¿Recrudecerán las sanciones contra Venezuela?
EE.UU levantó flexibilización de sanciones pero permitirá a cada empresa optar por licencias individualmente

Suelo escribir de materia económica y financiera en este espacio, evitando entrar en los temas y polémicas políticas que lamentablemente, lejos de ayudar, han producido durante las últimas décadas, laceraciones irreparables y estériles en la vida de los venezolanos.

¿Qué dijo el Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU.?

El pasado 16 de enero, el Servicio de Investigación del Congreso de los EE. UU. (Congressional Research Service -CRS), publicó un documento que tituló “Venezuela: revisión de las políticas de sanciones de los EE. UU. (Venezuela: Overview of U.S. Sanctions Policy).

En el primer párrafo asegura textualmente que: “Las sanciones y otras presiones internacionales fallaron en la remoción de Maduro y exacerbaron la crisis económica y humanitaria causadas por el mal manejo y corrupción del gobierno (nacional), promoviendo la migración de 7,7 millones de venezolanos”.

Hoy, 5 años después de que se impusieran las primeras sanciones generales contra el país, el Congreso de los EE. UU reconoce que precipitaron una crisis económica, humanitaria y migratoria en Venezuela, que no ha servido para nada, porque Maduro sigue en el poder.

Más de 900 sanciones

De 930 sanciones impuestas contra nuestro país desde el 2015 por los EE. UU., según revela el website de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC), tan sólo 138 son de carácter individual, contra políticos o personas relacionadas con el actual gobierno. Esto quiere decir que 792 sanciones y restricciones son de carácter general, ya sea contra empresas, instituciones o activos del Estado venezolano.

Aunque parezca de Perogrullo, el Estado venezolano, no sólo se circunscribe al gobierno, las instituciones gubernamentales y a los que nos gobiernan, sino también a cada uno de nosotros, los ciudadanos que nacimos y vivimos en el país.

Cuando se sanciona a un Estado completo, se atenta de forma directa e indirecta, contra cada uno de sus ciudadanos. Pues sí, hay 788 sanciones o restricciones de la OFAC que nos impiden a usted y a mí, como ciudadanos de a pie, tener mínimos derechos económicos de cara a los EE. UU. (y al mundo).

No me refiero obviamente a pretender una visa americana para visitar a un familiar o hacer compras en los EE. UU, sino a la posibilidad de vender, comprar bienes y servicios y acceder al sistema financiero internacional sujeto a la voluntad de los estadounidenses.

Nos guste o no, la economía internacional es dominada por tres grandes potencias: EE. UU., China, y en menor medida, por la Unión Europea. La estadounidense, sigue siendo la economía más poderosa del mundo, por lo tanto, es el país con mayor poder de consumir materias primas y el mayor vendedor de productos terminados del mundo.

Asimismo, la banca y el mercado financiero de EE. UU. es sin duda, el que mayor alcance tiene en el planeta. Cualquier amenaza o impedimento comercial por parte de los norteamericanos es una condena al aislamiento del mercado global, ya que la mayoría de los países del mundo dependen de su “voluntad” económica.

Desde 2017

En el 2017, durante el gobierno del expresidente, Donald Trump, comenzaron a imponerse sanciones generales a Venezuela, que progresivamente nos impidieron el acceso a financiamiento internacional como país, a la posibilidad de hacer transacciones bancarias internacionales, y para remate de males, a la posibilidad de producir y comercializar libremente nuestro petróleo, que en ese momento representaba 95% de los ingresos de Venezuela.

Para entonces, Trump aseguraba que “se quería provocar una crisis económica y social de tal magnitud en el país que obligara a Maduro a renunciar a la Presidencia”. Incluso, abiertamente en 2019, dijo “que fuerzas militares americanas podrían invadir a nuestro país para sacar a Maduro a la fuerza”.

Las sanciones y el bloqueo comercial precipitaron una de las crisis económicas y humanitarias más graves que ha vivido la patria.

Entre 2017 y 2020, no solo pasamos por una de las hiperinflaciones más severas del mundo, sino que más allá de los constructos propios de la economía, los venezolanos vivimos hambre, precarias condiciones sanitarias, enfermedades, muertes por faltas de insumos y medicamentos importados, y uno de los desplazamientos migratorios por pobreza más importantes de la historia contemporánea de América Latina.

La oposición y las sanciones

Sería injusto culpar a toda la oposición política venezolana de las sanciones, ya que fueron los gringos los artífices de éstas. Pero un significativo número de líderes opositores, incluyendo a Leopoldo López, Juan Guaidó, e incluso, a la hoy tan polémica, María Corina Machado, clamaron en su momento, por un endurecimiento aun mayor de las sanciones, e incluso por una invasión de los EE. UU. a Venezuela.

Esto sin importar si los venezolanos moríamos de hambre, enfermedades, o por posibles bombas y metralla, en caso de que a los “marines americanos” se les ocurriera invadir nuestro país. Todo lo mencionado para sacar a Maduro del poder “a como diera lugar y costara lo que costara”.

En estos días se cuestiona, la decisión del Tribunal Supremo de Justicia, de mantener la inhabilitación de María Corina Machado y otros líderes opositores. Por esta razón, después de que se dieran las primeras licencias para aliviar las sanciones de la OFAC en octubre del año pasado, se decidió revocar la Licencia 43 que permite la libre explotación y comercialización de oro y el Departamento de Estado de EE. UU. amenaza con no renovar en abril la Licencia 44 que nos permite a los venezolanos la explotación y exportación de nuestro petróleo.

Lo mencionado, bien puede generar la pérdida de al menos 8 mil millones de dólares extra por concepto de exportaciones petroleras y el crecimiento económico subsecuente, esperado para el país durante este año.

Sin entrar a polemizar sobre el derecho de la oposición a cuestionar la habilitación política de sus líderes, me pregunto por qué dicha oposición y los gringos siguen usando el “arma mortal” de las sanciones para lograr sus objetivos políticos. Esta amenaza, como palanca para lograr fines políticos, no toma en cuenta que se socava el bienestar de la población venezolana, especialmente la más vulnerable.

Me pregunto

Todos los días me pregunto si los gringos están conscientes sobre si el tema político, Maduro, la oposición, las habilitaciones de candidatos y otros aspectos que bien podrían discutirse, no son hoy una prioridad para la mayoría de nosotros los venezolanos.

Aclaro, no me refiero a los venezolanos interesados en la política nacional, que según las diferentes encuestas que he visto, difícilmente llega a 30% de la población. Obviamente, hablo de la mayoría de los venezolanos, que estamos pujando por reconstruir la economía nacional independientemente del hecho político.

Estoy seguro de que si los norteamericanos “se lanzan una encuestica” o un simple “pulsito de calle”, se darían cuenta de sobra, que la mayoría de los venezolanos, independientemente del acuerdo de Barbados, de Maduro y de María Corina, queremos que mejoren las condiciones económicas del país.

Lamentablemente, la activación de la economía nacional pasa por la voluntad de los EE. UU. de levantar de una vez por todas las sanciones que pesan sobre Venezuela.

Cada día más estoy convencido de que nuestros asuntos políticos y soberanos, los resolveremos tarde o temprano los venezolanos, cuando nos parezca conveniente y cuando así lo decidamos los ciudadanos, no los dirigentes de los partidos políticos o las fuerzas imperiales del mundo.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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