La relación de las mujeres con la escritura está teñida, y como no estarlo, de las lógicas patriarcales de dominación. La palabra es poder. Quien la tiene, manda. Pasa en el cine, en el teatro, en las artes, en la TV, en la radio, en los artículos de prensa, al punto de que todavía se celebra como si fuese una hazaña cuando una mujer destaca en estos ámbitos.
El mundo literario no es neutro al género, está sometido a reglas masculinas que evalúan lo que es de calidad o no, y lo que se edita o no, y cuáles temas son importantes para ellos, reproduciéndose así las relaciones entre géneros que observamos en todos los espacios.
Datos que descorazonan: 70% de las reseñas de libros o críticas literarias están hechas por hombres; sólo dos escritoras están en la Real Academia de la Lengua —las otras cuatro no se dedican a la narrativa—; en los Premios Nobel, creados en 1901, un escaso 5% de mujeres han sido reconocidas a lo largo de su historia. Específicamente en el premio de Literatura, solo 15 incluyendo a Louise Glück, ganadora de este año 2020, han sido destacadas por la academia sueca.
¿Por qué pasa esto?
A muchas mujeres que conozco les cuesta mostrar lo que escriben. Frecuentemente les pido artículos para mi blog y ante su demora para entregarlo, me transmiten el mensaje de que aún les falta algo, que quieren que otros los revisen, que no saben si están perfectamente escritos… Esta hipótesis de la falta de confianza en sí mismas, parece que sí aplica en este acto de hacer público lo que se piensa y expresa. Como me dijo una amiga: “Yo escribo, con eso no tengo problema; lo que me atemoriza es que otros me vayan a leer”.
Es entendible porque son muchos años recibiendo el mensaje machista de que es “mejor callar”, “si vas a hablar que sea en tu pieza y en voz baja”, “a quién le importa lo que dices”, “cuidado con hacer el ridículo” y otros mandatos castradores similares a estos, que hacen que elevar la voz sea todo un acto de rebeldía feminista.
¡Pero no es sólo eso! Puedes tener a una mujer súper dispuesta a escribir y publicar su obra, y aun así, para poder ser una escritora importante, de esas a la que les publican o premian, tienes que disponer de tiempo para concentrarte, para crear, para producir. Ese es, lamentablemente, el bien menos preciado que muchas mujeres tienen, al lado de toda la carga doméstica que socialmente nos han asignado.
La misma Rowling, autora de la saga Harry Potter, admitió que cuando dejó las tareas de la casa de lado, fue que pudo producir sus libros. También la Woolf lo advirtió: necesitas un cuarto propio para escribir. Parece una condición superflua pero no lo es. Y quizás eso explique por qué muchos “eruditos” consiguen llegar a escribir más que nosotras. ¡Es que no tienen otra cosa que hacer!
Bibliotecas llenas de escritores hombres
Una bloguera española envía un correo pidiéndonos que revisemos en nuestra estantería y contemos cuántos libros de los que tenemos están firmados por mujeres. Voy presta. Me hago una idea de que un 40% más o menos debe haber. Tengo muchos libros, repartidos en varios estantes, y decido tomar una muestra de cada tramo hasta contar 100. Me quedo muda, solo 7 están escritos por mujeres. Todos los he comprado yo, no tengo a quien culpar. Dentro de todo, me asombra no haberme percatado de todo esto antes, yo que trabajo tanto este tema… ¿tan acostumbradas estamos a no vernos representadas en el mundo de las letras?
Busco en Google a ver si son cosas mías. No. Es todo un tema este. Tanto, que se le dedica un día especial al año, el 14 de octubre, a hablar y pensar sobre las razones por las cuales tan pocas mujeres escriben. O a tan pocas las publican. Porque al parecer no es que no lo hagamos, es que para que se nos asigne credibilidad y méritos como para publicar y divulgar nuestra obra, hay que acometer una ardua tarea ante las casas editoriales que no muchas dan.
Hacerlas visibles
El Día de las Escritoras es una conmemoración iniciada en España en octubre de 2016 por iniciativa de la Biblioteca Nacional de España, la Asociación Clásicas y Modernas y la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) para recuperar el legado de las mujeres escritoras, hacer visible su trabajo en la literatura y combatir la discriminación que han sufrido en este ámbito del conocimiento a lo largo de la historia.
Aprovechemos la fecha para destacarlas como se merecen y también para hacer un intento por tener a más escritoras presentes en nuestras propias bibliotecas.
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De la misma autora: Mafalda, la rebelde eterna