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Mirla Perez | @mirlamargarita
La política “afirma la libertad humana y el mundo que los hombres libres comparten entre ellos.” Es una definición esencial que comparto con Arendt. Desde ahí la política va junto a la libertad, por tanto, el totalitarismo no es política.
La política, “establece la realidad de la libertad humana en un mundo común”, el socialismo y totalitarismo lo fragmenta, rompe lo común, elimina la comunidad y la posibilidad del estar juntos desde la pluralidad.
Estos conceptos se hacen vida o, mejor, partiendo de la vida se hacen conceptos y ahí coinciden con esta vivencia de Yolanda, una mujer popular, protagonista de un reciente estudio titulado: “sentido de la democracia en el venezolano”.
Yolanda es hija del señor Fagundez uno de los fundadores de la comunidad Ojo de Agua, parte de lo que hoy es el municipio Baruta. Nos habla de una Venezuela rural y un proyecto de comunidad que nace autónomo, con sus propios recursos, sin la espera de la asistencia del Estado.
Veamos el sentido de comunidad que narra Yolanda: “Es que todo lo que se ha conseguido en el barrio no es porque una persona lo dice. Nosotros, digo nosotros, porque yo me incluyo, todo lo que hemos conseguido en nuestro barrio es porque hemos aprendido a hablarnos, a escucharnos y a repartirnos los trabajos. Todo lo que se ha conseguido aquí, no es porque ha llegado alguien y ya.”
La política es un camino, un proyecto y una pedagogía. Vivir en comunidad se aprende y se construye. La comunidad popular nace y se desarrolla autónomamente, sin paternalismo, sin ayuda, sin dádivas.
Otro relato es el de Juanita, copeyana de toda la vida, nos dice:
“Lo único que yo les voy a contar, es algo de toda mi vida, no estoy hablando de partidos políticos, ni nada… La señora Blanca de Pérez, es un orgullo para mí… tengo una foto de este tamaño donde estoy sentada con ella… La señora adeca y yo copeyana, pero antes COPEI y Acción Democrática se las llevaban bien.”
Aparece la comunidad junto a una estructura propia de la democracia representativa: los partidos políticos. El sentido de la democracia está de fondo, hay pluralidad, diversidad, reconocimiento del otro. Unidad sin eliminación de la identidad. Es el momento de la política.
Las comunidades desarrollaron un modo de organización que le permitía la pluralidad interna y la relación con el mundo exterior. Una comunidad políticamente activa a partir de las juntas de vecino, nos lo dice Yolanda del siguiente modo: “…el que se metía a la junta sabía que era… que iba a trabajar por la comunidad. Y así se hizo todo el tiempo…”
Había control y desde la lógica comunitaria, sin corrupción se reorientan los recursos que iban consiguiendo para el bienestar de la comunidad y su espacio público, por ejemplo, el hecho de la construcción de unos caminos que al hacerlos sobra algo de material: “yo no quiero que regresen ese material allá abajo, porque no lo vuelven a dar tan fácil, entonces, mándalo para arriba…” “Y así se hizo un camino, bien bonito eso por ahí…”
La organización comunitaria tiene una lógica, un sentido físico y humano propio. Las juntas de vecinos fueron instancia autónomas, un espacio político en el que confluía la comunidad en su pluralidad, sin sectarismo, ni marcas ideológicas: “Cuando éramos Junta de Vecinos éramos todos los sectores.”
El barrio en su origen hasta el año 1989 está organizado en torno a la junta de vecino. Prevalece la idea de comunidad participativa dentro de una democracia asamblearia. El vecino es un concepto fundamental. Para una comunidad pequeña y una democracia como la nuestra esta figura funcionó hasta que fue sustituida por las Asociaciones de Vecinos que continuaron en la misma tradición; un ejemplo de la reserva moral de esta organización fu su carácter mediador: “Entró la asociación de vecinos para tranquilizar las cosas”; como garantía de la convivencia en los hechos del 27 de febrero.
Hasta el momento que funcionan las asociaciones de vecinos el sentido de comunidad prevalece. De pronto entra una estructura que rompe por dentro el sentido de comunidad: el consejo comunal. Dos vocablos completamente externos.
En palabras de Elina, encontramos la siguiente definición: “…en los consejos comunales hay mucho egoísmo, son 3 consejos comunales, alto, medio y bajo. Hay imposición política y la comunidad se fragmentó”; “participan chavistas no vecinos”.
Desde la vida de una comunidad vemos el quiebre de la estructura vecinal y los cambios que van produciendo en su interior, hasta que logra instalarse una organización que desnaturaliza las relaciones humanas y políticas auténticamente comunitaria y democráticas. Estos pasos nos van llevando por el camino que transitan los totalitarismos. Momentos en los que la política es una utopía.
