La sexualidad es multicolor
FOTO: MC Credit: Mairet Chourio

Junio es el mes del orgullo que comenzó siendo gay y se ha extendido a una amplia diversidad sexual.  Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales, “queers”, son minorías sexuales que se identifican como una comunidad internacional bajo las siglas LGBTIQ+.

En el mes del orgullo, las personas LGBTIQ+ celebran lo que ha logrado la comunidad desde que los gays de Nueva York, por allá en los años 60 del siglo pasado, se plantaron a una redada policial en un legendario bar de ambiente, el Stonewall. Allí se atrincheraron por horas, mientras decenas de personas le expresaban solidaridad en las afueras del local.

La rebelión de Stonewall marcó el camino del activismo de los grupos de sexualidad alternativa. El que esa rebelión hubiese ocurrido en la ciudad más mediática del mundo, le dio visibilidad internacional.  La encerrona en el Stonewall, paradójicamente, estimuló la salida del armario o del closet de millones de personas que, en cualquier lugar del mundo, habían vivido ocultas por vergüenza de ser distintas sexualmente a la mayoría y por miedo a la agresión social.  

A partir de la rebelión de Stonewall, la sociedad estadounidense y algunas europeas, empezaron a abrir puertas sociales y legales a quienes por siglos habían sido perseguidos, estigmatizados, humillados, execrados y hasta asesinados por ser sexualmente diferentes a la mayoría heterosexual.

En Latinoamérica, la llamada liberación gay comenzó años después que en EE.UU., y Europa y ha evolucionado en forma diferente en cada país.  Venezuela es uno de los países con más atrasos en materia de legislación que proteja a las personas LGBTIQ+.

La sexualidad es diversa

La heterosexualidad, históricamente, ha sido considerada por las ideologías religiosas, los grupos de poder conservadores, e inclusive por la ciencia médica ortodoxa, como la expresión sexual “normal”, “natural”, “sana”.  Por tanto, las personas que no fueran heterosexuales eran consideradas  como “anormales”, “desviadas”,  “pecadoras” y “enfermas” durante siglos.

A mediados del siglo pasado, la ciencia médica reconoció la diversidad sexual y, por tanto, excluyó a la homosexualidad masculina y femenina de la categoría de enfermedades sexuales, pero persiste esa categoría para otras expresiones sexuales alternativas que siguen siendo irrespetadas por grupos intolerantes que ven el diablo personificado en quienes no son heterosexuales y van a la caza social de ellos y ellas.

Los grupos endemoniados, presos de la ideología que ve a los genitales como algo impuro y considera que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son pervertidas, apuntan a la persecución y exterminio de las minorías sexuales. Los moralistas son, quizás, la expresión más grotesca de la hipocresía social.

Los grupos antidiversidad sexual cada vez son menos, pero tienen la capacidad de autoreproducirse y ubicarse en posiciones de poder para desde allí atacar a la libertad individual, intentando someter a los grupos que se resisten al oscurantismo sexual. No han podido pero siguen atacando.

Lo que falta por lograr

En nuestros días, decenas de miles de personas en todo el mundo, que rompen el patrón de la hegemonía heterosexual, salen a las calles, agitando banderas multicolores, expresando su orgullo por ser distintos sexualmente y exigiendo respeto e igualdad de derechos para todas las expresiones sexuales.

Los logros de las luchas por la diversidad sexual son disímiles. Hay países con alta tolerancia, respeto y con legislaciones que protegen a las minorías sexuales y otros donde, a pesar de una cierta aceptación y respeto, los derechos son restringidos o negados.  Inclusive, avanzado el siglo XXI, de luces e inteligencia artificial,  hay países donde todavía se castiga con pena de muerte a las personas  homosexuales.

La bandera de la diversidad sexual es multicolor y representa sufrimiento, lucha, logros, alegría, en una palabra: orgullo por aceptarse y dejarse ver como sexualmente se es. Orgullo es antónimo de vergüenza.

Quien es heterosexual lo es con toda libertad y esa misma libertad es la que se exige para las minorías sexuales. Un gran avance será cuando se asuma que las personas heterosexuales son parte de la diversidad y en esa diversidad hay igualdad social y legal para todas las expresiones sexuales.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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