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Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
La plataforma Netflix promocionó para el mes de septiembre el lanzamiento en América Latina de la película francesa Cuties utilizando un afiche donde aparecen cuatro niñas con una imagen sexualizada. Se viralizaron las críticas contra una promoción que legitima la pedofilia. Algunas personas entendieron que se trataba de la película que, al contrario, se plantea como crítica a la hipersexualización de niñas y adolescentes para su explotación.
Netflix debió retirar la imagen y disculparse públicamente por haberla utilizado, en vez de la que inicialmente fue propuesta por la directora del film. ¿Por qué se utilizan imágenes de niñas simulando adultas? Porque venden. Desde Cecodap hemos advertido cómo, cada vez es más común, ver en las redes sociales, especialmente en las que se difunden videos y fotografías, niñas que parecen mini adultas. Su forma de hablar, vestirse, bailar, caminar no corresponde a su edad.
La presión del entorno especialmente de los llamados influencer se convierten en referentes que transmiten mensajes y códigos que los niños y niñas asumen como modelos a seguir por el reconocimiento que se expresa en el número de seguidores
El culto al cuerpo, al costo que sea, siguiendo estereotipos sexuales hace que la hipersexualización se extienda con velocidad.
En 2001, el informe Bailey definió la hipersexualización infantil como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”. En este informe se condena el uso de la sexualización de los niños, en especial de las niñas, como un recurso para vender determinados productos que van desde juegos, alimentos, muñecas, ropas, joyas.
Las niñas pueden llegar a concebirse como productos mercadeables al mejor postor. Especialmente cuando son engañadas ofreciéndoles ingresos por exponer sus cuerpos.
Sabemos que en las redes existen depredadores. Son pederastas que se especializan en lo que se ha llamado grooming, que no es otra cosa que una serie de acciones de un adulto con el objeto de ganarse la confianza de menores de edad, creando un vínculo emocional para abusar sexualmente de ellos e inclusive introducirlos en la explotación sexual o producción de material pornográfico.
Estos ciber delincuentes se dedican a identificar por Internet sus víctimas. Es un proceso en el que van cultivando lazos de amistad con los niños o adolescentes. Los adulan haciendo referencia a lo que exponen, expresando admiración por la belleza, atributos personales, vestimenta. Van obteniendo información por lo que van recopilando e investigando.
Mientras más expuestos y sexualizados están mayor es el riesgo de ser utilizados por estos delincuentes. Su persistencia en el abuso los lleva a lograr que el niño, niña o adolescente pose desnudo o realice actos de naturaleza sexual.
Tendencia a cultivar solo lo superficial. El valor es solo lo externo, la apariencia, los atractivos físicos propios y de los otros. Pueden llegar a la no aceptación de sí mismos por no ser considerados dentro de los cánones estéticos impuestos.
Ansiedad crónica por el miedo que genera no poder llamar la atención. Pueden llegar a ansiar cirugías para transformar su cuerpo con la ilusión de ser más atractivas, perder kilos hasta llegar a sufrir de anorexia o bulimia.
Sacrificar las etapas de su niñez. Se asumen comportamientos precoces que tienen como objetivo atraer y llamar la atención. No tienen posibilidad de jugar, recrearse y relacionarse empáticamente con otros niños porque sus códigos y referentes le generan conflictos.
El síndrome del patito feo. La no aceptación de su imagen y el querer parecerse a otros de acuerdo a estereotipos impuestos las puede llevar a convertirse en “el cisne prefabricado” pero seguirán sintiéndose “el patito feo dentro de un cisne triste” que no se siente feliz consigo misma.
Las niñas y niños tienen derecho a vivir y disfrutar su infancia sin la presión de ser adultos antes de tiempo para ser famosos, reconocidos, obtener ingresos. No respetar ese proceso los llevará a un camino lleno de riesgos de explotación, violencia, adicciones e infelicidad.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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El culto al cuerpo, al costo que sea, siguiendo estereotipos sexuales hace que la hipersexualización se extienda con velocidad.
En 2001, el informe Bailey definió la hipersexualización infantil como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”. En este informe se condena el uso de la sexualización de los niños, en especial de las niñas, como un recurso para vender determinados productos que van desde juegos, alimentos, muñecas, ropas, joyas.
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Sabemos que en las redes existen depredadores. Son pederastas que se especializan en lo que se ha llamado grooming, que no es otra cosa que una serie de acciones de un adulto con el objeto de ganarse la confianza de menores de edad, creando un vínculo emocional para abusar sexualmente de ellos e inclusive introducirlos en la explotación sexual o producción de material pornográfico.
Estos ciber delincuentes se dedican a identificar por Internet sus víctimas. Es un proceso en el que van cultivando lazos de amistad con los niños o adolescentes. Los adulan haciendo referencia a lo que exponen, expresando admiración por la belleza, atributos personales, vestimenta. Van obteniendo información por lo que van recopilando e investigando.
Mientras más expuestos y sexualizados están mayor es el riesgo de ser utilizados por estos delincuentes. Su persistencia en el abuso los lleva a lograr que el niño, niña o adolescente pose desnudo o realice actos de naturaleza sexual.
Tendencia a cultivar solo lo superficial. El valor es solo lo externo, la apariencia, los atractivos físicos propios y de los otros. Pueden llegar a la no aceptación de sí mismos por no ser considerados dentro de los cánones estéticos impuestos.
Ansiedad crónica por el miedo que genera no poder llamar la atención. Pueden llegar a ansiar cirugías para transformar su cuerpo con la ilusión de ser más atractivas, perder kilos hasta llegar a sufrir de anorexia o bulimia.
Sacrificar las etapas de su niñez. Se asumen comportamientos precoces que tienen como objetivo atraer y llamar la atención. No tienen posibilidad de jugar, recrearse y relacionarse empáticamente con otros niños porque sus códigos y referentes le generan conflictos.
El síndrome del patito feo. La no aceptación de su imagen y el querer parecerse a otros de acuerdo a estereotipos impuestos las puede llevar a convertirse en “el cisne prefabricado” pero seguirán sintiéndose “el patito feo dentro de un cisne triste” que no se siente feliz consigo misma.
Las niñas y niños tienen derecho a vivir y disfrutar su infancia sin la presión de ser adultos antes de tiempo para ser famosos, reconocidos, obtener ingresos. No respetar ese proceso los llevará a un camino lleno de riesgos de explotación, violencia, adicciones e infelicidad.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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