Si usted no lo ha visto, y como yo sí lo vi, aprovecho la oportunidad de contárselo: el pasado domingo 6 de mayo, anunciado con bombos y platillos, el spot de campaña del candidato Nicolás Maduro fue transmitido a las 9 de la noche. Supongo que se trata de la versión larga pues ya la había visto rodando en la TV pero con una duración de 20 segundos.

Un concepto muy americano, muy gringo, muy “imperialista” diría el difunto Presidente Hugo Chávez, en el cual se hace uso de los colores de la bandera; en el caso venezolano la idea se centra en la banda presidencial. El spot consiste en una serie de testimonios de ciudadanos apoyando al aspirante a la reelección, pero con la particularidad de que estos compatriotas lucen una banda presidencial en el pecho.

En el 2006 Michelle Bachelet, entonces candidata presidencial de Chile, también hizo algo parecido para no decir que fue la pionera con ese tipo de spot que se enfocó en testimonios, y todos los declarantes con la banda presidencial. Al final aparecía Bachelet con el mensaje: “estamos llamados a ser uno, para ser todo”.

Tres años después, o sea, en el 2009, Pepe Mujica, en Uruguay, hizo algo similar en su campaña que lo llevó a la presidencia. Utilizaron la banda presidencial y a Don Quijote en dibujos animados.

¿Conclusión? Al candidato Nicolás al parecer no le dijeron que esa pieza no es una creación nueva sino un refrito; eso también es válido en el marketing político, pero siempre y cuando el cliente lo sepa y genere resultados.

En la cuña de “Nico”, como también le dicen en parte del spot, los “talentos” dan palabras de agradecimiento a la revolución por los beneficios recibidos; es casi seguro que cada uno de ellos debe estar convencido de sus logros y no deben formar parte de ese 80% de personas descontentas con ese Gobierno que tiene más desaciertos que logros, más miseria que resultados y a las pruebas nos remitimos.

Sería muy interesante ver a los comandos de los que adversan a Nicolás, ubicar a esas mismas personas que agradecen los “beneficios de la revolución” para ver cómo viven; seguro estoy que se conseguirían con muchas sorpresitas.

Ahora bien, la pregunta es: ¿Qué pretenden con esa propaganda, mostrar un empoderamiento del pueblo con la gestión de Nicolás para los próximos seis años; mostrar que ahora sí va a gobernar; mostrar que todos viven como Nicolás; que se alimentan como Nicolás; que no se les va la luz como a Nicolás; que no pasan roncha; que no los asaltan en la calle, ni mucho menos los golpea la inflación y que el sueldo mínimo les alcanza para vivir y vacacionar?

Todo eso pretenden vender con ese spot copiado pero la realidad supera a la ficción. Las estadísticas de diferentes ONG reflejan que la desnutrición se disparó en la revolución, el desabastecimiento se multiplicó, la pobreza extrema es tan visible que hay más niños de la calle y familias enteras comiendo de la basura que hace dos décadas atrás, que la promesa de tener vivienda propia fue un avance de este gobierno pero que ya no se observan entregando nuevas casas, la gasolina se les terminó, en sentido figurado.

Hoy no tienen muchos logros que mostrar, sólo amarrarse al salvavidas del carnet de la patria y al de la caja Clap. Con el primero lograron automatizar las ayudas en cash de acuerdo a lo que se le vaya ocurriendo al Presidente, de pronto y le da por dar un bonito por el día de la tierra o por el día de reír; que no nos sorprenda nada con el bendito carnet. Ya lo anunció como otro logro, quien vote recibirá un regalito.

Con lo segundo, es decir, con los Clap, establecieron el racionamiento de nuestros alimentos en formato “delivery”: se los llevan a su casa, con la gran diferencia de que los productos y la cantidad no los escoge usted, sino que se los asigna el Gobierno.

El empoderamiento que le quieren hacer ver y sentir a los venezolanos es sólo por unos días y culmina antes del 20 mayo; no hay peor ciego que el que no quiera ver. La popularización de la banda presidencial es sólo un tema de campaña, no crea que después del 20 usted sale con la banda y paga la luz, compra en la panadería, le otorgan crédito para casa o carro, va al cine y no paga o simplemente se hará invencible como Superman.

Definitivamente esa banda presidencial da mucha risa y alguien se ganó unos verdes con el refrito.

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