Lunes, 6:30 a. m. «Cepíllate los dientes, báñate, ponte el uniforme. ¡Apúrate que llegamos tarde!, ¿llevas todo?, ¿bolso, cartuchera, cuadernos, sacapuntas y lápiz?, te metí un tapabocas de repuesto en el bolsillo de adelante. Acuérdate, no te quites la mascarilla, ni abraces a tus amiguitos, ni los beses, tampoco a la maestra. Lávate las manos, no te toques los ojos y ¡no te quites la mascarilla! ¿oíste? Pórtate bien, haz caso. Por Dios, no te quites esa mascarilla en el salón. Hasta más tarde». 

Esa nueva rutina llegará en octubre para padres e hijos. Las clases comenzarán de forma semi presencial en Venezuela, después de 18 meses en los que los jóvenes estudiaron de forma remota debido a la cuarentena decretada en marzo de 2020. Niños que no se han visto en casi dos años se reencontrarán, adolescentes continuarán el bachillerato y los maestros volverán a anotar oraciones en los pizarrones. 

Debido a la pandemia del COVID-19, el regreso de 10 millones de alumnos venezolanos tendrá que ser organizado y bajo protocolos de bioseguridad que impidan un nuevo repunte de casos de coronavirus en Venezuela. Al menos eso dicen los maestros, cuya cifra de vacunados no supera el 15 %. Pero para los niños y adolescentes no será una tarea sencilla: después de tanto tiempo en casa, retornar al colegio puede resultar algo emocionante o estresante

El vaivén del regreso a las clases presenciales en Venezuela

«Va a depender de la edad. Hay algunos que van a estar más expuestos al estrés o angustia por el hecho de volver a encontrarse de manera presencial en un entorno de clases. A ellos les costará un poco de tiempo adaptarse y eso no significa que estén mal. Otros niños lo manejarán de una manera distinta y no se les hará difícil retomar la presencialidad. La realidad es que hay jóvenes urgidos del contacto social formal», indicó Rosa Pellegrino, psicóloga de Cecodap, a Efecto Cocuyo

De acuerdo con Pellegrino, es necesario tener paciencia, especialmente con los pequeños que pueden presentar resistencia o ansiedad al tener que separarse de sus padres para volver al contexto escolar. Asegura que el impacto emocional depende de cada joven y que es tarea de los adultos prestarles atención para apoyarlos en el proceso del reintegrarse. 

Algunos retos a enfrentar

Para Lilian Quevedo, psicóloga clínica, uno de los principales retos a enfrentar con niños y adolescentes en el regreso a clases es la disparidad en el aprendizaje. Esto se debe a que las clases remotas se manejaron desde los hogares y no todos cursaron el último año escolar a distancia de la misma manera, especialmente aquellos afectados por la crisis de servicios públicos.

En lo que va de 2021, solo 1,1 % de los venezolanos no sufrieron apagones, según cifras ofrecidas por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (Ovsp). Así mismo, el observatorio reportó que, para el primer trimestre del año, 63.3 % de los hogares venezolanos no contaba con acceso a internet.

«Hay que considerar que este primer trimestre tiene que ser de ajuste curricular, de adaptación a lo que es una rutina, donde hayan permisos y una mayor flexibilidad que en años anteriores», explicó Quevedo. 

También señaló que habrá jóvenes con fallas de comunicación por no haber socializado con sus pares. Esto puede evidenciarse en aquellos que no logran mantener un tópico de conversación, cambian su manera de hablar o tienen períodos de atención mucho más cortos debido a la sobre-exposición a recursos digitales como tabletas o celulares. 

Rosa Pellegrino indica que el hecho de acostarse y despertarse temprano puede significar otro reto. Esto se debe a que los chicos han perdido varios de los hábitos escolares durante la cuarentena, por lo que pueden sentirse irritados al principio. Hay que armarse de paciencia y saber que es fundamental gestionar correctamente la parte emocional, asegura la psicóloga. 

Además, afirmó que socializar será una actividad compleja para algunos niños y adolescentes introvertidos. También destacó que en los entornos donde existe acoso escolar o bullying pueden generarle angustia a los jóvenes e impedir que se sientan cómodos en los colegios, por lo que resulta importante mantener una buena comunicación entre padres, hijos y maestros. 

¿Qué pasa con aquellos que ingresan por «primera vez»? 

Juan Carlos Márquez tiene 14 años y está feliz de entrar al liceo en octubre. Cursará segundo año de forma presencial luego de que su primer contacto con la secundaria fuese siempre a través de la pantalla de la computadora. Aunque se siente nervioso, podrá verle los rostros a sus compañeros, recorrer la institución y usar el uniforme que no pudo ponerse en 2020.