* * *
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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La política, “establece la realidad de la libertad humana en un mundo común”, el socialismo y totalitarismo lo fragmenta, rompe lo común, elimina la comunidad y la posibilidad del estar juntos desde la pluralidad.
Estos conceptos se hacen vida o, mejor, partiendo de la vida se hacen conceptos y ahí coinciden con esta vivencia de Yolanda, una mujer popular, protagonista de un reciente estudio titulado: “sentido de la democracia en el venezolano”.
Yolanda es hija del señor Fagundez uno de los fundadores de la comunidad Ojo de Agua, parte de lo que hoy es el municipio Baruta. Nos habla de una Venezuela rural y un proyecto de comunidad que nace autónomo, con sus propios recursos, sin la espera de la asistencia del Estado.
Veamos el sentido de comunidad que narra Yolanda: “Es que todo lo que se ha conseguido en el barrio no es porque una persona lo dice. Nosotros, digo nosotros, porque yo me incluyo, todo lo que hemos conseguido en nuestro barrio es porque hemos aprendido a hablarnos, a escucharnos y a repartirnos los trabajos. Todo lo que se ha conseguido aquí, no es porque ha llegado alguien y ya.”
La política es un camino, un proyecto y una pedagogía. Vivir en comunidad se aprende y se construye. La comunidad popular nace y se desarrolla autónomamente, sin paternalismo, sin ayuda, sin dádivas.
Otro relato es el de Juanita, copeyana de toda la vida, nos dice:
“Lo único que yo les voy a contar, es algo de toda mi vida, no estoy hablando de partidos políticos, ni nada… La señora Blanca de Pérez, es un orgullo para mí… tengo una foto de este tamaño donde estoy sentada con ella… La señora adeca y yo copeyana, pero antes COPEI y Acción Democrática se las llevaban bien.”
Aparece la comunidad junto a una estructura propia de la democracia representativa: los partidos políticos. El sentido de la democracia está de fondo, hay pluralidad, diversidad, reconocimiento del otro. Unidad sin eliminación de la identidad. Es el momento de la política.
Las comunidades desarrollaron un modo de organización que le permitía la pluralidad interna y la relación con el mundo exterior. Una comunidad políticamente activa a partir de las juntas de vecino, nos lo dice Yolanda del siguiente modo: “…el que se metía a la junta sabía que era… que iba a trabajar por la comunidad. Y así se hizo todo el tiempo…”
Había control y desde la lógica comunitaria, sin corrupción se reorientan los recursos que iban consiguiendo para el bienestar de la comunidad y su espacio público, por ejemplo, el hecho de la construcción de unos caminos que al hacerlos sobra algo de material: “yo no quiero que regresen ese material allá abajo, porque no lo vuelven a dar tan fácil, entonces, mándalo para arriba…” “Y así se hizo un camino, bien bonito eso por ahí…”
La organización comunitaria tiene una lógica, un sentido físico y humano propio. Las juntas de vecinos fueron instancia autónomas, un espacio político en el que confluía la comunidad en su pluralidad, sin sectarismo, ni marcas ideológicas: “Cuando éramos Junta de Vecinos éramos todos los sectores.”
El barrio en su origen hasta el año 1989 está organizado en torno a la junta de vecino. Prevalece la idea de comunidad participativa dentro de una democracia asamblearia. El vecino es un concepto fundamental. Para una comunidad pequeña y una democracia como la nuestra esta figura funcionó hasta que fue sustituida por las Asociaciones de Vecinos que continuaron en la misma tradición; un ejemplo de la reserva moral de esta organización fu su carácter mediador: “Entró la asociación de vecinos para tranquilizar las cosas”; como garantía de la convivencia en los hechos del 27 de febrero.
Hasta el momento que funcionan las asociaciones de vecinos el sentido de comunidad prevalece. De pronto entra una estructura que rompe por dentro el sentido de comunidad: el consejo comunal. Dos vocablos completamente externos.
En palabras de Elina, encontramos la siguiente definición: “…en los consejos comunales hay mucho egoísmo, son 3 consejos comunales, alto, medio y bajo. Hay imposición política y la comunidad se fragmentó”; “participan chavistas no vecinos”.
Desde la vida de una comunidad vemos el quiebre de la estructura vecinal y los cambios que van produciendo en su interior, hasta que logra instalarse una organización que desnaturaliza las relaciones humanas y políticas auténticamente comunitaria y democráticas. Estos pasos nos van llevando por el camino que transitan los totalitarismos. Momentos en los que la política es una utopía.
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