¿Otro tirano Lope de Aguirre?

En todas las épocas se agitan intereses que –como fusiles con punzantes bayonetas en el fragor de una batalla cuerpo a cuerpo– buscan exaltar el coraje necesario para alcanzar el triunfo deseado, indistintamente de la causa defendida.

Ojalá estas palabras puedan validar los acontecimientos que formalizan la lucha del hombre por la mejor causa de todas: la libertad; muy a pesar de los caminos tortuosos o peligrosos lodazales que debe atravesar para lograr la tarea emprendida.

Sin embargo, dicho esfuerzo no ha eximido al ser humano de retroceder o cambiar la ruta ante los inminentes riesgos que enfrenta. Para comprender esta verdad, habrá que reconocer que las realidades no son lineales ni tampoco constantes.

La historia de las naciones alecciona el presente y determina el futuro pese a los fallos que enrolan al protagonista de los hechos. En esos casos, el yerro cometido queda a juicio de la reflexión.

Historia de terror: ¿quién fue Lope de Aguirre?

De entrada, cabe aludir a la figura de Lope de Aguirre; conquistador, rebelde, opresor y verdugo. El Maestre de Campo será el referente para confeccionar un análisis comparativo entre el accionar político pretérito y el actual.

Luego de hacer sentir su indolencia, poder y arbitrariedad con la cual se valió para imponer sus decisiones a lo largo y ancho del virreinato de Perú, en el siglo XVI, el soldado español tocó tierra margariteña. Para llegar a la Isla de Margarita, desde Lima, vivenció un periplo colmado de innumerables aventuras de muerte, ruina y desolación acompañado de un séquito de hombres acostumbrados a motines, matanzas e insolencias.

Al mando del General Pedro de Ursúa, quien ostentaba el cargo de gobernador de las denominadas tierras de El Dorado, Lope de Aguirre logró ganar espacio político a punta de traiciones que le imponen el mote de “El Tirano”.

El Tirano se había ganado la fama de temible como refiere José Oviedo y Baños en su Historia de la Provincia de Venezuela (Ediciones de El Nacional, 2006) en la que destaca que el militar “convirtió la tiranía en fiesta y pasatiempo (…)». No tenía piedad para asesinar a quien se opusiera a sus designios y amenazas.

Su comportamiento en Margarita fue despiadado. Se valió de la impunidad para actuar con malignidad. Por tanto, se aprovechó del terror sembrado para apropiarse de cuanto le apetecía. Así continuó su racha de extravagancias y desafueros, sin que a nadie le importara. Su trayecto se caracterizó por la cadena de horrores que fue dejando a su paso. Finalmente, fue ajusticiado en Barquisimeto en una batalla.

Análisis comparado de tiranos 

La actitud venenosa de un tirano es característica en los episodios que relatan casos tan inhumanos como los que hicieron conocer a Lope de Aguirre, a quien tildaron también de “traidor”.

Vale acotar que la figura del tirano es distinta de la del dictador en virtud de la forma de ejercer el poder que se arroga cada una. Pero un denominador común destaca entre ellos: la arbitrariedad. 

El ejercicio del mando del tirano está asociado a los modos de violencia practicados como criterio de gobierno para alcanzar objetivos políticos determinados. Se infiere entonces que un tirano de hoy pueda asumir formas de poder tan iguales como las de un tirano de ayer. La arbitrariedad es siempre el criterio más seguido.

En cuanto al modo de actuar, la similitud entre el tirano y el dictador es inagotable. La vanidad, la obstinación, la prepotencia, la fanfarronería, la pedantería, la presunción de sapiencia, la desfachatez, la envidia, el egoísmo, la intolerancia, la insensatez, la despreocupación, la superioridad, el odio solapado, el envalentonamiento, la falsa modestia, entre otros vicios, forman parte de la tipología que caracteriza a ambas figuras y que generan el desprecio de quienes comulgan la paz, las libertades y los derechos.

La historia deja claro el desequilibrio emocional propio de quien asume el poder con la intención de ejercerlo por la fuerza o con la violencia con la cual se aplican las imposiciones ordenadas a razón del tiempo y del provecho personal del tirano, sus secuaces y furibundos cómplices.

El venezolano siente temor y repugnancia al inferir que las realidades están viéndose descompuestas por amenazas y hechos que parecen ser presididos por posibles intenciones de tiranía. Pero peor aún, de imaginarse que se repita la historia con ¿otro tirano Lope de Aguirre?

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