Todos en Venezuela estamos hablando de reconversión monetaria. El Gobierno nacional dispuso la fecha del 20 de agosto para definitivamente dar ese paso que había sido anunciado en varias ocasiones hasta que por fin se está llevando a cabo. Era necesaria hacerla más no será suficiente si no es acompañada de otras medidas que estén comprendidas en un plan integral de recuperación de la economía. Pero, el asunto es que para que efectivamente sean resueltos, en buena parte, los problemas que nos están aquejando actualmente, se hace indispensable adelantar un proceso de reconversión política de la que no se oye para nada hablar en círculos oficiales.

Para poder fortalecer cualquier plan integral de recuperación económica es estrictamente necesario modificar en muchos aspectos el funcionamiento político-institucional del país. Una reconversión política implicaría la recuperación de la confianza internacional y nacional en las instituciones de Venezuela. Vale decir, poderes que efectivamente se hagan contrapeso constitucional. Un poder legislativo que sea respetado por el resto de los poderes incluidas las Fuerzas Armadas.

Un marco jurídico que esté por encima de criterios ideológicos o discrecionales, que logre regular tanto la vida ciudadana como las inversiones y los negocios que se celebren en Venezuela y con otras naciones del planeta. Unas Fuerzas Armadas que entiendan que su papel constitucional está muy claro y que debe ser estar al servicio del Estado y no exclusivamente al servicio del presidente; además que entiendan que el PSUV es una parte del pueblo, no todo el pueblo como ideológicamente les han hecho creer.

Pero, además, implicaría una democratización de los partidos políticos, sean los alineados al Gobierno o los de oposición.

Que cumplan el precepto constitucional de realizar primarias para escoger candidatos a cargos de representación popular en todos los ámbitos. Y en esta misma onda, tener un CNE que sea realmente independiente y no expresión de la voluntad de una de las partes en las contiendas políticas.

Para que la reconversión monetaria y de la economía en general sea verdaderamente eficiente, es indispensable llevar adelante una profunda revisión del concepto de hegemonía comunicacional que es aplicado por las autoridades actuales del país. No existen medios del Estado sino del partido de Gobierno. Una reconversión política implicaría que el sistema nacional de medios públicos sea una trinchera para la libertad y la democracia, para el debate y la libertad de opinión; no como ahora, que están exclusivamente al “servicio del pueblo” entendiendo al pueblo ideológicamente hablando, como el que pertenece al PSUV. Un sistema público de medios cubriría los actos del partido de Gobierno y de los partidos de oposición sin límites a favor de uno u otro. Esto si sería democracia porque podríamos ver a Diosdado Cabello con su programa, pero también en similares condiciones, a un líder de oposición planteando sus puntos de vista. Contrastando ideas y propuestas, hasta insultos, pero de manera equitativa.

En fin, cualquier reconversión monetaria y económica en general, requiere una reconversión política e institucional para que se creen las condiciones óptimas de funcionamiento del Estado y se garanticen las condiciones especiales para un despegue económico que se pueda sustentar en el tiempo. Las actuales autoridades del país no están garantizando los principios esenciales para que la economía funcione cabalmente y genere bienestar para todos. Es tiempo que en la agenda pública de Venezuela, la calidad de la democracia comience a tomar posicionamiento permanente tanto en los debates políticos como en las decisiones institucionales. No hay tiempo que perder si queremos salir de esta pesada crisis…

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