Como comentábamos en la entrega anterior, muchos expertos nos advierten que el coronavirus llegó para quedarse. Medidas preventivas e inmunizaciones harán que pase de convertirse de una pandemia a una endemia como la influenza, con un ciclo anual, con millones de contagiados y recuperados, así como miles de muertes a nivel mundial.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras multilaterales económicas predicen este año contracciones mayores o menores para muchas economías emergentes, mientras pronostican modestos crecimientos para países con economías consolidadas. En el caso de Venezuela, estiman otro escenario de severa crisis económica.
Contrariamente a la opinión de la mayoría de las multilaterales económicas, diversos analistas – que coexistimos en Venezuela- prevén una estabilización del PIB respecto a 2020, e incluso algo de crecimiento.
Lo asegurado podría deberse a cierta laxitud e incluso levantamiento de algunas sanciones por parte del gobierno de Joe Biden, así como a mayor acostumbramiento del gobierno nacional al bloqueo con el uso de mecanismos alternos para exportaciones de materia prima, cobros y pagos internacionales. También, prevemos una creciente inversión extranjera –especialmente de países, fondos e individuos aliados al oficialismo- estimulada por las altas tasas de retorno y un factor cada vez más digerible de riesgo país. Por último, a la luz de las últimas declaraciones de actores políticos, calificamos como un elemento positivo para la economía cierta mejora en la tensión entre oficialistas y opositores, ante el inminente esfuerzo de negociación.
En la entrega pasada también mencionamos sobre la emergencia de nuevos patrones de consumo, con proliferación de la economía informal del rebusque y de los segmentos de mercado microfinancieros o del “día a día”, muy comunes en la mayoría de los países latinoamericanos, y desconocidos para nosotros, los venezolanos.
Cómo seguir haciendo empresa
Paso a seguir dando algunas sugerencias de cómo hacer empresa en Venezuela, en tiempos de COVID, y a la luz de esta nueva realidad, macro y microeconómica.
¡Esperen, esperen, ya comencé a bostezar! ¡Qué artículo tan aburrido! Mejor les muestro una conversación con July, la manicurista de mi mujer, quien vive en La Vega y el otro día, me dio clases de planificación estratégica y financiera.
Primer acto
Estaba July en el corredor de mi casa haciéndole manos y pies a mi mujer, y:
—¿Hola doctor cómo está? Tiempo sin verlo.
—Bien hija y tú. Yo acá inventando cómo salimos pa´lante con todo el rollo económico.
—¡Cónchale doctor, no diga eso, a mi me está yendo mejor que nunca!
—¿Cómo es eso? ¿Cuánto cobras por manos y pies?
—Yo cobro 20 dólares, y veo 5 clientas al día, de lunes a viernes.
—Oye, la verdad es que son 500 dólares a la semana, y 2000 dólares al mes. Más de lo que ganan muchos ejecutivos. Con eso tú y tu familia deben estar finos, ¿no?
Ampliación de portafolio de productos y adaptados a la demanda del mercado
—Bueno doctor, es mucho más que eso. Lo que pasa es que esos reales los he invertido y se me están multiplicando “como los peces y el vino de la biblia”.
—¿Cómo es eso?
—Bueno, con los reales que estoy haciendo, monté un bodegón en el barrio y comencé a vender alimentos y otras cosas.
—¿Qué vendes?
—¡De todo! Compro a un mayorista la leche líquida por cajas de 12 potes, y la vendo en esos potes de a litro, o la envasamos en botellas recicladas de plástico de 1/2 litro y 1/4 de litro. ¡Eso sí!, antes las desinfectamos bien desinfectadas, con solución clorada. Después le anotamos su fecha de vencimiento y pa´ la nevera. Lo mismo hacemos con la leche en polvo, la dividimos en bolsas de 100, 250 y 500 gramos.
—Bueno, la verdad eso lo hacemos con todo doctor. Lo hacemos con los jugos, bebidas achocolatadas, helados, detergentes, galletas, quesos, margarina, aceite, granos, todo lo que se unta (nutella, nucita, rikesa, mayonesa, salsa de tomate y muchos más). Además, también vendemos medicinas detalladas.
