Migrantes venezolanos continúan atravesando la frontera con Colombia, la selva del Darién, el tren «La Bestia» y la frontera entre México y Estados Unidos, consideradas las rutas más peligrosas y mortales del continente entero, advirtieron el Centro de Justicia y Paz (Cepaz) y la Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos (Redac) este 7 de mayo.

En la presentación de su informe más reciente, las organizaciones aseguraron que las personas que migran lo hacen empujadas por la crisis humanitaria compleja que sigue afectando Venezuela.

«Estas rutas terminan siendo el último recurso para quienes están atravesando las consecuencias de la crisis», dijo Nicole Hernández, investigadora de Cepaz, este martes.

El informe indica que hay un descenso considerable del desplazamiento hacia países de Latinoamérica o El Caribe, mientras Estados Unidos se convierte en el destino de miles de hombres, mujeres y niños.

«Datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU revelan un incremento sustancial en el número de personas venezolanas que cruzan la frontera Sur Oeste de manera irregular, con un registro de 169.627 personas solo en los primeros meses del año fiscal 2024 . Esta cifra representa un aumento significativo en comparación con el año anterior, en donde este organismo registró durante todo el año fiscal 266.071», reza el estudio.

Los riesgos que enfrentan los migrantes

Durante la presentación de este 7 de mayo, los miembros de Cepaz y Redac mostraron algunos testimonios de víctimas de diferentes violaciones a derechos humanos en la travesía hacia Estados Unidos.

«Tuvimos acceso a testimonios de personas que fueron secuestradas por grupos irregulares en México, persona que sufrieron enfermedades estomacales por consumir agua del río (…), personas que perdieron uñas de los pies de tanto caminar, casos de infecciones en la piel, personas que perdieron extremidades por caer del tren La Bestia», explicó Hernández.

Los investigadores identificaron algunos de los desafíos más comunes para los migrantes en el tránsito. Estos se dividen en: riesgos físicos, al tener que atravesar terrenos peligrosos (desiertos, selvas, ríos, mares) y soportar condiciones climáticas extremas. Además las personas pueden resultar lesionadas o morir en el viaje. También se registran casos de trata, secuestro, robo, asalto y violencia física o sexual.

Otros obstáculos son los legales (irregularidades en el estatus migratorio, dificultades para solicitar asilo o refugio y cambios en las políticas migratorias de los países de tránsito y destino) o los desafíos socioeconómicos como explotación laboral o condiciones de trabajo precarias, difícil acceso a la educación o servicios básicos, discriminación y xenofobia.

Un camino desesperado

Hernández indicó que los migrantes y refugiados usualmente eligen las rutas peligrosas no solo por la desesperación por las condiciones extremas que viven en Venezuela, sino por las restricciones y limitaciones con las que se topan en países receptores de América Latina, como los requisitos de visa.

Asimismo, algunos no pueden pagar el pasaporte, que hoy en día asciende a los 200 dólares mientras el sueldo mínimo en el país equivale a 3,5 dólares (130 bolívares).

«A estas causas se le suman el engaño, la falta de información, y de opciones viables, seguras y legales, como elementos que condicionan a la población venezolana más vulnerable a transitar las rutas más peligrosas de América hasta llegar a Estados Unidos», apunta el informe.

Así, miles de personas pasan por la frontera entre Colombia y Venezuela, donde se topan con grupos de guerrilleros y narcotraficantes; atraviesan el la pantanosa selva conocida como Tapón del Darién, que se ha convertido en una tumba de migrantes, y suben a el tren “La Bestia» en México, caracterizado por los casos de accidentes fatales que terminan en amputaciones o muerte.

Finalmente deben pasar por la frontera mexicana con Estados Unidos, que se extiende a lo largo de 3.152 kilómetros, desde el noroeste de Tijuana hasta la desembocadura del Río Bravo en el Golfo de México.

«Cruzar por alguna de sus seis rutas principales implica asumir múltiples riesgos, incluyendo el tránsito por terrenos inhóspitos, zonas urbanas y desiertos impenetrables. La frontera entre estos dos países ha sido catalogada como la ruta terrestre más peligrosa del mundo», explica el informe.

Venezuela debe reconocer la crisis migratoria

Cristina Ciordia, coordinadora de incidencias de Cepaz, recordó que es necesario que el Estado venezolano reconozca que existe una grave crisis migratoria que se tiene que atender con urgencia.

«El primer paso en términos de que Venezuela asuma su responsabilidad para con la situación de las personas venezolanas migrantes y refugiadas, es el reconocimiento de que la crisis existe», dijo Ciordia.

Agregó que los países de tránsito también tienen responsabilidades, porque la movilidad y el asilos son considerados derechos humanos. Llamó a rechazar discursos de odio y discriminación, sobre todo en medios de comunicación.

Finalmente, el informe se refiere al papel de Estados Unidos como país receptor de migrantes venezolanos.

«Es primordial que Estados Unidos, como país de acogida, participe de la creación e implementación de los planes de respuesta regionales coordinados, alejándose de las políticas de externalización y cooperando con la región desde una perspectiva basada en derechos. La respuesta coordinada debe priorizar la distribución de información veraz y completa a las personas migrantes sobre sus derechos», puntualiza.

Consulta el informe completo en este enlace

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