La Asamblea Nacional aprobó el jueves 30 de mayo, en segunda discusión, por unanimidad, la ley de Zonas Económicas Especiales (ZEE). Con esta acción, se pretende promover la inversión local y foránea en Venezuela, debido a que permite la generación de cadenas de valor donde concursan la producción de materia prima, su transformación y la comercialización de productos semiterminados y terminados en una misma zona geográfica; ofreciendo facilidades logísticas para la exportación.
Los beneficios que las empresas obtienen al asentarse en las ZEE, son de carácter operativo, logístico, financiero y legal, lo que se traduce en reducción de costos para producir bienes y servicios, así como mayores facilidades para comercializarlos, aumentando su competitividad a nivel internacional.
Este modelo ha ido en auge en los últimos tiempos, siendo adoptado y desarrollado exitosamente en Singapur, China, Vietnam y Malasia. En América Latina, son pocos los países que han intentado replicar el modelo: República Dominicana, Colombia, Costa Rica y México, pero sin resultados notorios.
Las ZEE comprenden en lo fáctico, extensas zonas o polígonos geográficos con regulaciones y hacer propios de una economía de libre mercado. En algunos casos específicos como Vietnam y China, las políticas restrictivas de alcance nacional son suspendidas dentro de las ZEE. Hoy, en dichos países, las ZEE aportan un 50% de la inversión extranjera a sus economías.
Soñando
Soñar no cuesta nada. Imaginemos un Puerto Cabello moderno, pujante, lleno de gente. Una zona portuaria moderna, pujante y llena de gente. Muchos extranjeros, chinos, árabes, rusos, turcos, ingleses, holandeses, y también gringos, por qué no, que hacen vida en el contexto de una actividad comercial y financiera desbordada, que indistintamente ve correr bolívares, dólares, euros, rublos, yuanes, criptoactivos y otros medios de pago.
En el oriente del país, un moderno aeropuerto internacional en Margarita, más grande y sofisticado que el de Maiquetía, recibe vuelos repletos de turistas procedentes de Asia, Medio Oriente y Europa. Las hermosas playas margariteñas, con modernas caminerías y un sinfín de restaurantes, «chiringuitos» y desarrollos turísticos multicolores, observan atónitas como se asolean o chapotean en el agua, miles de rubios, morenos, negros y amarillos de ojos rasgados, deleitados por los azules irreproducibles de nuestro mar caribe.
Lo descrito, que a todas luces parece producto del delirio de un borracho trasnochado, es lo que podríamos observar tal día como hoy, en el clúster portuario de «Cai Mep – Thi Vai» en la provincia sureña de «Ba Ria-Vung Tau», así como en la ciudad isleña de «Phu Quoc», en la provincia sur de «Kien Giang»; ambas en la nueva y progresista República Socialista de Vietnam, que se encuentran dentro de ZZE.
En búsqueda de confianza
La iniciativa legislativa venezolana, promovida por los diputados Vielma Mora, y Nicolás Maduro Guerra, busca atraer inversiones, generar riqueza y nuevas fuentes de divisas no petroleras para el Estado. Además, aseguran que las ZEE aportarán confianza y seguridad jurídica a los potenciales inversores nacionales y extranjeros.
En esta nueva ley de ZEE, se ofrecen incentivos fiscales a los inversionistas que hacen vida productiva, además, a través de una taquilla única para todo tipo de trámites, se fomenta la facilidad respecto a diligencias regulatorias, permisos y todos aquellos aspectos administrativos que obliga la ley.
Aunque suene un recurso de desarrollo económico y social interesante para Venezuela, se requiere de una gran disciplina y voluntad política en su implantación. En los casos de éxito, los jefes de las ZEE reportan directamente al más alto nivel ejecutivo de los países, con carácter y autonomía de ministros. Asimismo, se apegan rigurosamente a la Ley, respetando principios de transparencia, buen gobierno corporativo, productividad, agilidad y seguridad jurídica para los inversionistas.
¿Tendremos la capacidad de implantar este proyecto en nuestro país?
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