Ya había caído la noche cuando la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ingresó a uno de los auditorios de la Universidad Metropolitana (Unimet) para conversar con los familiares de los presos políticos. El paraninfo, de dos pisos, estaba completamente lleno en el primer nivel. Más personas llenaron la primera fila del balcón.

Eran decenas y de todas las edades. Unos llegaron con la ONG Foro Penal, mientras que los otros con el equipo de Foro Libertad. Apenas llegó Bachelet junto con dos relatores, todos se abalanzaron sobre ella. Unos pedían libertad para los suyos, otros clamaban que se hiciera justicia.

“¡Por favor, pida por mi esposo!”, “¡Pida por mi papá!”, “¡Pida por la liberación de mi hijo!”, rogaba la gente.

La tarde y la noche de este jueves, 20 de junio, Bachelet sostuvo un encuentro con ONG y con familiares de las víctimas de violaciones de derechos humanos en la universidad ubicada en el este de Caracas. La reunión forma parte de la visita de tres días de la Alta Comisionada en territorio venezolano, que culmina este viernes 21 con unas declaraciones a la prensa desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar.

Desde las 4:30 pm, ONG, activistas y familiares de los presos políticos estuvieron en la Unimet a la espera de su turno para hablar con Bachelet.

El primer encuentro que se celebró fue con las ONG, en el que participaron unos 50 representantes de organizaciones que velan por el respeto y la defensa de los derechos humanos.

“Ya se había establecido quiénes iban a hablar porque la comisionada tenía muy poco tiempo, aproximadamente una hora. Esa decisión se hizo basada en los informes elaborados anteriormente y se buscó dar una panorámica de lo que ocurre en nuestro país”, dijo Laura Louza, directora de Acceso a la Justicia, a Efecto Cocuyo.

Louza aseguró que Bachelet fue, desde el principio, muy empática y comprensiva, y que durante los encuentros estuvo acompañada de Carlos de la Torre, uno de los representantes de su equipo que participó en la visita que hizo la misión técnica de la ONU en marzo de este año.

“Nos dijo que parte de su equipo se va a quedar en Venezuela y que se tiene previsto que el Alto Comisionado abra una oficina en el país a la larga”, detalló.

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El equipo de la ONG. Prepara Familia se reunió con la Alta Comisionada durante unos 30 minutos junto a las madres y los médicos del hospital pediátrico J.M. de los Ríos. Allí escuchó el testimonio de las mamás.Siendo pediatra, a Bachelet se le aguaron los ojos”, dijo Katherine Martínez, directora de la organización.

Minutos antes de reunirse con Prepara Familia, la representante de la ONU conversó un grupo de madres que estuvieron acompañadas por el Centro de Derechos Humanos de la Unimet. “Cuando nosotros entramos, Bachelet se estaba secando los ojos”, añadió la activista.

La última reunión fue con los familiares de los presos políticos y culminó cerca de las 10:40 pm del jueves.

“Yo estuve ahí y le dije a Bachelet que mi hermano (Vasco da Costa) había sido torturado y ahora estaba enfermo. Le pedí que viera que somos reales, aunque aquí dicen que no existimos. Que sepa que aquí sí existen los torturados y los familiares de todos ellos”, dijo Ana María da Costa, hermana de Vasco.

Solo seis personas del grupo, entre ellos Ana María, pudieron exponer sus casos ante Bachelet. La comisionada escuchó a todos con atención incluso a uno de los hijos de los 59 colombianos presos en La Yaguara. “Yo vengo a pedirle que suelten a mi papá y al papá de todos los demás que están aquí”, dijo el niño.

“Yo la vi a ella muy cargada por todos los testimonios que le tocó escuchar ese día. En el auditorio se sentía una carga de sufrimiento muy grande. La gente lloraba, se tiraba en el piso, estaban desesperadas por tanto dolor”, relató da Costa.

Añadió que Bachelet está familiarizada con los casos que estuvieron presentes. Sabía quiénes son los 59 colombianos, quién es Vasco da Costa, quién fue Fernando Albán, así como también lo que se había hecho en materia de documentación.

Al final Bachelet le dijo a las víctimas “estoy con ustedes” y les presentó a los dos comisionados que se quedarán en el país para seguir documentando las violaciones de derechos humanos que tengan lugar en Venezuela.

Pese a que sabe que las acciones de la Alta Comisionada no traerán resultados inmediatos, Da Costa siente que fue escuchada. “Antes nadie sabía que existíamos. Había que viajar a las audiencias, al exterior, para poder denunciar lo que pasaba. Ahora vienen para hablar con nosotros”, sentenció.

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