Luego de que liberaran a una mujer embarazada, ninguna autoridad ha vuelto a hablar de que en una comandancia policial, los presos tienen secuestrados a dos funcionarios y nueve civiles porque no acceden a sus peticiones. En la Policía del Táchira en San Cristóbal, son los detenidos quienes tienen el control de la situación.

De acuerdo con información de los efectivos de esa institución, el secuestro se mantiene desde hace dos semanas. Entre las exigencias de los reclusos se encuentran el otorgamiento de beneficios característicos de los penales y el traslado a sitios de reclusión formal.

En la Comandancia General de Politáchira existe un centro de detención preventiva, en el que los implicados en un delito deberían pasar solo 72 horas recluidos, el tiempo que debe tardar un tribunal para determinar si el sospechoso debe permanecer privado de libertad o ser liberado.

Pero el enviciado sistema judicial y penitenciario ha degenerado en que las celdas del Cuartel de Prisiones de la Policía del estado Táchira esté hacinada con 389 internos en un espacio diseñado para 200 y que estos hayan tomado el control de las celdas para exigir el traslado a la conocida cárcel del estado Aragua, Tocorón. También piden visitas conyugales, la construcción de una cantina y la prohibición de ingreso a los policías.

El jueves 15 de septiembre, Ramón Cabezas, jefe de Seguridad Ciudadana de la Gobernación, informó que la joven Yesenia Ortiz, de 25 años de edad, salió de los calabozos policiales sin signos de violencia. Fue llevada a un centro asistencial para una revisión médica. Es la única rehén liberada desde el 8 de septiembre, cuando inició el secuestro. Fue la última vez que una autoridad dio la cara.

El Ministerio para Servicios Penitenciarios, a quien corresponde la distribución de privados de libertad en las cárceles, no se ha pronunciado. Las negociaciones con el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo cesaron el 16 de septiembre, según información publicada en el Diario de Los Andes.

Por ahora, los funcionarios policiales que están como rehenes pasaron a ser unos presos más. Sus parientes les llevan alimentos, los efectivos que se encuentran en la parte externa del Cuartel de Prisiones llevan los envases hasta la puerta interna que da a las celdas y uno de los reclusos los recoge y distribuye. Fueron identificados como: Leivy Sira y Miguel Ángel Muñoz.

El domingo 18 de septiembre, una mujer fue detenida cuando pretendía ingresar municiones y efectivo a los calabozos de Politáchira. Según el medio local, ella hizo la cola para la visita y fue abordada por funcionarios vestidos de civil que le vieron una actitud sospechosa. Iba con un bebé de siete meses de nacido, el cual fue puesto en custodia del Estado.

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