Toman temperatura con termómetros infrarrojo en China para monitorear el COVID-19
China aplica vigilancia tecnológica en tiempo real para amansar el COVID-19 (V)

En China las personas solo deben mirar su teléfono celular para saber si estuvieron en contacto con otra infectada por el COVID-19. La información se obtiene a través de una aplicación promovida por las autoridades del país donde surgió el nuevo coronavirus, el más poblado del mundo y el quinto con más número de muertos por la pandemia: 3.318 al 2 de abril. 

La herramienta, desarrollada por la Oficina General del Consejo de Estado, la Comisión Nacional de Salud y Corporaciones del Grupo de Tecnología Electrónica de China (CETC), se lanzó el 8 de febrero. Permite rastrear dónde están los ciudadanos en todo momento. “Las autoridades pueden saber, por ejemplo, cuándo y a qué hora usas el Metro. Si se confirma un contagio de una persona, es posible ubicar a quienes estuvieron en  contacto con ella. Así es mucho más eficiente el control de contagios”, explica el migrante venezolano Daniel Escalante, que reside en la ciudad de Lanzhou, en la provincia de Gansu

Similar a esta app han surgido otras variantes que utilizan los colores del semáforo (verde, amarillo y rojo) para evaluar si le dan paso o no a una persona a un restaurante, por ejemplo. Además, algunas compañías están actualizando sus softwares de reconocimiento facial -ya comúnmente usados en China- para rastrear personas con fiebre o que no cumplan con el uso de mascarillas

Metro China Covid-19
El teléfono celular es un artículo de primera necesidad y una herramienta clave para el control epidemiológico. Foto/EFE

Este tipo de medidas han sido cuestionadas por gobiernos como el de España, que las consideran violatorias de la privacidad de los ciudadanos. Sin embargo, las autoridades chinas aseguran que se trata de datos obtenidos con la autorización de los usuarios. “Muestra cómo la información puede usarse para hacer el bien”, dijo a la BBC Carolyn Bigg, abogada de la firma DLA Piper en Hong Kong. En todo caso, las medidas corresponden al necesario control epidemiológico recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Además, las autoridades instan a las personas sospechosas de haber contraído el virus a mantenerse en aislamiento domiciliario y realizan un  monitoreo de la medida vía telefónica. 

En un segundo nivel, más coercitivo, se han establecido sanciones penales para el que rehúse notificar síntomas, violar el aislamiento domiciliario o no usar las mascarillas en espacios públicos. La Fiscalía de Beijing informó que un portador asintomático fue encarcelado el 27 de marzo  por no reportar que estuvo en Wuhan y, además, por violar las reglas de cuarentena después de llegar a Beijing. Al hombre se le acusa de impedir la prevención y el control epidemiológico.

La cuarentena 

Pero antes de que estos mecanismos tecnológicos se pusieran en práctica, la suspensión de las fiestas del Año Nuevo Chino permitió verificar la magnitud del problema. No sería posible la movilización de millones de chinos para reunirse con familiares y amigos que usualmente ocurre durante la celebración tradicional más importante del país asiático.

El 23 de enero, tras cercar a Wuhan, la ciudad donde se originó el nuevo coronavirus en diciembre de 2019, las medidas de aislamiento fueron escalando progresivamente; primero al resto de la provincia de Hubei y luego a todo el país. Se suspendieron eventos multitudinarios, desplazamientos nacionales e internacionales y actividades industriales, comerciales, laborales y educativas. 

¨Peluquería China COVID-19
En Wuhan, donde surgió el nuevo coronavirus, intentan recuperar la normalidad. Foto/EFE

Daniel Escalante, docente de profesión, recuerda que para febrero en su localidad -así como en otras provincias del país- se implementó una norma, según la cual cada familia debía elegir a un único miembro que sería el autorizado para a salir a la calle, un par de días por semana, para comprar comida y medicinas. Esto parte de las estrategias para evitar la aglomeración de personas en los espacios públicos. 

Él tuvo que tramitar esa autorización en la oficina de administración de su edificio.  “Es un carnet que te piden las autoridades”, precisó. Además, de cinco accesos que tiene el conjunto residencial donde vive solo dejaron abierto uno para tener más control de quienes ingresaban. 

