Juan Pablo Orellana grabó en 2017, a escondidas, a madres de niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología del hospital J. M. de los Ríos, el principal centro pediátrico de Venezuela, mientras denunciaban un brote infeccioso y el deterioro de las condiciones de atención. Cuatro años después, cuando revisaba los videos guardados en su computadora, notó que solo uno de los hijos de esas madres quedaba con vida.
Para 2021 Juan Pablo y su hermano Juan Carlos grabaron a cuatro de estas madres —Vicky, Carmen, Emilce y Judith— mientras veían de nuevo aquellas imágenes almacenadas y lidiaban con el duelo. Así surgió Vilomah, un corto documental para construir memoria y no olvidar, presentado este 7 de abril por la organización no gubernamental Prepara Familia.
Andrés, Daniel, Winder y Samuel, los hijos de Vicky, Carmen, Emilce y Judith, son cuatro de los 68 niños, niñas y adolescentes que fallecieron entre 2017 y marzo de 2022 como consecuencia de la ausencia de antibióticos e insumos, la exposición a bacterias y la falta de oportunidades para recibir un trasplante de riñón.
«Es fuerte ver cómo ha pasado el tiempo, cómo han cambiado las cosas y que lamentablemente solo tenemos más niños fallecidos», dijo Judith Bront durante el estreno del documental en el Trasnocho Cultural. «Levanto la voz por todas las madres que han sido unas luchadoras y que han estado allí. Hemos tratado que lo que nos pasó a nosotros no les pase a los otros niños, que los que queden reciban la atención que necesitan».
Según los realizadores de Vilomah, las muertes de los pacientes son un testimonio continuado de los efectos devastadores de la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela.
«Proveniente del sánscrito, el término Vilomah surge para llenar un vacío. A través de esa palabra, la tragedia encuentra expresión«, dijo Juan Pablo Orellana. «Consideramos necesario evidenciar lo que estaba pasando y sigue pasando. Porque resulta fácil olvidarse de una lucha perdida, pero sería lamentable que esta tragedia prevenible también fuera silenciada, como lo han sido muchas otras en nuestro país».
El testimonio de Katherine Martínez, directora de Prepara Familia, también se incluye en el corto documental, pues ella ha acompañado a madres, padres y pacientes en su lucha por mejorar las condiciones del hospital y por encontrar justicia. Aunque advierte que nada ha cambiado, asegura que continuará dejando registro de todo lo que sucede.
Los niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología están amparados por medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), organismo ante el cual presentaron aquellos primeros videos realizados en 2017, para evitar futuros daños irreparables entre los pacientes. Estas medidas fueron extendidas a otros 13 servicios del hospital, pero el Estado no las cumple.
Luis Méndez, uno de los adolescentes del J. M. de los Ríos, espera por un trasplante de riñón. En el sector privado le piden 70 mil dólares para operarlo, mientras que en el sector público la lista de insumos y medicinas para someterse a una operación de donante vivo, la única que se hace en el país, también es impagable para él y su familia. Parte de la música del documental es interpretada por él, violinista desde pequeño. Al finalizar la presentación del corto, tocó para los presentes.
«Soy uno de los sobrevivientes del J. M. Espero ser algún día trasplantado y que todos mis compañeros que todavía quedan también puedan lograr ese sueño, como todos los pacientes que lo necesitamos a nivel nacional, no solamente en el J. M. de los Ríos», expresó.
Además de Los Hermanos Orellana, también participaron Carlos Martínez en la post-producción de sonido y música; Miguel Alfonzo, Adrián Naranjo y Daniel Santolo en la asistencia de producción.
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Juan Pablo Orellana grabó en 2017, a escondidas, a madres de niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología del hospital J. M. de los Ríos, el principal centro pediátrico de Venezuela, mientras denunciaban un brote infeccioso y el deterioro de las condiciones de atención. Cuatro años después, cuando revisaba los videos guardados en su computadora, notó que solo uno de los hijos de esas madres quedaba con vida.
Para 2021 Juan Pablo y su hermano Juan Carlos grabaron a cuatro de estas madres —Vicky, Carmen, Emilce y Judith— mientras veían de nuevo aquellas imágenes almacenadas y lidiaban con el duelo. Así surgió Vilomah, un corto documental para construir memoria y no olvidar, presentado este 7 de abril por la organización no gubernamental Prepara Familia.
Andrés, Daniel, Winder y Samuel, los hijos de Vicky, Carmen, Emilce y Judith, son cuatro de los 68 niños, niñas y adolescentes que fallecieron entre 2017 y marzo de 2022 como consecuencia de la ausencia de antibióticos e insumos, la exposición a bacterias y la falta de oportunidades para recibir un trasplante de riñón.
«Es fuerte ver cómo ha pasado el tiempo, cómo han cambiado las cosas y que lamentablemente solo tenemos más niños fallecidos», dijo Judith Bront durante el estreno del documental en el Trasnocho Cultural. «Levanto la voz por todas las madres que han sido unas luchadoras y que han estado allí. Hemos tratado que lo que nos pasó a nosotros no les pase a los otros niños, que los que queden reciban la atención que necesitan».
Según los realizadores de Vilomah, las muertes de los pacientes son un testimonio continuado de los efectos devastadores de la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela.
«Proveniente del sánscrito, el término Vilomah surge para llenar un vacío. A través de esa palabra, la tragedia encuentra expresión«, dijo Juan Pablo Orellana. «Consideramos necesario evidenciar lo que estaba pasando y sigue pasando. Porque resulta fácil olvidarse de una lucha perdida, pero sería lamentable que esta tragedia prevenible también fuera silenciada, como lo han sido muchas otras en nuestro país».
El testimonio de Katherine Martínez, directora de Prepara Familia, también se incluye en el corto documental, pues ella ha acompañado a madres, padres y pacientes en su lucha por mejorar las condiciones del hospital y por encontrar justicia. Aunque advierte que nada ha cambiado, asegura que continuará dejando registro de todo lo que sucede.
Los niños, niñas y adolescentes del servicio de Nefrología están amparados por medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), organismo ante el cual presentaron aquellos primeros videos realizados en 2017, para evitar futuros daños irreparables entre los pacientes. Estas medidas fueron extendidas a otros 13 servicios del hospital, pero el Estado no las cumple.
Luis Méndez, uno de los adolescentes del J. M. de los Ríos, espera por un trasplante de riñón. En el sector privado le piden 70 mil dólares para operarlo, mientras que en el sector público la lista de insumos y medicinas para someterse a una operación de donante vivo, la única que se hace en el país, también es impagable para él y su familia. Parte de la música del documental es interpretada por él, violinista desde pequeño. Al finalizar la presentación del corto, tocó para los presentes.
«Soy uno de los sobrevivientes del J. M. Espero ser algún día trasplantado y que todos mis compañeros que todavía quedan también puedan lograr ese sueño, como todos los pacientes que lo necesitamos a nivel nacional, no solamente en el J. M. de los Ríos», expresó.
Además de Los Hermanos Orellana, también participaron Carlos Martínez en la post-producción de sonido y música; Miguel Alfonzo, Adrián Naranjo y Daniel Santolo en la asistencia de producción.