Yetzabeth Katerina Hernández, venezolana de 27 años de edad, fue condenada el pasado 26 de marzo en Lima a 17 años de prisión, acusada de haber dado muerte al ciudadano peruano Carlos Enrique Condori Flores (37).
Sus familiares en Caracas claman por que autoridades u organismos de Venezuela puedan ayudarla a evitar esa situación, toda vez que el homicidio del que se le señala, aseguran, fue en defensa propia ante un acto de acoso de tipo sexual.
Rafaela Arzudo Azuaje, tía de la joven , relató a Efecto Cocuyo que Hernández habitaba en el distrito de Miraflores, en Lima, a donde llegó en mayo de 2019, como una de las tantas venezolanas que migran a Perú en búsqueda de mejoras económicas y poder ayudar a su familia, entre ellos a su hijo de actualmente 7 años.
Durante varias semanas, tanto Yetzabeth como otras dos amigas caraqueñas con las que compartía vivienda habían sido acosadas por varios lugareños, entre ellos Condori, quien se habría obsesionado con ella.
El 29 de septiembre, las tres venezolanas salieron a hacer la compra de alimentos en una tienda local, cuando en la calle se encontraron con Condori y sus amigos, quienes según testigos estaba en estado de ebriedad.
Él se habría propasado con la venezolana, llegando incluso a tocarle sus partes íntimas y a ofrecerle dinero a cambio de sexo, con la excusa de que «a eso vienen las venezolanas a Perú».
Según cuenta la familiar de Hernández, la chica portaba encima un cuchillo que había comprado para su trabajo como asistente de cocina y en un acto de desesperación lo clavó en el pecho al peruano, asesinándolo en el acto.
Los familiares aseguran que aunque la muchacha reconoció su acción, siempre ha sido clara en que lo hizo para no ser víctima de violencia de género.
Aseveran que las autoridades peruanas no han brindando a la migrante venezolana el debido proceso y que se han ensañado con Yetzabeth, egresada de la carrera de técnico superior en enfermería, solo por ser venezolana.
Indican que uno de los testigos del proceso es uno de los hombres señalados de acompañar a Condori en el acoso y que durante el altercado ella pudo grabar con su teléfono cómo pasó todo, pero el equipo desapareció de la escena del crimen tras un intento de linchamiento por vecinos de la zona, todos peruanos.
«Algunos abogados que quisieron defenderla fueron amenazados y apartados del proceso. Quieren socavar su integridad y la de sus amigas que le acompañaban para el momento», asegura la familiar.
Yetzabeth Katerina Hernández ahora se mantiene a la espera de la ayuda de la cancillería venezolana, quienes a través de sus contactos intentaran asistir su caso y buscar una repatriarla.
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Sus familiares en Caracas claman por que autoridades u organismos de Venezuela puedan ayudarla a evitar esa situación, toda vez que el homicidio del que se le señala, aseguran, fue en defensa propia ante un acto de acoso de tipo sexual.
Rafaela Arzudo Azuaje, tía de la joven , relató a Efecto Cocuyo que Hernández habitaba en el distrito de Miraflores, en Lima, a donde llegó en mayo de 2019, como una de las tantas venezolanas que migran a Perú en búsqueda de mejoras económicas y poder ayudar a su familia, entre ellos a su hijo de actualmente 7 años.
Durante varias semanas, tanto Yetzabeth como otras dos amigas caraqueñas con las que compartía vivienda habían sido acosadas por varios lugareños, entre ellos Condori, quien se habría obsesionado con ella.
El 29 de septiembre, las tres venezolanas salieron a hacer la compra de alimentos en una tienda local, cuando en la calle se encontraron con Condori y sus amigos, quienes según testigos estaba en estado de ebriedad.
Él se habría propasado con la venezolana, llegando incluso a tocarle sus partes íntimas y a ofrecerle dinero a cambio de sexo, con la excusa de que «a eso vienen las venezolanas a Perú».
Según cuenta la familiar de Hernández, la chica portaba encima un cuchillo que había comprado para su trabajo como asistente de cocina y en un acto de desesperación lo clavó en el pecho al peruano, asesinándolo en el acto.
Los familiares aseguran que aunque la muchacha reconoció su acción, siempre ha sido clara en que lo hizo para no ser víctima de violencia de género.
Aseveran que las autoridades peruanas no han brindando a la migrante venezolana el debido proceso y que se han ensañado con Yetzabeth, egresada de la carrera de técnico superior en enfermería, solo por ser venezolana.
Indican que uno de los testigos del proceso es uno de los hombres señalados de acompañar a Condori en el acoso y que durante el altercado ella pudo grabar con su teléfono cómo pasó todo, pero el equipo desapareció de la escena del crimen tras un intento de linchamiento por vecinos de la zona, todos peruanos.
«Algunos abogados que quisieron defenderla fueron amenazados y apartados del proceso. Quieren socavar su integridad y la de sus amigas que le acompañaban para el momento», asegura la familiar.
Yetzabeth Katerina Hernández ahora se mantiene a la espera de la ayuda de la cancillería venezolana, quienes a través de sus contactos intentaran asistir su caso y buscar una repatriarla.