Cada vez que alguien entraba o salía, un funcionario de seguridad les apuntaba con un termómetro infrarrojo en la frente para descartar fiebre, uno de los síntomas del COVID-19. El procedimiento también se aplica en las entradas de los supermercados, del Metro y de las oficinas públicas. 

Escalante destaca que “la gente se apegó a la cuarentena… fueron obedientes desde el principio, se resguardaron y eso fue clave”. 

Hasta la venta de alcohol se suspendió en algunos sectores “para evitar que la gente se estuviera juntando”, narra el venezolano Miguel Reimi, a quien le impresiona ver cómo las calles de Hong Kong se vaciaron de turistas. Aún así, aclara, en esa ciudad el transporte público no se paró por completo; solo se desaceleró. En paralelo las compras por Internet se triplicaron. 

“Enfrentados a un virus desconocido, China ha desarrollado el que quizá sea el esfuerzo de contención más ambicioso, ágil y agresivo de la historia”, señaló la OMS en un informe elaborado por un equipo de 25 expertos internacionales enviados a China en una misión conjunta, entre el 10 y el 24 de febrero.

Pruebas y detección de casos

El confinamiento de los ciudadanos, sin embargo, solo era un paso. El 27 de enero, cuando cuando sumaban 2.744 casos confirmados de neumonía por la infección y 80 muertos, el Gobierno chino autorizó el uso de cuatro productos para la detección del nuevo coronavirus, aprobados por la Administración Nacional de Productos Médicos. De esta manera, se aceleraría el proceso de diagnóstico, reseñó la agencia de noticias Xinhua en Español.

Un mes después, la viceprimera ministra china, Sun Chunlan, pedía realizar más exámenes. Estos se aplican a las personas con síntomas que hayan estado en contacto con un caso confirmado o sospechoso de COVID-19. En Wuhan también practicaron el diagnóstico clínico (sin necesidad de hacer los test) en pacientes de mayor gravedad. 

El gobierno chino ha sumado esfuerzos para el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19. Foto/EFE

La OMS ha repetido como mantra la importancia de la detección temprana de los casos y de hacer la mayor cantidad de pruebas posibles para tener claro el alcance de la epidemia. Sin embargo el 11 de febrero el Gobierno chino señaló que excluían de sus estadísticas a las personas que dieron positivo al SARS-CoV-2 pero eran asintomáticos. 

Este 1° de abril, indicaron que sí contarán este tipo de casos en sus registros, esto como parte de las estrategias para prevenir un posible rebote de la epidemia, en especial por casos importados

Seguridad y hospitales exprés

La OMS también ha sido enfática en  la necesidad de garantizar la protección de quienes están en la primera línea de combate contra el coronavirus: el personal de salud. Para el 9 de febrero la Comisión Nacional de Salud de China reveló que la producción de los materiales de seguridad no se correspondía con la demanda, por lo que emitió unas directrices para su “uso razonable”.  

La Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo del país también reconoció las carencias y prometió ayudas financieras a los fabricantes de estos insumos, facilidades para las licencias, adquisición de materias primas y reajuste de instalaciones. 

A finales de marzo, Maru, un artista local de Yuen Long al sureste de Hong Kong, tenía otra percepción: “médicos y enfermeras sienten la presión y el Gobierno no les da suficiente apoyo en cuanto a recursos, suficientes equipos de protección, sin contar con que trabajan horas extras y no se les paga por ello”.

Hospital Wuhan
En tiempo récord, China ha construido hospitales para atender la contingencia. Foto/EFE

Otra tarea que la OMS ha planteado en sus protocolos es la de garantizar las mejores condiciones para el aislamiento hospitalario y prevenir el hacinamiento. Desde finales de enero, las autoridades trasladaron a cientos de médicos de otras regiones a Wuhan y enviaron equipos de oxigenación para los casos críticos de COVID-19. 

En febrero Wuhan construyó dos hospitales para atender a los enfermos por coronavirus en tiempo récord. El Hospital Huoshenshan (Montaña del Dios del Fuego) con 1.000 camas se levantó en diez días. Un segundo centro de salud, con 1.600 camas (el Leishenshan), se entregó el 5 de febrero, a 12 días de iniciar la construcción. 