«Estudiar primer año en mi casa no me gustó. No entendí casi nada y se me caía el internet a cada rato. Yo quiero ir al liceo, así no me pueda quitar el tapabocas. Mi mamá tiene miedo de mandarme pero mi papá dice que tengo que ir. Que tengo que estudiar como un chamo normal. Espero que me vaya bien», comentó a Efecto Cocuyo

Algunos jóvenes terminaron una etapa antes de la pandemia y no han tenido la oportunidad de tener una transición normal al nuevo nivel. Pasa, por ejemplo, con los niños que terminaron preescolar en casa y ahora tienen que cursar primer grado. También con los adolescentes que entran por primera vez al liceo sin experiencia previa. Igualmente con aquellos que culminaron quinto año de forma remota y ahora se enfrentan a la universidad. 

Para Pellegrino, la vuelta a clases no será necesariamente un choque para algunos. Depende más bien del entorno donde se haya desenvuelto el estudiante durante la pandemia, de los recursos psicológicos con los que cuente y de las habilidades que haya podido desarrollar. 

«¿Que pudiera ocurrir? Si pudiera tener conflictos a la hora de adaptarse porque, como cualquier persona que esté iniciando un proceso nuevo, lo desconocido suele asustar. El tener que enfrentarse a una etapa académica nueva con habilidades que tal vez no han podido fortalecer, se convertirá en una dificultad. Lo clave es poder contar con comprensión y paciencia», dijo. 

Quevedo indica que el choque será inevitable en ciertos casos, sobre todo mientras más joven sea el alumno. La transición debe ser manejada con cuidado por los representantes y docentes. Recomienda que el primer lapso o trimestre sea de nivelación, tomando en cuenta que no hubo un verdadero cierre escolar en 2020. 

Gestionar el miedo al COVID-19 en los niños y adolescentes 

Regresar a clases no significa regresar a la normalidad. Los jóvenes vuelven a las aulas, sí, pero el coronavirus sigue estando presente en el país. Para el 19 de septiembre de 2021 la cifra nacional de contagiados era de 355.061, con 11.679 casos activos y 4.301 personas fallecidas.

Es indispensable enseñar sobre bioseguridad y protección a los estudiantes, pero hay que tomar en cuenta que asustarlos o preocuparlos excesivamente sobre el COVID-19 no es lo más adecuado. Según Lilian Quevedo, mezclar el temor al virus con la presión académica causará alumnos ansiosos, por lo que aconseja a los padres tomar el asunto con madurez y responsabilidad. 

«Si la mamá tiene mucho miedo al coronavirus, lo mejor es que no envíe el niño al aula. Porque será un retorno muy complicado para ambos y al final el que sale perdiendo es el niño. Es necesario ser coherentes», expresó. 

En redes sociales, algunos padres se han manifestado en contra de enviar a sus hijos al colegio por miedo a que se contagien. Sobre ello, la psicóloga Rosa Pellegrino, indica que hay que es necesario tratar el tema con calma y entender que se van a utilizar medidas de bioseguridad.  

«Ellos aprenden de lo que ven de sus referentes. Hay que intentar comprender que de nada sirve vivir con esa preocupación. Un niño te puede ver precavido o cuidadoso, lo que no queremos que te vea es asustado. Hay una diferencia. Al final, el niño puede desarrollar inseguridad, conductas de temor o sentirse vulnerable en el exterior de su casa. Y eso no lo ayudará en nada», aseguró. 

Recomendaciones para padres y maestros

Finalmente, los psicólogos recomiendan a padres y maestros seguir los siguientes puntos: 

1️⃣Empezar a establecer rutinas de sueño y alimentación para los niños y adolescentes, previo al ingreso. Esto significa suprimir los aparatos electrónicos a partir de las seis de la tarde. 

2️⃣Para los maestros, planificar actividades más cortas, considerando que los niños no van a tener los mismos procesos de atención cuando se reencuentren con los compañeros. 

3️⃣Mantener vías de comunicación claras con los jóvenes. Por ejemplo, es importante preguntar: ¿cómo te sientes respecto a volver a clases?, ¿algo te preocupa? 

4️⃣Educar con tranquilidad sobre las medidas de bioseguridad contra el COVID-19 y explicar algunas reglas a seguir (no abrazar a la maestra, compartir comidas, cubiertos o envases de agua, etc). Es necesario repetir todos los días, sin alterarse o asustar al joven. 

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