El “desorden” vacacional del que eran testigos los habitantes de Barlovento, Higuerote y Río Chico, en el estado Miranda, en años anteriores, esta temporada aún ni se asoma, pese a que desde hace veinte días, el 15 de julio, culminó el período regular de clases en las instituciones educativas. “Ya a esta fecha yo estaba cansado de tanta gente, solo esperaba que llegara septiembre para irme de vacaciones a Margarita“, manifestó Juan Palma, encargado de la posada La gran piscina de Juancho.

Palma ofrecía su posada de cinco habitaciones a grupos universitarios, familias enteras y turistas de todos los estados del país. “Se quedaban, además, en las carpas, en hamacas; no me alcanzaban los espacios”, recuerda, pero para su sorpresa, el fin de semana del sábado 30 y domingo 31 de julio, “no vino nadie”, aseguró.

Los paquetes vacacionales hacia lugares turísticos cercanos, que incluyen una visita hacia las haciendas de producción de cacao, esperan por los visitantes, que en su mayoría, según Palma, eran de GuatireGuarenas. “La gente llama, pregunta por el precio, pero no reserva”, explica el propietario, quien relata que en estas vacaciones las personas que visitan el sector pasan directo hacia los ríos. “Llevan todo lo que necesitan”.

A la posada Sol y Playa, ubicada en Higuerote, también “era normal que en temporada de vacaciones escolares se recibieran grupos de jóvenes recién graduados”, manifestó el propietario del lugar, Ramón Correa, quien aseguró que, al igual que a la posada de Juancho, “este fin de semana no vino nadie”.

Para Correa, las temporadas vacacionales este año han sido “drásticas”. Asegura que “la gente llama para reservar pero luego no confirma”. En el complejo vacacional, la clientela cayó en 90% este año, según Correa. El resto, “no utiliza el restaurante, sino que come pan con cualquier cosa y una botella de refresco“. Destacó que “eso nunca había pasado”.

Barlovento no escapaba de la baja afluencia de visitantes en los asuetos vacacionales. Roberto Paez, habitante del sector y propietario de una posada de doce habitaciones, asegura que por esos lados “ha venido muy poca gente por la situación económica del país y la inseguridad“. A su juicio, “la gente lo que está haciendo es cola para comprar comida”.

Esta situación también golpea a los establecimientos de comida de Barlovento. “Los restaurantes no garantizan comida”, afirma Paez.

Con 61 años viviendo en el lugar, conocido por sus playas y su amplia vegetación, señala que “para esta época del año, ya había gente recorriendo el pueblo”. Sin embargo, vivir con miedo y ser receptor de noticias de constantes robos, ha sido también causa de la ausencia de temporadistas.

Nelson Pérez tiene dos años y medio como trabajador de La posada de Dorita, ubicada en el sector la Peñita, en Higuerote, estado Miranda, y asegura que estas vacaciones escolares no son “ni la sombra del año pasado”.

Esta ausencia de turistas por la que están pasando estos parajes de turismo regularmente inundados de visitantes, también ha golpeado zonas como Vargas y la colonia Tovar.

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