El conflicto entre Rusia y Ucrania, un hecho repudiable, pondrá a prueba la consistencia de quienes apoyan la democracia occidental y desnudará el verdadero tablero del poder que caracterizará las próximas décadas del siglo XXI. Este es el significado central en este choque de placas tectónicas geopolíticas que está ocurriendo a nivel mundial.
En otras palabras, creo que este momentum develará el tan publicitado Nuevo Orden Mundial en toda su expresión, para el cual seguramente no estamos preparados. Con ello, quiero decir que a muchos no les gustará constatar el declive del protagonismo norteamericano y de sus aliados frente a la recia alianza de eje chino-ruso y sus socios, tejida de manera paciente, estratégica, sistémica y tecnológicamente armada.
Por supuesto, que esto no se verá de manera inmediata. Ya estamos viendo diversos pronunciamientos y medidas sancionatorias políticas, económicas y comerciales que tendrán sus respuestas a diferentes bandas, como en el juego de billar. Unas previsibles, otras sorpresivas. Algunos dicen que es un juego de final abierto.
Lo cierto es que ocurrió lo que muchos anunciaban y no creyeron, confiando en que las conversaciones para contener o detener a Putin en su afán expansionista daría sus frutos. Llegó el día en que este personaje hizo realidad sus amenazas, dispuesto a revivir los momentos más cruentos de la historia mundial.
Como madera de un mismo palo, esta actitud coincide con el pronunciamiento del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien también manifestó su decisión contundente de responder a los ataques, aún a sabiendas del importante desequilibrio de fuerzas. Comenzó así la tan temida guerra, que podrá ser corta o.… quién sabe…
Para saber qué hacer, es importante conocer qué NO hicimos para llegar a esta situación álgida y peligrosa. A mi juicio, el mundo occidental ha tolerado y sigue tolerando las continuas violaciones a los sistemas democráticos y a las leyes internacionales que lo sustentan, acompañado de una ciudadanía y unos partidos políticos casi indiferentes a este deslave. Un ejemplo de ello es ver cómo en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas están presentes los principales regímenes autoritarios y violadores de derechos humanos en el mundo.
Este doble discurso ha permitido a los enemigos de la democracia avanzar, ante la ausencia de respuestas contundentes y coordinadas. Ese contexto permitió a Putin hacer lo que largamente había planificado.
Es hora de reconocer que la democracia se está desmantelando en todo el mundo y a la vista de todos, siendo sustituidas por regímenes autoritarios, personalistas y populistas. Y, de eso, todos somos responsables, por acción u omisión.
Nota al pie: Por supuesto, el escenario descrito podría ocurrir en el caso que el enfrentamiento no se salga de control y haga su aparición la artillería nuclear, donde no habrá un nuevo orden, ya que no habrá ningún planeta que ordenar. Escenario que no podemos descartar, dada la irracionalidad que vienen demostrando quienes lo lideran.
* * *
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores
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En otras palabras, creo que este momentum develará el tan publicitado Nuevo Orden Mundial en toda su expresión, para el cual seguramente no estamos preparados. Con ello, quiero decir que a muchos no les gustará constatar el declive del protagonismo norteamericano y de sus aliados frente a la recia alianza de eje chino-ruso y sus socios, tejida de manera paciente, estratégica, sistémica y tecnológicamente armada.
Por supuesto, que esto no se verá de manera inmediata. Ya estamos viendo diversos pronunciamientos y medidas sancionatorias políticas, económicas y comerciales que tendrán sus respuestas a diferentes bandas, como en el juego de billar. Unas previsibles, otras sorpresivas. Algunos dicen que es un juego de final abierto.
Lo cierto es que ocurrió lo que muchos anunciaban y no creyeron, confiando en que las conversaciones para contener o detener a Putin en su afán expansionista daría sus frutos. Llegó el día en que este personaje hizo realidad sus amenazas, dispuesto a revivir los momentos más cruentos de la historia mundial.
Como madera de un mismo palo, esta actitud coincide con el pronunciamiento del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien también manifestó su decisión contundente de responder a los ataques, aún a sabiendas del importante desequilibrio de fuerzas. Comenzó así la tan temida guerra, que podrá ser corta o.… quién sabe…
Para saber qué hacer, es importante conocer qué NO hicimos para llegar a esta situación álgida y peligrosa. A mi juicio, el mundo occidental ha tolerado y sigue tolerando las continuas violaciones a los sistemas democráticos y a las leyes internacionales que lo sustentan, acompañado de una ciudadanía y unos partidos políticos casi indiferentes a este deslave. Un ejemplo de ello es ver cómo en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas están presentes los principales regímenes autoritarios y violadores de derechos humanos en el mundo.
Este doble discurso ha permitido a los enemigos de la democracia avanzar, ante la ausencia de respuestas contundentes y coordinadas. Ese contexto permitió a Putin hacer lo que largamente había planificado.
Es hora de reconocer que la democracia se está desmantelando en todo el mundo y a la vista de todos, siendo sustituidas por regímenes autoritarios, personalistas y populistas. Y, de eso, todos somos responsables, por acción u omisión.
Nota al pie: Por supuesto, el escenario descrito podría ocurrir en el caso que el enfrentamiento no se salga de control y haga su aparición la artillería nuclear, donde no habrá un nuevo orden, ya que no habrá ningún planeta que ordenar. Escenario que no podemos descartar, dada la irracionalidad que vienen demostrando quienes lo lideran.
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