La tensión sigue creciendo en varias ciudades de Nicaragua en medio de denuncias de amenazas de nuevos ataques de las fuerzas del Gobierno y el alzamiento de más barricadas para repelerlos, en el marco de la crisis sociopolítica que comenzó el 18 de abril pasado y que a la fecha ha dejado al menos 320 muertos.

Ha aumentado la crispación luego de que la oposición convocara un nuevo paro nacional de 24 horas el próximo 13 de julio, con el objeto de exigir al presidente del país, Daniel Ortega, “respuesta sobre el adelanto de elecciones“, que han propuesto como salida a la crisis.

La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia anunció el pasado viernes, 6 de julio, la convocatoria a de una marcha para el 12 de julio en Managua, para pedir la salida de Ortega del poder, luego de que el Gobierno convocara el sábado pasado una “gran caminata por la paz y la seguridad”, para evitar la manifestación opositora.

“Hemos pensando en la seguridad de los cientos de nicaragüenses que nos acompañan y que hemos tomado las calles después de once años de secuestro de las libertades de nuestro país”, explicó el portavoz estudiantil Lester Alemán en una rueda de prensa.

Entre tanto, en Jinotega, al norte de Nicaragua, donde entre abril y junio pasados al menos 8 personas murieron por ataques adjudicados a fuerzas del Gobierno, los manifestantes “autoconvocados” volvieron a levantar barricadas para evitar nuevas acometidas de las “fuerzas combinadas” gubernamentales.

En Sébaco, otra ciudad del norte del país, los “autoconvocados” denunciaron esta mañana que simpatizantes del Gobierno marcaron las de algunas sus viviendas, y dijeron temer que sean incendiadas como ha ocurrido de Masaya, Managua, León y Matiguás.

En Masaya la tensión se extendió desde la noche del lunes, 9 de julio, debido a continuos tiroteos y el sobrevuelo de drones supuestamente del Gobierno, y un apagón que generó temor de un nuevo ataque armado que finalmente no ocurrió.

Masaya, declarada territorio libre “del dictador” por su comunidad indígena, está ahora mismo en máxima alerta, luego de que el Gobierno anunció el lunes su intención de realizar allí “el repliegue”, una de las fiestas más importantes del “sandinismo“, en una fecha que no fue revelada.

El “repliegue” consiste en una caminata encabezada por el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, desde Managua hasta Masaya.

Los nicaragüenses amanecieron con la resaca de la intensa jornada del lunes, cuando un grupo de paramilitares agredió al nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag, al cardenal Leopoldo Brenes, al obispo Silvio Báez, y a los sacerdotes Miguel Mántica y Edwin Román.

Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo iniciaron por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.

Con información de EFE

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