El Nazareno
Fotos: Efecto Cocuyo Credit: Mairet Chourio

“Oro por la bendición y la sanación de Venezuela y de todo del mundo entero”, decía Flor Martínez, mientras veía pasar la caravana que custodiaba al Cristo negro; el Nazareno de San Pablo en su paso por varias calles de Caracas.

A las 7:00 de la mañana Flor estaba junto a su familiar Marisol Martínez cerca de la iglesia Santa Teresa, ubicada en la parroquia del mismo nombre, en pleno centro capitalino.

“A pesar de que vivimos cerca, en Artigas, salimos a verlo”, decían con devoción.

Flor y Marisol salieron a esperarlo con mucha devoción

La imagen del Nazareno de San Pablo es la que reúne la mayor feligresía venezolana. A Caracas los Miércoles Santo llegaban devotos de todas partes del país para pagar promesas, pedir en oración y para adorarlo por los infinitos milagros que le adosan los católicos.

Este 31 de marzo la figura del Cristo salió -por segundo año consecutivo debido a la pandemia– a recorrer las calles caraqueñas a bordo de un papamóvil.

A las 9:00 de la mañana estaba surcando la puerta de la nave principal de la iglesia Santa Teresa, escoltado por la cofradía del Nazareno.

Los subieron al vehículo y se enrumbó hacia ocho puntos previsto en la programación de la procesión, que incluyen 43 zonas de la Gran Caracas.

Las oraciones no faltaron para el personal de salud

La caravana inició la ruta por el eje parroquial Catia-Propatria, luego pasó por Antímano-San Juan, pasó por Santa Mónica, Bellos Monte, Baruta, El hatillo, Chacao, Petare, Macaracuay, El Marqués, La Carlota.

El padre Amelim de Sousa, antes de su salida de la basílica, informó que durante el recorrido harían breves paradas en algunos centros hospitalarios para brindar una oración a los enfermos y en especial a los que padecen COVID-19.

Esta vez el Nazareno, al que acostumbraban adornar con cinco mil orquídeas, fue decorado también con limones, para recordar el milagro de la curación de la peste durante la época de la colonia.

Las túnicas moradas y las penitencias se hicieron presentes

El Nazareno de San Pablo, es la de devoción de todo hijo de Caracas. Es una talla hecha en madera de pino flandes de Sevilla, España.

Dice la historia católica que, en 1696, azotó a la ciudad una epidemia de peste del vómito negro o escorbuto, y por la devoción popular hacia la imagen, fue sacada en rogativa.

Durante la procesión pasó por un huerto cercano a su templo, sembrado de limoneros, y un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del nazareno, cayendo algunos al suelo. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.

Desde muy temprano los creyentes salieron a esperar al santo negro

La imagen fue consagrada el 4 de julio de 1674 por fray González de Acuña, y recibió culto en la capilla de san Pablo hasta que en 1880 el presidente Guzmán Blanco ordenó su derribo, levantando el mismo lugar el teatro municipal.

El mismo Guzmán Blanco mandó erigir en honor a su esposa la Basílica de Santa Teresa, siendo trasladada la imagen a este nuevo templo, donde es venerada en la actualidad.

En pandemia

El santo negro recorrió Carcas con su cruz a cuestas, y en el camino encontró gente arrodillada, con sus brazos en alto, personas orando, rezando e implorando.

Simulaban abrazarlo y aplaudían celebrando su paso. El ambiente estaba lleno de fe y emoción. “No podemos venerarlo en su iglesia, lo hacemos aquí desde nuestras ventadas”, dijo Iría Blanco, vecina de Coche.

“Estamos muy emocionadas, pido por la salud de todos, que se vaya la pandemia”, resaltó Ingrid Suárez, quien desde las 9:00 de la mañana ya estaba en la avenida Intercomunal de El Valle esperando el paso del papamóvil.

“Nos unidos en oración al Nazareno de San Pablo en su recorrido por las calles de la capital. Hoy imploramos a Dios por el fin de la pandemia en el mundo”, horas antes había dicho el Cardenal Baltasar Porras.

Muchas personas salieron al encuentro del Nazareno, querían seguirlo a pie, en moto o corriendo. Pero los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana les cortaban el paso y solicitaban mantener la distancia.

Los organizadores pedían mantenerse en sus hogares. “Al Nazareno podrá verlo desde la seguridad de su casa. Evite salir y evite agruparse”, repetían por los parlantes.

La procesión tiene una duración de 10 horas, de acuerdo a la programación.

La salud entre las mayores peticiones

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