Representantes de la Unidad Educativa Nacional Esteban Gil Borges y vecinos de La Pastora, en Caracas, protestaron este jueves 26 de abril para exigir al Gobierno nacional que repare la escuela y sus estudiantes puedan volver a ver clases en las instalaciones.
Los 300 alumnos de preescolar y primaria de ese centro educativo fueron reubicados hace dos años a la U. E. N. República de Bolivia, en la misma parroquia, con la promesa de que se harían arreglos a la golpeada infraestructura, cuyas instalaciones recibieron el título de Bien de Interés Cultural, pero a la fecha las autoridades no han cumplido con las refacciones.
En 2017, los padres de los niños afectados trancaron la calle para reclamar que los trabajos nunca avanzaron y fue entonces cuando comenzaron la reparación del techo para evitar las filtraciones que deterioraron las paredes y la fachada. Luego, los trabajadores alegaron que no les pagaron más.

Ahora, la comunidad educativa teme el cierre de la escuela. Un mes atrás, la ingeniera Esmeralda Gámez, de la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (Fede), ente adscrito al Ministerio de Educación, dijo a los representantes que la casa ubicada en el Casco Histórico de La Pastora ya no está en condiciones para albergar niños y que, en cambio, podría ser utilizada “para instalar un café o un museo”.
Arraigo
“Yo estudié aquí toda la vida y ahora lo hacen mis hijos. Con la reparación nos cayeron a mentiras. Queremos que el ministro (de Educación) Elías Jaua tome acciones”, dijo a Efecto Cocuyo Yulimar Estay a la entrada de la escuela.

Agregó que desde que mandaron a los niños a U. E. N. República de Bolivia, ubicada frente a la casa del fallecido diputado Robert Serra, han pasado “las verdes y las maduras” porque el espacio no está adaptado para albergar a los alumnos de las dos escuelas.
“A los muchachos del Gil Borges les niegan el baño e incluso la comida si los otros estudiantes no tienen clase. Y tú sabes cómo es, a los tres días el muerto hiede, ya nos preguntan que cuándo nos vamos”, dijo.
Vicky Borjas, que tiene a su hija estudiando preescolar, comentó que cuando los niños comenzaron a ir al otro centro educativo recibieron clases en el patio e incluso en los pasillos. “Allá no hay dónde hacerle el acto a los niños que, por ejemplo, ahorita van a pasar a primer grado”, señaló.

“A la escuela nunca le metieron mano, igual que la parroquia que está muy deteriorada, aunque cuando viene el presidente (Nicolás Maduro) sí arreglan por donde pasa. Nosotros lo que queremos es que esta casa siga teniendo un fin educativo”, expresó otro padre que también estudió en su infancia en la Gil Borges.
Sin respuesta
Alexander Salazar y Arlenys Gómez, miembros del Consejo Educativo, mostraron a Efecto Cocuyo las distintas cartas que enviaron al ministro Jaua y las autoridades de Fede, para exigir una solución a esta problemática. También acudieron acudieron a la Defensoría del Pueblo, al Palacio de Miraflores y a la Vicepresidencia de la República. En ninguno caso obtuvieron respuesta.

Gómez señaló que antes de que iniciaran los trabajos en la sede de la escuela, construida entre 1918 y 1925, no se cumplió con la participación del Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) para dictar las pautas de cuáles materiales podían utilizarse para mantener el valor arquitectónico e histórico de la casa.
El proyecto gráfico Greetings from Caracas, que busca mostrar edificios icónicos de la ciudad, destacó en su cuenta de Instagram que la edificación fue de las primeras en emplear diversas técnicas de construcción.
“Es fiel ejemplo del eclecticismo caraqueño, que se evidencia a través de los detalles en sus herraduras, ventanas, cornisas y figuras orgánicas presentes en su fachada”, indicaron en una publicación de la red social.
Fotos: Iván Reyes