Realizan referendo consultivo para decidir hora 0 y paro indefinido
Realizan referendo consultivo para decidir hora 0 y paro indefinido

En las últimas semanas, varias movilizaciones ciudadanas que tenían como objetivo presionar al gobierno para revertir algunas decisiones en materia de derechos laborales del sector educativo han conseguido resultados favorables (para sorpresa de muchos, por cierto).

Para poner en contexto, me refiero a la ejecución del instructivo que establecía el pago fraccionado de beneficios salariales a los trabajadores de la educación, pero que, debido a la ola de protestas generadas por este sector, el gobierno tuvo que cambiar de opinión y ceder a las demandas gremiales.

Cuando uno lee desapasionadamente estas noticias, es más fácil reconocer el poder o el significado de la movilización no violenta o, si usted quiere, el efecto que produce las posiciones no radicales frente a los conflictos. Por supuesto, es evidente que las movilizaciones no tenían como propósito derrocar a Maduro & Cía., y seguramente por esta razón el gobierno reaccionó de este modo.

Sin embargo, bajo este análisis, uno también debería preguntarse —en serio— qué pasaría si el liderazgo político opositor en lugar de hacer esfuerzos por alimentar posturas extremas se dedicara a la agrupación de presiones internas (v.gr. movilizaciones ciudadanas y rearticulación sólida de los partidos políticos y las organizaciones sociales) o, aún más, qué pasaría si sustentaran sus decisiones haciendo una clara diferencia objetiva entre las aspiraciones o deseos y la realidad factible.

Es comprensible que se quiera terminar con todos los horrores y crueldades de Maduro & Cía., pero si para cumplir este último propósito solo tenemos frases como «Maduro vete ya» o «la única negociación con Maduro es la de saber qué avión va a tomar», entonces solo lograremos más frustraciones.

En cualquier encuesta que usted revise encontrará que este gobierno tiene bajísima aprobación y la mayoría desea un cambio político. En otras palabras, existe un profundo malestar por el desempeño del gobierno y un deseo de que haya uno nuevo, pero al momento de canalizar todo ese descontento, la oposición hace tímidos esfuerzos para organizarlo y prefiere ofrecer todo lo que no tiene (vía armada o medidas de fuerza) y renunciar a lo único que tiene (votos y descontento de millones de personas).

Reitero, se entiende que ya son muchos años padeciendo una tragedia tras otra, pero la estrategia de radicalización quizás nos lleve a más años sin democracia que Cuba o cualquier autoritarismo africano. Porque a los autoritarios les importa un rábano la legitimidad o si le llaman dictadura o narco dictadura. A lo único que le temen es a la organización ciudadana, a los liderazgos políticos comprometidos con una visión estratégica y, por supuesto, a los avances pacíficos y factibles de las fuerzas políticas y sociales unidas.

Dicho de otro modo, los autoritarismos no se atemorizan ante las posturas radicales y las ambiciones extremistas de algún sector, porque para ello tienen represión salvaje sin parpadear, pero se inquietan mucho cuando millones están organizados sostenidamente y tienen alta intención de manifestar su posición por medio del voto.

En fin, aunque se lea decepcionante, me atrevería a decir que si pasamos de «los divinos deseos» a «la medida de lo posible» quizás logremos mejores resultados de los que conocemos hasta ahora. Pero quién es uno sin varita mágica, por cierto.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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