En los últimos tiempos,  en Venezuela, casi todos los días son aciagos y con el pasar del tiempo más, tanto para la gente del oficialismo (con excepción de las élites), como de la oposición (con excepción de las élites).  El día a día, en esa tierra de gracia, es muy difícil, agotador hasta la desesperanza.  Todos son días D, aunque algunos más que otros.

Ante esta situación, la gente sigue yéndose del país hasta caminado, y, aunque parezca de locos, otros nos quedamos guapeando.   Sin embargo, en lo que va del año, sin que haya mejorado para nada la situación cotidiana, la emocionalidad política ha cambiado.

La gente de la oposición celebra la llegada de un ansiado nuevo líder que con una estrategia político-comunicacional muy bien afinada y una puesta en escena donde cada detalle cuenta, ha revivido el optimismo en ese sector hasta el convencimiento de que en poco tiempo, cuestión de días, dejará de ser oposición.  Se oye una marcha triunfal.

La gente del oficialismo, con un liderazgo debilitado e impotente ante el colapso económico y social del país, pareciera acorralada por la presión interna y externa.  Siendo cada vez menos numerosa, se le ven las costuras internas y responde con una política comunicacional que va de la mudez a los palos de ciego.  Aún así, confía en tener la fuerza para  defender lo “suyo”. Pudiera ser.  Se oye ruido de motores.

En ambos bandos hay la esperanza hasta la convicción de que el desenlace de la actual encrucijada venezolana será a su favor.  La ilusión es vital, es el hálito que mueve.  Sin embargo, a la esperanza, siempre, sigue la alegría del logro o la tristeza/rabia por la pérdida.

Para gente de la oposición, la frase “ya falta poco” se ha convertido como en un mantra. Se oyó en las protestas del 2014, en las del 2017 y, ahora,  en el 2019.  Es una necesidad decirlo: genera confianza, le da fuerza a la ilusión.  El asunto es que en el 14 y en el 17 siguió faltando, y, en el 19 todavía falta.

La diferencia macro entre esos antes y el ahora de la oposición está en que las circunstancias han cambiando a su favor.  El país está peor cada día.  El gobierno debilitado. La oposición, a pesar de derrotas recientes y las fracturas que ha mostrado por siempre, reaparece fortalecida.

Y no es que las propuestas de la oposición hayan seducido a la gente sino que la situación país es tan mala, el gobierno ha sido y es tan malo, que aún con una mala oposición -como solía serlo- el gobierno está contra las cuerdas.

Ahora, la inteligente estrategia trazada por los asesores de un sector de la oposición ha minimizado a otros sectores de ese bando.  Hay una aparente y estratégica unión aunque algunos caimanes estén como en boca de caño, en la bajadita.

Por otro lado, y por fortuna de todos, la violencia que envalentonó a algunos pero desmoralizó a muchos en  las protestas anteriores, no ha tenido protagonismo en esta edición.

Aún así, no se sabe cuánto falta para un desenlace.  Esto a pesar del deseo y movilización de la gente y las predicciones de centenares de gurúes, astrólogos, adivinos y hasta analistas políticos que se atreven a precisar la fecha del capítulo final.

Inclusive, hay un escenario en que el actual gobierno sea el que siga poniendo las fechas. Yo no sé cómo, pero puede ser.  Quiérase, o no, hasta hoy, 23 de febrero, el gobierno  que estaba en Diciembre sigue siendo gobierno y la oposición, oposición.

Para algunos, sí

Cualquiera sea el desenlace de este día D a la venezolana, amenizado con conciertos de lado y lado, habría que cuidar, a nivel individual, de no pecar por ingenuos.  El brazo armado del gobierno no son los viejitos milicianos, ni hay ayuda desinteresada, venga de donde venga y llámese como se le llame.

Por otro lado, no hay lideres impolutos ni inmaculadas en ningún sector del país, como en ningún otro país.  En política, como en los negocios y en el amor, siempre hay agendas ocultas.

En el actual conflicto venezolano, tanto en sectores del gobierno como de la oposición, hay algo que “solo ellos saben”.

Aún cuando haya fuego en el 23 como dice aquella Salsa clásica de la Sonora Ponceña, ese día ni se acaba, ni comienza el mundo; aunque  pudiera ser que para algunos, sí.

Dios nos agarre confesados.

Para que se relajen un poquito y como de conciertos se trata, les dejo esto:

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