—Todo lo reenvasamos en potes de plástico reciclados, bolsitas, “envoplast” y lo vendemos detallado. ¡Hasta con licores lo hacemos y las cosas vuelan!
—Nosotros compramos productos importados y nacionales, los reenvasamos, le “sacamos” algo razonable de ganancia –no demasiado-, los clientes compran más barato que en la calle, y siempre tenemos un gentío comprando.
Escalar modelos exitosos de negocios
—Mientras yo estoy acá con el negocio de la manicura, los muchachos se encargan del bodegón.
—Fíjese, con el bodegón nos va tan bien, que estamos abriendo dos más. Uno acá cerca, en “Las Minas”, con una cuñada mía. Otro, lo estamos montando en “Caricuao”, con mi hermano.
Nuevos canales, integración de cadenas de valor y flexibilidad de precios
—Esos mismos mayoristas de comida, me venden productos para las uñas, productos de belleza y de higiene, que son de China o de India, no sé, –yo no entiendo el idioma de las etiquetas-, que también vendemos en el bodegón.
—Me di cuenta que en las tiendas y las cadenas de farmacias y supermercados, abusan demasiado de los precios, así que le ganamos menos, como un 20%, y vendemos demasiado.
—Una sobrina mía que le encanta Instagram, nos abrió una cuenta, que ella dice que es una tienda virtual, sí, virtual. Por allí estamos vendiendo productos para manicuristas, peluqueras, y gente en general. Se las mandamos con los “deliveris” o lo buscan en el bodegón, en mi casa, en la casa de mi sobrina o en las casas de unas amigas de ellas.
—Ahí gana todo el mundo doctor: el mayorista que me vende, mi sobrina, sus amigas y yo.
Innovación del core business
—Además doctor, con falta de modestia, desde que cerraron las peluquerías por la pandemia, una cantidad de manicuristas se quedaron sin trabajo.
—Usted sabe que a mi siempre me han sobrado las clientas con falta de modestia. ¡Pregúntele a su esposa! Cuando yo estaba en la peluquería de Prados del Este, atendía hasta 20 mujeres al día.
—Bueno, para no “marearlo mucho”, lo que hice fue montar un grupo de manicuristas que van a las casas y atienden a mis clientas.
—Ellas se quedan con 10 dólares y a mi me tienen que dar 10. Yo les entrego todos los insumos, palanganas y toallas con un logo, las cremas, las pinturas, cortauñas, tijeras, corta-cutículas, todo lo que necesitan, pues.
—Cuando tengo un ratito en el día, voy llamando a todas las clientas, una por una, a ver cómo les fue con la manicurista, y así puedo controlar que le fueron a hacer el trabajo. También veo cómo “se están moviendo”: puntualidad, buen trato y calidad del trabajo. Una vez a la semana mi hijo les cobra lo que me deben, para que no se gasten la plata.
—Mi sobrina, también hizo una marca y abrió otra cuenta de Instagram, que se llama “Manicura Ya”, como “Pedidos Ya”, jajajaja. La gente también nos contacta por ahí, y cada vez, aparecen más y más clientas.
—Tengo a una muchachita amiga de la casa, que recibe la llamada de las clientas, y ella asigna a las manicuristas, según la zona en la que vivan. Así, no gastan tanto en transporte.
—Yo reúno a mi equipo de manicuristas, una vez al mes, las motivo y les hago regalos a las que más producen. También les doy premios a las que son más puntuales y producen más.
Manejo de riesgo estratégico
—Habiendo montado ya ese grupo de empresas, ¿por qué no dejas de trabajar tú misma como manicurista y te dedicas a dirigir, a gerenciar, todo eso?
—Porque esto es lo que me dio y me sigue dando real. Tengo gente trabajando para mí y lo que hago es coordinar. Una nunca sabe, este país es muy cambiante, es mejor tener ingresos seguros, hasta que se concreten y maduren todos los otros negocios. Después, veo, si me dedico a eso, a ser gerente, como dice Usted. Voy poco a poco. ¿No cree?
Me quito el sombrero. ¡Así se hace empresa en Venezuela, querida y admirada July!
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