“Saliendo a La Guaira“, gritaba el pregonero. Carlos Rojas se formaba de primero en la cola. Sujetaba a su bebé en los brazos, en compañía de su pareja. Estaban al borde de la acera, en Gato Negro (Catia). Detrás de ellos, una docena de personas más también aguardaba una camioneta para bajar a La Guaira.

“Esto se ha deteriorado mucho. En los últimos años vemos menos camionetas trabajando en esta ruta”, comentó Rojas. Tenía poco más de 20 minutos en la cola.

Los buses llegaban y se paraban frente a la acera. Los colectores se asomaban en las puertas y ventanas, luego gritaban el costo del pasaje y la dirección de la camioneta. Todos con un precio distinto.

“Los choferes son unos abusadores. Quieren cobrar los que les de la gana, no hay un criterio para poner una tarifa y suben el precio sin consultar”, manifestó disgustado Rojas,  instantes previos a abordar el autobús.

Eras las 6:00 pm y el sol ya se había escondido. Solo una tenue luz iluminaba la calle y ofrecía un poco de calor aún. Con la variedad de precios, algunos optaban por subirse a las más costosas, para evitar la cola. Otros seguían en ésta, aguardando.

Rojas indicó que muchos varguenses prefieren evitar subir a Caracas por lo complicado que resulta utilizar el transporte y, además, por el costo que implica pagarlo. Limitan sus viajes.

El costo mínimo de esta ruta, para este 6 de marzo, era de 500 bolívares. Subir y bajar a La Guaira representa un costo de al menos 1000 bolívares diarios. 24 mil al mes (días laborables): un costo por encima del salario mínimo (18 mil bolívares).

“Nos resulta imposible pagar entre 1000 y 2 mil bolívares diarios. Es terrible para el bolsillo de las personas. Algunos no aguantamos estos precios”, expresó Rojas.

Flota mermada

Los conductores que viajan a La Guaira opinan lo contrario respecto al costo. Para Ever Rangel, transportista de esta ruta, es muy poco lo que cobran, porque muy poco compran con lo que ganan, contando los gastos de cada autobús.

“El pasaje cuesta lo mismo que una chupeta. ¿Qué compro con eso? Al final del día gano para comprar un par de bolsas de jabón”, expresó Rangel. Su jornada inicia desde las 5:00 am, cuando hay más demanda de transporte, y se extiende hasta las 9:00 pm. Pero el alto costo de los insumos lo obliga a interrumpir su trabajo.

“En las próximas semanas tengo que parar la camioneta. No puedo rodar con los cauchos lisos como ya los tengo”, manifestó. Indicó que el costo de un caucho para estos vehículos es de 200 dólares, que representa 660 mil bolívares, según la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV) este 6 de marzo.

“Es impagable. Y hasta un reencauchado es muy costoso: 150 dólares (495 mil bolívares a la misma tasa”, dijo.

Lo cierto es que, como consecuencia del alto costo y falta de insumos, hay muchos menos autobuses trabajando. Solo en la línea Malavé Villalba, donde trabaja Rangel, en un lapso de tres años pasaron de tener 220 unidades a aproximadamente 60. Una reducción de 72%.

Según cálculos del Bloque Unido de Transporte de Vargas, la flota se ha reducido en poco menos de 90%. Son menos de 100 en general las que quedan operativas, de las 900 que había hasta alrededor de cinco años.

“Estamos apenas sobreviviendo. Si se accidenta una camioneta por repuesto no se puede volver a poner en servicio; es muy costoso reponerla”, comentó Sergio Cárdenas, presidente de esta asociación.

A lo interno

Mariella Amundaraín, después de esperar 20 minutos, logró encontrar una camioneta vacía. “¿Cuánto el pasaje?”, preguntó, aún sobre las escaleras del bus. “Son 500 bolívares”, respondió el conductor. Ella extendió su mano con el billete con el rostro de Simón Bolívar, el de mayor denominación (500 Bs). El chofer lo recibió, dobló y agrupó junto a otros iguales. Se sentó, se acomodó y guardó el resto de billetes coloridos.

“Es pésimo esto. Muy pocas unidades prestan el servicio y lo hacen muy caro”, comentó, mientras revisaba la bolsa de verduras que acababa de comprar en el mercado popular de Catia, en Pérez Bonalde. “Y allá abajo en La Guaira en aún peor. Ni hay camionetas”, agregó.

Amundaraín indicó que, las rutas que diariamente usa para trasladarse internamente en el estado Vargas hacia Maiquetía, se encuentran en estado crítico. “Uno tiene que caminar, porque de veras no pasa ni una camioneta en ocasiones. Y si pasan, están repletas; no cabe nadie”, expresó. Esto es reafirmado por los transportistas, quienes señalan las mismas razones: la falta de repuestos y altos costos.

En las noches es peor

Las noches son de los piratas. Mientras más oscurece en Gato Negro, más incrementa el costo del pasaje y disminuye la oferta de camionetas. Las pocas que quedan trabajando imponen su tarifa sin consulta; en su mayoría quedan las camionetas piratas. El boleto suele costar el doble.

“Aquí nos quedamos hasta las 10 de la noche. A esa hora sigue llegando gente, las que salen tarde de sus trabajos”, comentó un colector. Sentado sobre las pequeñas escaleras de la entrada de uno de los buses. Contaba los billetes. En ese momento, se acercó una señora, preguntó el precio del pasaje, pero no se montó: 700 bolívares. Continuó:

“Hasta ahora no pasa de 1000 bolívares en la noche. Pero ya hay un grupo de personas que siempre viene a esa hora, coinciden y bueno, deben pagar ese costo”, expresó el colector. Esta camioneta acaba de llegar y se mantenía vacía. Las personas poco se montaban; eran 200 bolívares por encima del resto de autobuses.

Lea más:

En San Cristóbal “casi desaparece” el #transporte

Fotos: Mairet Chourio.

</div>