El periodista y activista social Carlos Julio Rojas por fin vio a su madre después de dos días detenido. Las manos las tenía negras por el sucio y sus muñecas estaban marcadas por las esposas. Su boca estaba rota y los ojos los tenía apagados, sin embargo, no dijo que lo habían golpeado, la angustia se la guardó para sí, pero las marcas eran demasiado elocuentes. “Sabía que lo habían golpeado, una madre conoce a su hijo”, contó Sol Rojas, luchadora social y madre del primer periodista juzgado en un tribunal militar en Venezuela.

Ella conoce por experiencia propia, lo que vive un activista privado de libertad. Su hijo curó sus heridas después de haber sido torturada durante el segundo Gobierno de Rafael Caldera. “Mamá ahora te toca a ti luchar por mí”, dijo Rojas a su madre durante la breve visita en la sede de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en el Nuevo Circo (centro de Caracas) el pasado sábado 8 de julio.

“Fueron 7 minutos que lo vi, se sintieron como 7 horas”, narró Sol a Efecto Cocuyo este miércoles 12 de julio, luego de terminar una rueda de prensa, en donde autoridades del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), abogados de Carlos Julio y activistas por los derechos humanos, denunciaban el procedimiento irregular aplicado en contra del luchador social.

De comisaría en comisaria

El pasado jueves 6 de julio, vecinos de Sol le advirtieron que estaban deteniendo a su hijo, por lo que se trasladó hacia el lugar en donde ocurría el arresto a dos cuadras de su casa, en la parroquia La Candelaria. “Vi cómo le ponían una bolsa de tela negra y lo montaban en el transporte, luego escuché como uno de los policías le decía al otro, que por ese arresto le darían 30 días de permiso”, contó.

La madre vio cómo metían en un sobre el celular de Carlos Julio. “El ministro lo está pidiendo”, dijo uno de los funcionarios refiriéndose al titular del ministerio del Interior, Justicia y Paz, Nestor Reverol. Ella, se identificó como profesional del derecho, y los funcionarios le dijeron que sería trasladado hacia la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) del Helicoide.

Junto a su hija, Carla, se trasladó al lugar. Los funcionarios le dijeron que se encontraba allí, pero que no lo podían ver hasta el día siguiente. El viernes volvieron al Sebin, pero los funcionarios le dijeron que no estaba allí.

Carla reclamó, pidió que le dieran información de su hermano. Uno de los funcionarios le vio el teléfono y dijo que estaba tomando fotos, por lo que la rodearon y estuvieron a punto de arrestarla. “No sé qué hubiera hecho con dos de mis hijos detenidos”, dice Sol.

Al salir del lugar, una vecina la llamó y le dijo que su hijo estaba en un vehículo de transporte policial en la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) ubicada en Parque Carabobo.

Luego de trasladarse al sitio, preguntó si allí habían trasladado a su hijo. Los funcionarios estuvieron herméticos, le dijeron que para allí no lo habían trasladado. “Les dije que mi esposo era un exfuncionario del CICPC, estas rampas las utilizaba Carlos Julio para patinar. Le dije que fueran solidarios, que éramos los mismos. Funcionó. Por haber sido criado por ex comisario me dieron información”.

Un funcionario le dijo que había sido presentado allí, a la una de la mañana del viernes, pero que se lo habían llevado a otro sitio, “lo tienen escondido, vete para la PNB en Nuevo Circo, búscate a fulano, yo lo voy a llamar y le diré quién es él, pero eso sí, esto queda entre nosotros”, le dijo el efectivo que decidió ayudarla.

Cuando pudo hablar con su madre, el periodista le pidió que siguiera luchando, que le dijera al gremio de periodistas que se unieran, puesto que él, era el primero de otros comunicadores y luchadores sociales, que serían acusados de delitos militares.

Después del encuentro, no pudo verlo más, lo trasladaron a la sede de la PNB ubicada en Boleíta, “donde llevan a asesinos y vendedores de drogas, a lo peor”, señaló. Allí pidió una fe de vida y le pasaron una foto, de su hijo sentado en el piso, esposado.

Estuvo recluido en Boleíta hasta que el Juez militar determinó que permanecería detenido durante el juicio en la cárcel militar de Ramo Verde. Sol Rojas espera visitarlo, aunque no sabe si realmente fue trasladado al  lugar asignado para su reclusión.

Acoso de colectivos

La abogada Elenis Rodríguez, defensora del periodista, denunció en la rueda de prensa, que entre las personas que atestiguaron en contra de su defendido, se encuentra un miembro de un “colectivo” (grupos de civiles armados afectos al gobierno) al que Rojas denunció ante el Ministerio Público (MP)

Según su madre, esa persona, Armando José Díaz Zabala, amenazó públicamente a su hijo de muerte. “En la reconstrucción de la ofrenda a Bassil Da Costa, ese ‘colectivo’ amenazó con una botella rota a mi hijo”, contó; luego de ese incidente el hombre lo amenazaba a cada momento.

“Él no podía hacer cola en la panadería, porque llegaba el ‘colectivo’ con una pistola y le decía que lo iba a matar. En una oportunidad llegaron a la casa y le gritaron que lo asesinarían a él y a su hija. Creyeron que su sobrina era su hija”, relató la madre.

La formación de un luchador social

Sol Rojas trabajaba para Radio Caracas Televisión (RCTV) en 1984, mientras estaba embarazada de 8 meses de Carlos Julio. En ese tiempo llevaba una causa sobre unos desalojos. “En la audiencia le pedí al juez que suspendiera porque me sentía mal, el juez no me creyó, decía que yo quería postergar como parte de una estrategia, al punto, que me tomó del brazo y me haló. En el forcejeo se golpeó mi barriga contra una columna y allí, empecé a sangrar”.

La llevaron de emergencia a la clínica donde nació su hijo mayor, el 13 de septiembre de 1984. “Él es un defensor de los derechos humanos, porque desde el vientre intentaron violar los suyos” declaró.

De hecho, no es la primera vez que está preso. En 2015 fue detenido en el mercado Bicentenario en San Bernardino, mientras registraba con su teléfono la cola a las afuera del lugar y hablaba con los presentes sobre la situación de la escasez en el país. Después de la detención, estuvo bajo presentación ante el tribunal 35 de control del Área Metropolitana.

“Desde pequeño, Carlos Julio quería ser periodista y al mismo tiempo, estaba interesado en las luchas sociales. Lo de periodista empezó desde que estaba en 5to grado”, recordó Sol.

La madre de Carlos Julio Rojas contó que su hijo fundó un centro de estudiante en su primaria “hicimos una huelga y trancamos la avenida Urdaneta por los bajos sueldos de los maestros. A él lo pusieron a hablar como representante del Centro de Estudiantes de primaria”, rememora.

Sol explicó, que Carlos Julio la acompañaba en sus luchas sociales y que en ese tiempo empezó su intereses por la ayuda comunitaria. “Cuando fui detenida y torturada por la Policía Técnica Judicial (PTJ), por llevar el caso de los parasistemas ilegales durante el segundo Gobierno de Rafael Caldera, Carlos Julio me cuidó. Eso lo marcó”.

En la universidad, el activista perteneció a la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Actualmente es coordinador de la Asamblea de Ciudadanos de La Candelaria, con los que ha participado en manifestaciones opositoras, razón por la cual ha sido objeto de persecuciones por parte de afectos al Gobierno.

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