Denominación de origen en Venezuela

A nivel internacional, Venezuela se ha visto mayormente asociado con la riqueza petrolera, la belleza de sus mujeres y, más recientemente, con la profunda crisis económica y los complejos temas políticos que hemos vivido.

En la niñez, nos metieron en la cabeza que las grandes virtudes de Venezuela estaban relacionadas con sus inmensos recursos minerales. Lamentablemente, poco resaltaban la diversidad y belleza geográfica, la riqueza cultural, su oferta gastronómica única, y sobre todo, la generosidad de su gente.

Existen tesoros ocultos de los que todavía hoy se habla muy poco, que representan un rico potencial para nuestra tierra y sus habitantes. Estos tesoros son productos que han ganado la Denominación de Origen Controlada (DOC), reconocimiento internacional que valora productos o géneros únicos en el mundo, por sus características propias y particulares.

Un ejemplo de ello es el cacao de Chuao, cuyo sabor deleita a Europa, Japón y el resto del mundo a través de chocolates venezolanos excepcionales. Chuao alberga una plantación de cacao antigua y extensa, donde se cultiva un cacao apreciado por sus características organolépticas únicas.

Los cultivadores de cacao venezolanos han preservado la pureza genética del cacao vernáculo, realizando cruces cuidadosos, solo cuando es necesario, para enriquecer su sabor y aroma. Estos héroes de la producción cacaotera artesanal, la mayoría campesinos con siembras de pequeña extensión, producen un cacao orgánico, que proviene de las matas que sembraran sus abuelos y bisabuelos, dando lugar a cacaos que no existen en ningún otro lugar del mundo.

Chuao es el único cacao con DOC en Venezuela, pero también tenemos cacaos como el Carenero, Caripito y Cajigal, así como otros muchos cacaos sucrenses y del Sur del Lago que tienen características diferenciadas y muy particulares y bien merecen ser reconocidos como productos de alta gama, únicos en el mundo.

Otro gran orgullo nacional es el ron venezolano, perfeccionado por productores desde el siglo XVIII. Las condiciones climáticas únicas de Venezuela dan lugar a cañas de azúcar únicas en su especie. El ron venezolano, el primero con DOC, es reconocido mundialmente y ha ganado más de 500 premios internacionales.

De hecho, más allá de los populares rones cubanos, puertorriqueños, dominicanos y centroamericanos, el ron venezolano de alta gama es el preferido y más consumido por los conocedores internacionales. Buen ejemplo de ello, es que el “Ron Diplomático” producido por Licorerías DUSA en el Estado Portuguesa, fue recientemente adquirido por la enorme Licorera americana, Brown-Forman, productora del popular wiski Jack Daniels. Otro tanto pasó con el ron “1796”, de la empresa venezolana Santa Teresa, producido en el Estado Aragua, y que tras una alianza estratégica, hoy es distribuido la gigante internacional Bacardi, como su ron de alta gama.

El Cocuy pecayero de Falcón y Lara es otra joya, una bebida ancestral obtenida de la planta Agave Cocui. Este destilado, con un contenido alcohólico del 50%, tiene un sabor y aroma ahumados realmente únicos, gracias a la cuidadosa selección y procesamiento manual de las plantas. El Cocuy venezolano, en vías a obtener su DOC, ha sido premiada internacionalmente como uno de los mejores destilados de Agave del mundo.

Si seguimos en el campo culinario destacan el ají y el tomate margariteños, los quesos frescos venezolanos, las arepas, las hallacas, la chicha andina, la papa merideña, el café de Sanare, el cangrejo azul de Maracaibo, la carne del ganado raza Carora, y otras tantas delicias más, todas ellas orgánicas en su esencia, que bien podrían ocupar sitiales únicos en la gastronomía internacional.

Sumado a lo anterior, nuestro gentilicio, forjado por el mestizaje y la influencia de diversas culturas, nos define como un pueblo cálido, trabajador, abierto y divertido, dispuesto a recibir y abrazar a todo aquel que llega a nuestro país, ya sea por turismo o como inmigrante. Esta forma de ser particular y única en el mundo, bien merece también una DOC, la de “ser venezolano”.

Si bien las enormes reservas de petróleo y gas de nuestro país podrían traducirse en riquezas a corto y mediano plazo, Venezuela cuenta con gran cantidad de minerales como lo son el sílice, el coltán, el uranio, la bauxita, y muchos más. Nuestro suelo alberga más de 30 billones de dólares en reservas minerales, lo que podría solventar con creces la deuda externa y hacernos nuevamente ricos como nación.

Sin embargo, hemos fundamentado nuestra economía en el sector petrolero, descuidando la transformación de materia prima en productos terminados y creando con ello grandes asimetrías sociales. La visión de corto plazo, con un Estado hipertrófico y un sector privado dependiente, nos ha conducido a una crisis económica sin precedentes en nuestra historia.

La auténtica «riqueza de Venezuela» no solo reside en sus recursos naturales sino en la riqueza de nuestra diversidad, cultura y gente.

La pregunta es: ¿qué esperamos para promover y compartir nuestra auténtica venezolanidad con el mundo? No se trata solo de petróleo ni de certámenes de belleza, se trata de ser venezolano, y de todo lo que somos capaces de hacer.

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