios cuerpos, que podamos decidir ser madres, ser esposas, ser amantes, y también cambiar nuestros cuerpos si lo deseamos porque “no se nace mujer, se llega a serlo”.
Y te invito a ti, mujer, hombre, feminista y no feminista que te tomes el tiempo, créeme que valdrá la pena, de ver este monólogo (si vives en la Ciudad de México) con su maravillosa actriz inspirado en las cartas de amor de Simone de Beauvoir y su amante Nelson Algren en el Teatro Bellescene los viernes a las 8.30pm, queda una función el 6 de septiembre. Además tendrán una segunda temporada en La Teatreria los sábados de septiembre a las 7pm, con cuatro funciones.
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