7.000 personas, 10 días, 1.000 camas. Haz clic para conocer Huoshenshan, un hospital provisional en Wuhan para tratar especialmente a los pacientes de COVID-19 pic.twitter.com/WgPGoAfE6e

— China Xinhua Español (@XHespanol) March 20, 2020

Un funcionario de la OMS aplaudió también la capacidad del hospital para atender pacientes graves o con poca afectación en un sitio donde pueden ser tratados adecuadamente, lo que también protegerá a sus comunidades de posibles infecciones.

Recuperación económica 

El coronavirus golpeó fuertemente a la segunda economía más grande del mundo. Las medidas de distanciamiento social obligaron a paralizar por varias semanas las principales industrias y, por ende, la producción. Ante estas circunstancias la OMS recomienda aplicar medidas de protección para los trabajadores, y mitigar los efectos de la crisis. 

La municipalidad suroccidental china de Chongqing, por ejemplo, implementó 20 medidas para apoyar a las pequeñas y medianas empresas afectadas por el brote, principalmente para “reducir sus cargas en préstamos, alquileres y pagos de seguridad social”, reseñó la Televisión Central de China (CCTV) en Español.

Un boletín publicado el 6 de marzo en la página de la Comisión Nacional de Salud, advierte que el grupo líder de respuesta al COVID-19 exigíal pago oportuno y completo de fondos de ayuda, subsidios de bienestar social y apoyo temporal de precios, así como también para personas en situación de pobreza. 

Un par de días después, el New York Times describió cómo las personas con discapacidad, junto a los adultos mayores y migrantes, están entre las más afectadas durante esta crisis en China. El reportaje cita el caso de un joven de 16 años con parálisis cerebral que vivía en pueblo de la provincia de Hubei y murió de hambre días después de que su padre fuera llevado a un hospital tras dar positivo para COVID-19. 

El suceso alimenta el reclamo la Relatora Especial de sobre los Derechos de Personas con Discapacidad de la ONU, Catalina Devandas, quien manifestó el 17 de marzo que “poco se ha hecho para proporcionar la orientación y los apoyos necesarios a las personas con discapacidad para protegerlas durante la actual pandemia del COVID-19, aun cuando muchas de ellas pertenecen al grupo de alto riesgo”. 

Las autoridades chinas aseguran que la economía estaba “recobrando la normalidad” y que para el 18 de marzo el 90% de las principales empresas industriales fuera de Hubei ya han reactivado operaciones. 

Wuhan desolada
Aún falta mucho para recuperar la normalidad. Foto/EFE

Aún así el presidente chino, Xi Jinping, ha insistido en la necesidad de no bajar la guardia y, sobre todo, controlar a los casos importados que llegan al país. En ese sentido, a finales de marzo se fortalecieron las restricciones de viajes y de vigilancia de los viajeros, a través de la habilitación de hoteles para que puedan pasar un período de aislamiento hasta confirmar o descartar que hayan contraído el virus. 

Aún reposa en la memoria colectiva la muerte del médico Li Wenliang, uno de los primeros en advertir sobre la aparición de un nuevo coronavirus y que fue silenciado por las autoridades; un repudiable acto de censura que  va en contra de las directrices de las Naciones Unidas para afrontar la pandemia. 

Al 31 de marzo se reportaron 36 nuevos casos de infecciones confirmadas (35 casos importados y el caso de un indígena en la provincia de Guangdong), 26 nuevos casos de sospecha de infecciones (todos importados) y 7 muertes (6 en la provincia de Hubei y 1 en el municipio de Shanghai). 186 pacientes fueron dados de alta hospitalaria  después de ser curados y 1.418 personas que habían tenido contacto cercano con pacientes infectados fueron liberados de la observación médica. 

Las experiencias han sido miles y diversas, pero hay quienes aún en la adversidad encuentran belleza, como Maru, el bailarín chino de la ciudad de Yuen Long: “La gente solo sale de sus casas usando mascarillas, así que hay muchos ojos hermosos flotando en las calles”.

Chino con perro
En Wuhan, donde comenzó todo, persisten las medidas de distanciamiento social. Foto/EFE